Fue el primer ciudadano extranjero que obtuvo la ciudadanía argentina. Aquel español recibió este gran privilegio en febrero de 1818, por orden del Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón y por sugerencia del General José de San Martín al evaluar los grandes servicios que prestó durante la campaña.
El sello de un nombre
Juan Francisco Cobo y Azcona nació en Cantabria (España) y fue bautizado el 27 de octubre de 1755, en un pequeño pueblo llamado Secadura, en el municipio de Voto.
Con 15 años de edad, partió hacia América del Sur y se radicó en Santiago de Chile. Más tarde cruzó la cordillera y se estableció en Mendoza. Aquí se desempeñó como funcionario público y llegó a obtener el cargo de alcalde. También participó como notario eclesiástico, profesión que ejerció durante más de 10 años.
Alameda de Cobo
El 8 de mayo de 1808 llegó a nuestra provincia la contestación del virrey Liniers en la que aprobaba la construcción de la obra. Sugería que los vecinos no tenían la obligación de sufragar los costos; propuso la contribución voluntaria. La mano de obra sería aportada por los presos, para abaratar el proyecto.
Al saber que la máxima autoridad del virreinato del Río de la Plata daba el visto bueno para el comienzo de la obra, los alcaldes se reunieron en la Sala Capitular del Cabildo, el 13 de agosto de 1808.
La reunión tuvo como objetivo principal el tratamiento del paseo público y el mejoramiento de las veredas por parte de los vecinos. Se estableció que, si no cumplían con estas exigencias, se los castigaría con una multa. En la reunión ee decidió también que los presos fueran limpiando y emparejando el terreno en el lugar que se había elegido: el de los tajamares. Además, los alcaldes solicitaron a Antonio Moyano que cediera los terrenos para dar ensanche a dicho paseo.
Fue Juan Francisco Cobo quien trajo desde Cádiz unas estacas de árboles denominadas (Populus fustigiata) más conocido como álamo de Italia y fueron plantadas para embellecer aquel proyectado paseo.
Patriota y español
Después de los hechos de mayo de 1810, se produjo en la sociedad cuyana una profunda grieta que dividió dos bandos: los realistas y los patriotas. Los primeros en su mayoría eran nacidos en la península, mientras que los segundos eran americanos. Pero hubo una excepción: el español Juan Francisco Cobo se adhirió ampliamente al movimiento patriota y contribuyó con dinero e influencias a la causa emancipadora. Además, fue un gran colaborador del entonces gobernador San Martín.
En 1816, el patriota español, participó activamente con dinero para la formación del Ejército de los Andes que estaba llevando a cabo el jefe de ese ejército para liberar el territorio chileno.
Benemérito de la Patria
A fines de 1817 y luego del triunfo de las fuerzas patriotas en Chile, el General San Martín y el gobernador intendente de Cuyo, Toribio Luzuriaga, propusieron al gobierno de Buenos Aires que se le otorgase la ciudadanía argentina a Juan Francisco Cobo por su gran contribución a la causa patriótica. Esta propuesta fue aceptada por el Director Supremo Pueyrredón y, en los primeros días de febrero de 1818, Luzuriaga le comunicó al español que el gobierno de las Provincias Unidas del Sudamérica le había otorgado la carta de ciudadano.
La ceremonia tuvo lugar en el cabildo en donde estuvieron varios integrantes del ayuntamiento, el escribano Cristóbal Barcala y el primer mandatario quien le tomó juramento al español, como prevenía el artículo 10, del capítulo primero, del Reglamento sancionado por el Soberano Congreso. Se convirtió, así, en el primer extranjero que obtuvo la primera carta de ciudadanía de nuestro país.
El 9 de junio de 1835, Juan Francisco Cobo falleció en Mendoza. Los mendocinos quisieron perpetuar su memoria. Se lo declaró “Benemérito de la Patria” y, a fines de 1865, se denominó Juan Francisco Cobo a la plaza que hoy lleva de el nombre de San Martín.
Tiempo después, una nueva plaza en la ciudad le rindió homenaje.