Juan Martín del Potro: “Ojalá este pueda ser el mejor año de mi carrera”

El tandilense llegó a la Argentina y habló de sus sensaciones tras la final del US Open. "Tengo 30 años y estoy más sensible", comentó.

Juan Martín del Potro: “Ojalá este pueda ser el mejor año de mi carrera”
Juan Martín del Potro: “Ojalá este pueda ser el mejor año de mi carrera”

Por un instante, se puso en la piel afelpada de la pelotita. En una suerte de tubo presurizado, pero con alas y bastante más grande, llegó en el vuelo 953 de American Airlines que aterrizó en el aeropuerto Ministro Pistarini de Ezeiza, a las 9.26 de la mañana. De inmediato, como si saliera del vestuario del Arthur Ashe neoyorquino, comenzó el peloteo.

De un lado al otro. Ida y vuelta, con brevísimas pausas. Dos sillones de un cuerpo por un lado y uno de dos, junto a otro más pequeño, en el extremo opuesto. Su encargado de prensa, Jorge Viale, tomaba el tiempo y hacía pasar a los periodistas por turno. Del vidrio opaco hacia afuera del Salón VIP ubicado en el auditorio Malvinas Argentinas, unas 40 personas -entre cronistas, camarógrafos, auxiliares y fotógrafos- aguardaban ese instante íntimo con Juan Martín Del Potro, el hombre más buscado del deporte argentino por estas horas.

Entonces, a la hora indicada, y mientras en las afueras de la terminal C se agrupaban algunos curiosos que se marcharían luego con desazón, al enterarse de que no se lo podría ver -esa terminal tiene salida directa desde la pista- llegó la señal. Chomba oscura de la marca que lo viste y una sonrisa cansada pero amable, Delpo se acomodó en el rincón del mullido sofá para conversar luego de la final del US Open que perdió con Novak Djokovic, en la que fue su primera definición de Grand Slam en nueve años.

Llegar al último día en el Abierto estadounidense cerró un círculo casi perfecto. Desde su regreso con gloria en 2016, que incluyó una medalla de plata olímpica y una inédita Copa Davis, el número 4 del ranking se instaló entre los principales actores del circuito. Sin embargo, desde setiembre del año pasado construyó un calendario con enormes resultados, varios títulos -entre los que estuvo Indian Wells, su primer Masters 1000-, triunfos ante los mejores del mundo y dos semifinales y una final en cinco de los grandes. No parece una mera coincidencia que lo lograra a partir de sumar un entrenador fijo (Sebastián Prieto) y de comenzar a trabajar con un psicólogo (Juan José Grande) de forma estable.

“Creo que he tenido un año en el que evolucioné en muchos aspectos -reconoció Del Potro-: la parte humana, la tenística, la mental y psicológica. Y pienso que todo eso hizo que hoy me encuentre en este nivel para poder demostrar en la cancha todo mi potencial. Ha sido un año espectacular, ojalá que lo pueda coronar como mi mejor temporada si me sigue yendo bien en los próximos meses. Estoy muy contento por todo esto, porque es como que me había olvidado de lo que era sentir estas cosas, sobre todo en la época de lesiones, así que me da felicidad”.

Juan Martín se encontró con el éxito demasiado pronto en su carrera. Apenas 20 años tenía cuando chocó de frente con el hecho de haber vencido a una leyenda como Roger Federer en la final de Flushing Meadows 2009. Entre el cimbronazo que significó ese cambio radical en su estatus y las lesiones en los años que sobrevinieron, pasarla bien en una cancha se volvió casi imposible. A la distancia, de todos modos, el tenista encuentra el lado positivo:  “Eso, más allá de que fue muy triste y malo para mí, fue lo que me hizo dar cuenta de que uno tiene que tratar de disfrutar más todo. En la vida, en lo que uno hace”.

Y se permite exteriorizar las emociones, tal como el último domingo, cuando rompió en llanto por haber quedado tan cerca de la gran conquista, o como en Río de Janeiro o Zagreb, tierras de sus grandes últimos logros. "Hoy tengo casi 30 años y estoy un poco más sensible -reconoce-. Ahora disfruto ganar un partido, pero también jugar al tenis, estas cosas, lo que me pasa afuera de la cancha. En estos momentos de mi vida todo viene cada vez mejor, el tenis me sigue sorprendiendo para bien, con cosas positivas, así que son muy pocos los malos momentos que estoy teniendo, sobre todo en este año a nivel tenístico, y eso me da tranquilidad".

Apenas terminó de jugar en el cemento norteamericano, a Delpo le preguntaron dónde ponía la mira en el futuro inmediato. Y él, lejos de plantearse trepar más escalones en el ranking o clasificarse y ganar el Masters de Londres, puso el freno y prefirió "ver cómo se dan las cosas". Es casi un modus vivendi que adoptó luego de tantas frustraciones. "Yo creo que estas cosas me sorprenden y me hacen muy feliz porque muchas veces ni me las planteo -asegura-. Así las tomé en los últimos meses de lo que va del año y así lo disfruto mucho más; no siento una presión extra de tener que demostrar en cada torneo lo que tengo para dar. Si llegan los resultados, mejor, y si no, para mí jugar al tenis es un privilegio después de todo lo que pasé".

¿Cuántas veces se ha visto a grandes atletas pedir que no se los juzgue porque “no son ni deben ser” ejemplos de nadie? El tandilense, dueño de un afecto pocas veces visto de parte del fervoroso público del US Open, también fue consultado por su condición de “ídolo”. Y se despegó de tal etiqueta, haciendo hincapié en un solo aspecto de su trascendencia popular: el ser un ejemplo para los más chicos, algo de lo que muchos deportistas reniegan.

“Trato de que me salga lo más natural posible. Es cierto que sólo hago mi trabajo lo mejor que puedo y también soy consciente de que hay muchos chicos que juegan al tenis o a otro deporte, o que van al colegio y que me pueden poner como referente. Entonces, hay un montón de mensajes que yo puedo dar desde adentro y afuera de la cancha y con eso trato de ser prudente, tranquilo y un buen ejemplo para esos nenes que se puedan reflejar en mí, porque yo también fui chico y siempre buscaba una figura a la que admirar, imitar o copiar. Creo que uno tiene que tener los pies sobre la tierra y ser consciente de eso".

Entre las figuras que él mismo miraba mientras crecía destaca a “varios tenistas de Tandil” y a Palermo. “Más allá de la amistad que tenemos, él para mí fue un ejemplo del nunca darse por vencido, de no bajar los brazos”.

Aunque Del Potro también comparte a diario circuito con tres tipos que son referentes y también historia viva, como Federer, Nadal y el propio Djokovic. Entre ellos siempre hay elogiosos intercambios, en público y en privado. Como en la noche de Nueva York, en la que el serbio se acercó a consolarlo tras vencerlo y le dijo: “Sos un gran campeón, tenés que estar orgulloso y disfrutar esto, porque también es una inspiración que estés acá conmigo”.

¿Cómo son cuando no se enfrentan? “La relación es muy buena. Normalmente hablamos mucho más cuando nos vemos y tenemos charlas muy lindas en persona, más que por teléfono. Nuestra vida es muy competitiva y aunque somos amigos, también somos rivales; cada uno tiene su propio equipo y se maneja en ese círculo para no dar ventajas en nada”.

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