Juan Ignacio Vedia es otra conmovedora historia que muestra la dura realidad de un deporte como el boxeo donde generalmente conviven el hambre y la pobreza, la necesidad y la miseria, la ingratitud y el olvido.
El testimonio del popular ‘Topo’, así llamado por su particular estilo de que atacaba con el cuerpo encorvado y la cabeza gacha, como si lo hiciera a ciegas, tenaz y porfiado, confiado y dominante, muy seguro de sus propias fuerzas, es el perfecto retrato de un pugilista que se hizo desde abajo y que encontró en el recio deporte de los puños una respuesta a una difícil y dura infancia en un hogar numeroso y de muchas bocas para alimentar.
Juan fue el penúltimo de 11 hermanos, hijos de dos madres distintas, que quedaron huérfanos en plena juventud y adolescencia, nacidos y criados en las cercanías de Los Cerrillos, en Villa Dolores (Córdoba): Narciso, Eloy, Josefa, Pedro Roberto, Blanca, Alita, Ramón Antonio (también fue boxeador pero a nivel amateur), Juana, Cruz Alejandro, Juan Ignacio y Hugo Ramón.
Se recuerda que como boxeador avanzaba de un modo permanente, que se plantaba en el centro del ring y que era un peleador inteligente, cerebral, “muy pensante” como se describe a sí mismo en la charla con Más Deportes en el momento de hacer un repaso de su larga y exitosa trayectoria.
En la década del ‘70 fue una de las grandes joyas del Mocoroa Boxing Club, donde entre otros, sobresalían referentes del nivel y del prestigio de Nicolino Locche, Juan ‘Mendoza’ Aguilar, Carlos Aro, Miguelito García, Roberto ‘Manopla’ Sosa, Jorge ‘Aconcagua’ Ahumada y Pedro ‘Perico’ Agüero modelados por aquel maestro del boxeo para la paz que fue Francisco ‘Paco’ Bermúdez y que hizo un arte de la defensa.
Vedia se movía con astucia, sigiloso, sanguíneo y vertical, nunca rehuía la lucha en el cuerpo a cuerpo o en la media distancia y cuando encontraba un resquicio sacaba sus golpes veloces y potentes con los que maduraba el KO para el delirio del público en aquellas noches de brillo y esplendor de los viernes en un ‘Pascual Pérez’ colmado.
Según su relato, el papá, Crispín Eloy, que fue un perseguido político en los ‘50 por ser gremialista en el rubro de la madera, buscó refugio en Mendoza luego de vivir en La Rioja y San Juan, donde lo dieron por muerto, hasta que en 1961 prescribió la causa y pudo desarrollar una vida normal.
Juan quedó huérfano a los 9 años en 1959, cuando perdió a su mamá, María Esther Morán, y a los 16 años falleció su padre.
“Al igual que mis hermanos varones salí a caminar la calle, a golpear puertas y buscar trabajo, por lo que aprendí varios oficios en distintos empleos. Teníamos que sobrevivir y al final del día juntábamos las monedas que nos permitían tener un techo digno y un plato de comida. Salí a vender diarios, aprendí el trabajo de chapista y más tarde conseguí empleo en una tintorería".
"Me ganaba la vida honradamente y ayudaba a mi familia que tanto lo necesitaba porque nos habíamos quedado solos. A los 4 años no sabía lo que era, pero me llamaba la atención que dos hombres se golpearan con violencia en el centro de un cuadrilátero, rodeados de gente que celebraba cuando alguno caía. Vivíamos en Panquehua y como quería aprender a boxear para defenderme de los chicos que me pegaban en la escuela, con pantalones viejos que cortaba a la altura de las piernas, fabricaba una bolsa que me servía para tirar golpes”.
Y agrega: “A los 12 años con la idea de mejorar mi cuerpo, empecé a ir al Mocoroa Boxing Club donde pasé por distintas categorías: mosca, gallo, pluma, liviano junior, liviano y welter junior. En el campo amateur fui campeón mendocino en varias categorías y argentino pluma y clasifiqué tercero en el Latinoamericano de Ecuador. Como profesional también fui campeón mendocino (gallo, liviano junior, liviano y Welter junior) y aunque fui el N°1 del ranking en varias divisiones, nunca tuve la oportunidad de combatir por el título argentino”.
Profesional
El periodista deportivo Alfredo Pedro Alegre, de Proyectos Especiales de la Editorial Atlántida en Buenos Aires, gran admirador del boxeo mendocino de los ’60 y ’70, proporcionó la estadística oficial de la campaña del ‘Topo’ Vedia como profesional, entre el 08-05-70 (venció por puntos a Fernando Ocampo) al 19-08-77 (perdió por KO con Roberto Alfaro). Con el dato de que tres de sus primeros cuatro combates fueron ante Ocampo. Sobre un total de 36 combates ganó 27 (21 por KO), empató 2 y perdió 7 (2 por KO).
Alegre evocó además el espectacular debut de Vedia en el Luna Park, el 03-11-71, cuando demolió por KO en el 6to. round al ex campeón argentino gallo, Miguel Ángel Botta, en la época que Canal 13 transmitía las peleas de los sábados con los relatos de Ricardo Arias y los comentarios de Norberto Longo.
Nuestro colega recordó también la sensacional victoria del 26-04-72 cuando en el mismo escenario de Corrientes y Bouchard aplastó en liviano junior por KO en el 4to. asalto al correntino Venancio González, que subía al ring como Venán Zalez. En esa oportunidad el ‘Topo’ fue tapa de KO Mundial, la revista de boxeo que aparecía quincenalmente y que dirigía Carlos Irusta poco antes de su incorporación a la revista El Gráfico.
“Con un Verdadero ‘Cañonazo’ Vedia Puso KO a Venancio González” fue el título de esa publicación que destacó en su comentario: “Hacía mucho tiempo que no veíamos un KO tan contundente como el que le propinó el pupilo de ‘Paco’ Bermúdez al guapo Venancio González. Apenas habían transcurrido 40 segundos del cuarto round cuando Vedia llegó con una izquierda abajo y un gancho de derecha que se incrustó en el mentón de Venancio quien se desplomó de manera espectacular. Fue un nocaut demoledor por la limpieza y justeza del impacto del que afortunadamente el correntino se recuperó tambaleante recibiendo la cuenta de pie, inconsciente y temblorosas sus piernas, groggy pero afortunadamente fuera de peligro. Es dudable que estamos en presencia de un elemento nuevo entre los livianos que habrá de consagrarse en este 1972”.
También Cherquis Bialo, que en esa época firmaba sus comentarios como Robinson en El Gráfico, elogió a Vedia luego de su pelea (26-07-75) en el Luna Park, pese a ser derrotado por Hugo Gutiérrez. Escribió Cherquis: “El precio del triunfo de Gutiérrez por puntos en el combate más espectacular de la temporada fue muy alto. Demasiado. Terminó con el ojo derecho inflamado, el tabique nasal congestionado y tres situaciones adversas que lo dejaron al paso del KO en un enfrentamiento áspero, agresivo y vibrante”.
Vedia recordó la reacción de la gente esa noche: “Lo tuve tres veces para el KO, lo castigué duró y lastimé en la cara. Pero los jurados me dieron perdedor por puntos. Fue un fallo tan increíble que provocó la reacción de los aficionados que rompieron butacas indignados con el fallo”.
Se recuerda también que perdió su invicto con el chaqueño Oscar Duarte, el 17-05-72 por puntos en el Luna, al que le había ganado en Mendoza por abandono el 01-10-71. El ‘Topo’ se consagró en tiempos de grandes exponentes argentinos: Víctor Echegaray, Julio Campagna, Duarte, González, José Smecca, Miguelito García, Carlos Aro, Pedro Agüero, Juan Domingo Corradi; Luis Romo, Hugo Bidyerán, Raúl Venerdini, Gutiérrez, Carlos Giménez, Juan J. Giménez, Manuel Llanos, Kid Pasqualito, Nicolás Arkuszyn, Ramón La Cruz y tantos más.