La euforia y alegría de Juan Carlos Reveco por este importantísimo triunfo se parecían tanto a aquella noche de 2007 cuando se consagró campeón minimosca y la de 2011, cuando obtuvo el título mundial mosca en Las Heras pero, aunque no lo parezca, tiene muchos adicionales: unificó frente a un gran rival, visitó la lona por primera vez y ganó por nocaut.
El camarín de Cotón era una fiesta. Don Andrés lo sigue tan de cerca como el resto de sus hermanos, su papá, amigos, curiosos y el equipo. “Estoy tan feliz, pero tan feliz que voy a festejar este triunfo como la primera vez que salí campeón del mundo” desliza, entre notas, Cotón Reveco.
Qué significó: “La mejor pelea; él (Vor Saengthep) campeón interino y yo, campeón regular. Me quería medir con un boxeador de estas características y salí triunfador, por suerte”.
Hubo que esperar: “Era una pelea maldita porque se cayó dos veces. Primero, por un corte en la ceja y después, por la lesión en el hombro... Se dio y nos encontramos con un rival muy fuerte. Había que tener cuidado con la derecha y me agarró en el segundo round. A la mano la vi y no alcancé a esquivarla y me caí”.
La entereza: “Estos golpes por ahí a muchos boxeadores los duerme y a otros los despierta. En mi caso, por suerte y gracias a Dios, me despertó y en uno de los rounds siguientes lo pude definir con un golpe en el tórax que fue la puerta a la definición de este combate”.
Demasiado expuesto: “El rincón me reta porque no quiere que vaya a buscar la pelea. Es que por mi temperamento, de sangre caliente, me gusta el tome y traiga, y por ahí me pedían que boxeara, que esperara que me viniera a buscar el tailandés.
Ése era el planteo de pelea, pero yo me descontrolé y bueno, me comí una mano que no nos tendría que haber llegado. Pero ya está, no fue una mano grave, me pude despertar y levantar”.
Dale campeón: “Para un boxeador cuando pelea de local, el público es un plus especial. Parecía que me venía abajo y la tribuna me alentó y psicológicamente me levantó. Eso fue increíble y por eso quiero agradecer a la gente que vino a esta pelea tan importante para mí. Es la pelea más importante en mi carrera y yo lo estoy festejando porque es la victoria más importante ”.
Técnicos de todos lados: “Sí, es como en la cancha; todos son técnicos y arriba del ring el único que hace y resuelve en el rincón, es uno. Charly (Rodríguez su entrenador) me decía que lo esperara y me fui al cruce sin necesidad”.
Vor Saengthep reconoció tu superioridad: “Acá se definía quién era el mejor. Fue una pelea dura y salí siendo el ganador. Estoy feliz, como cuando salí campeón del mundo con Nethra Sasiprapa. Estoy feliz de la misma forma. Estoy feliz...”
Viviste un momento crítico: “Sí, muy crítico. Es la primera vez en mi carrera que me voy a la lona y la verdad que lo resolví de manera increíble y me gustó mucho. Estoy orgulloso de mi equipo y de la gente”.
En 8 segundos una vida por la cabeza: “Se te pasan mil cosas por la cabeza. En lo primero que pensé: me tengo que parar y lo tengo que hacer por mis dos hijos y por mi familia. Él me viene a arrebatar lo que es mío, con lo que le doy comida a mi familia.
Se me cruzó mi vieja, como cuando me ponen la música, y en ese momento me hizo acordar mucho a ella. Fue un flash. Te pasan un montón de cosas por la cabeza. Es algo que no me había pasado. Se te cruza tu vieja, tu familia, el laburo que has hecho con el equipo, la gente que está presente, todo y no querer ceder nada”.
Llegar a la lona: “Es una cosa de locos caerse. A mí me habían contado lo de la caída y no lo había experimentado. Es algo muy feo, pero es más feo es quedarse dormido en el piso. Por suerte, como dije, hay piñas que te duermen y hay piñas que te despiertan. A mí esa mano me despertó”.