Juan Goytisolo, un puente entre culturas

El escritor español de 83 años, que en 1957 se autoexilió de su país para no volver nunca más y hoy está radicado en Marruecos, ganó ayer el premio más importante de las letras hispanas.

Juan Goytisolo, un puente entre culturas
Juan Goytisolo, un puente entre culturas

Con una heterodoxa producción integrada por más de 50 títulos entre los que se destacan "Fin de fiesta" y "Señas de identidad", el escritor español Juan Goytisolo obtuvo ayer el Premio Cervantes 2014, un reconocimiento que sella el aporte a la lengua española realizado por este hombre que se transformó en emblema de la incorrección política y a la vez en un interlocutor entre la cultura europea y la islámica.

“Cuando me conceden un premio, dudo de mí mismo. Cuando me declaran persona non grata, sé que tengo razón”. Lo viene diciendo desde hace varios años el flamante ganador del Premio Cervantes, una voz siempre crítica que no se ha privado de expresar su desdén hacia las distinciones y que incluso fijó su postura ante la posibilidad de recibir el máximo galardón de las letras españolas, el mismo que se le acaba de conceder: “A mi edad ningún premio hace ilusión, son para gente joven”.

No se sabe cómo habrá repercutido finalmente la noticia del premio, que lo sorprende lejos de España, en la ciudad marroquí de Marrakech, donde se instaló en 1996 a poco de la muerte de su esposa, la novelista francesa Monique Lange. Allí lo llamó ayer el ministro de Cultura español, José Ignacio Wert, para comunicarle que era el nuevo Premio Cervantes, por “su capacidad indagatoria en el lenguaje y propuestas estilísticas complejas desarrolladas en diversos géneros literarios”.

No es casual que Goytisolo haya elegido Marruecos como su país de residencia: defensor del mundo árabe y de los puentes con Latinoamérica, toda su obra tiende puentes hacia la cultura islámica, de hecho otro de los fundamentos del fallo que le concedió el Cervantes pondera "su voluntad de integrar las dos orillas, a la tradición heterodoxa española y su apuesta permanente por el diálogo intercultural".

La literatura de Goytisolo es en cierto modo deudora de la guerra civil española (1936-1939) en tanto recupera parte de sus reivindicaciones sociales y adiciona la preocupación por el lenguaje y la reflexión filosófica, una trama que se despliega laboriosamente en los 60 años que contabiliza como escritor.

El camino literario

Goytisolo nació en Barcelona hace 83 años, el 6 de enero de 1931, en una familia signada por las letras: su hermano mayor fue el poeta José Agustín Goytisolo (1928-1999) y su hermano menor el también novelista Luis Goytisolo (1935). A los tres los marcó a fuego la muerte de su madre durante un bombardeo del bando franquista sobre Barcelona en plena guerra civil. Ese episodio fue también el germen de un ferviente antifranquismo que lo empujó a exiliarse en 1957, cuando trabajó como asesor literario de la editorial Gallimard mientras terminaba su trilogía "El mañana efímero" y escribía obras como "La chanca".

El escritor debutó en la literatura hace exactamente 60 años con la novela "Juegos de manos", sobre un grupo de jóvenes procedentes de familias acomodadas que se embarca en actividades delictivas en la inmediata posguerra.

Recién había cumplido los 22, pero llevaba tiempo dedicado a escribir. Esta primera etapa literaria está en sintonía con el realismo social de la época y su postura antiburguesa, con obras como "Duelo en el paraíso" (1955), la trilogía formada por "El circo" (1947), "Fiestas" (1958) y "La resaca" (1958), así como "Problemas de la novela" (1959) y "Campos de Níjar" (1960). Más adelante Goytisolo se inclinará por una faceta más experimental, donde aplica técnicas de la novela moderna: el viraje comienza con "Señas de identidad" (1966) y continúa con las otras dos novelas que le siguen: "Reivindicación del conde don Julián" (1970) y "Juan sin tierra" (1975).

En 2008, el escritor publicó su última novela, "El exiliado de aquí y de allá" y desde entonces no ha dado señales de que vaya a haber otra: "No creo que vuelva a escribir una novela; si uno no tiene nada que decir, se calla", sostuvo en 2010.

Entre París y Marrakech

Asiduo crítico con Occidente, Goytisolo suele defender en artículos y ensayos el diálogo cultural con el mundo árabe, pero también se destaca su compromiso con los derechos humanos y el Tercer Mundo en textos que funcionan además como teoría narrativa y biográfica de un heterodoxo que dice serlo a pesar suyo.

Desde los 80, el escritor alterna las estancias entre París y Marraquech, la ciudad en la que se instaló definitivamente en 1996 y a la que dedicó la novela "Makbara" (1980), a la que le seguirían obras como "Paisajes después de la batalla", "Las virtudes del pájaro solitario", "La saga de los Marx", "El sitio de los sitios" o "Telón de boca", escritas desde un registro que mezcla voces y tiempos en un collage en el que unos versos del Arcipreste de Hita logran convivir con la evolución de la izquierda tras la caída del Muro de Berlín, la guerra de los Balcanes o el carácter poliédrico del mundo árabe.

Cultor de una vida nómade que también echa raíces en su literatura -que se ramifica en una multiplicidad de géneros y formatos que van desde el ensayo, la narrativa y el reportaje hasta la literatura de viajes o las memorias- Goytisolo también se instaló unos años en los Estados Unidos, donde impartió clases como profesor de Literatura en las Universidades de California, Boston y Nueva York entre 1969 y 1975.

Entre 1985 y 1986 Goytisolo publicó los dos volúmenes de sus memorias: "Coto vedado" y "En los reinos de taifa", un cruento recorrido por su infancia, un testimonio de su compromiso antifranquista y a la vez un minucioso relato sobre la conflictiva asunción de su homosexualidad, paralela a su cambio de registro literario.

El Nobel de la literatura española

El Premio Cervantes, que rinde público testimonio de "admiración a quien con el conjunto de su obra haya contribuido a engrandecer el legado histórico del idioma" y está dotado con 125.000 euros (154.814 dólares), ha sido fallado por un jurado presidido por José Manuel Caballero Bonald e integrado, entre otros, por la escritora mexicana Elena Poniatowska. "Es a veces tan auténtico como la duquesa de

Alba", bromeó ayer la escritora mexicana, que ha rememorado una visita que hizo con Goytisolo a unas pirámides de México y tras la que el premiado le comentó: "Es más difícil subir a las pirámides que una noche de amor".

Con este fallo se ha cumplido de nuevo la tradición no escrita que reparte alternativamente el galardón entre Latinoamérica y España, después de que en 2013 lo ganara la citada Poniatowska.

Goytisolo ya ha sido reconocido previamente con el Nacional de las Letras, el Premio Formentor, el Europalia de Literatura, el Octavio Paz, el Juan Rulfo de Guadalajara (México); el Rachid Mimumi de París a la tolerancia y a la libertad, y el Nelly-Sachs (Dortmund, Alemania, 1993), entre otros.

El Cervantes es considerado el Nobel de las letras en español y lo han ganado figuras como el Nobel de literatura Mario Vargas Llosa, Alejo Carpentier, Jorge Luis Borges, Camilo José Cela y Álvaro Mutis, entre otros.

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