Vamos a charlar con un tipo riquísimo, sin caer en la frivolidad del dinero ni la ostentación. Millonario en amigos, y capaz de bromear con Maradona en alguna juntada, o armar las juntadas de su grupo de primaria, y dejarle espacio a Gareca o Ruggeri para cambiarse en un vestuario. Conoceremos al delantero un tanto entrado en kilos pero mortal con su zurda como si el tiempo no hubiese hecho mella anotando goles para Derecho Nuevo en el campeonato de los profesionales. Juan Carlos Minotto, el Gringo, para muchos en el fútbol o " 'paquete', como me decían cuando llegué a la Lepra porque no tenía cintura" bromea y narra con tanta soltura como desbordaba laterales en todas las canchas del país.
Él mismo se gestiona la producción fotográfica ingresando al Gargantini no sin antes saludar desde el portero hasta los cancheros. Es que nadie en el mundo Azul puede desconocer a este personaje.
"Empecé a jugar en Primera en el '81 con Gutiérrez. Fui al banco de primera ese año, y jugaba de 10, volante por izquierda, pero en el 82 Legrotaglie me puso ante Platense de San José en cancha de Gutiérrez, lo que fue mi debut en Primera con 16 años " rememora sobre sus inicios en el Celeste. "Recuerdo haber enfrentado al Gringo Reggi y a Tamagnone " refiriendo a históricos arqueros mendocinos. "Nací en General Ortega, y jugaba en el baby fútbol. Me quedaba a 6 ó 7 kilómetros irme hasta la cancha de Gutiérrez; muchas veces me iba a entrenar en bicicleta. Después ya me mudé y a los 17 años vivía a 5 cuadras de la cancha del Celeste" y cuenta que en esa época se permitía jugar hasta tres partidos por fin de semana. "Jugaba en la sexta, en Quinta iba al banco (e ingresaba por el 'Pulga' Alejandro Bermejo, reciente candidato a gobernador)".
"Ya en el año '83 fui titular todo el año en la B con Gutiérrez (asciende Centro Deportivo Rivadavia); en el '84 entro a la colimba, perdemos la final con Maipú. La última mitad del año tuve un breve paso por Guaymallén. En el '85 vuelvo a Gutiérrez y logramos el ascenso a la A. En el '86 voy a préstamo a Godoy Cruz. En el '87 vuelvo a Gutiérrez salimos subcampeones y ya en el '88 no quería jugar más en Gutiérrez porque se me habían frustrado pases importantes. Me habían querido llevar a San Lorenzo y no me dejaron ir desde Gutiérrez. Ese año '88 me cumplieron: me vendieron a Independiente.
"En el '89, Ramos Delgado (quien ante me había querido llevar a Maipú pero no se pudo dar), nos quiso llevar a Gimnasia La Plata a Hernán Darío Ortiz y a mi. Pero los dirigentes de la Lepra no quisieron que nos fuéramos los dos. Prefirieron que se fuera primero el Indio y yo esperara al año siguiente. Al año siguiente cuando fui, no estaba José, estaba López-Cavallero, y ni me miraron", recuerda el Gringo, quien resignado agrega: "Por algo se dan las cosas. El 'Sordo' (Raúl) Rogel, me llama para decirme que su hermano, Roberto, había agarrado Atlético Tucumán (en la B Nacional) y me quería llevar" y recuerda que luego de su frustrada prueba en Gimnasia La Plata, volvió a Mendoza y el teléfono sonó otra vez. Esta vez, Raúl Rogel volvió a tentarlo: '¿Arreglaste en La Plata? No. Bueno mi hermano no arregló en Atlético y se fue a Vélez'. Y le respondí: 'A probarme no voy más'. Andá sí o sí, me dijo. Y así llegué a Vélez".
La llegada a Vélez
"Al llegar al Amalfitani me esperaba otra gran alegría. Yo siempre fui hincha fanático de River y cuando iba al arco, obviamente era el Pato Fillol. Y entro al vestuario y a ¿quién tengo de compañero? El Pato Fillol. Su último año. Entro, me meto en un rinconcito a cambiarme, y viene un rubio alto y me pide 'no te corres un poquito'. Era el Flaco Gareca. 'Si maestro, disculpe', le respondí. Termina el Mundial y viene otro flaco y me dice: 'No te molesta que me cambie al lado del Flaco' (era el Cabezón Ruggeri). En ellos noté una humildad tremenda. En el Negro Gómez también, tuvo la mala suerte que le fue mal en Godoy Cruz hace poco, pero es una persona excelente. No así tanto Mancuso, el Turu Flores, eran más chicos y no tenían la humildad de otros consagrados. Encontré jugadores como el Pipi Vattimos, Almandoz. Jugaba Mario Luca, Vattimos, Ruggeri y Cardozo. Veía pibes entrenar en Vélez y decía: 'Los van a matar entrenando'. En Vélez me dirigió Roberto Rogel y estuve una semana con el Bambino (Veira)".
El debut en el Fortín en Primera
“Había cuatro delanteros: el Gallego González, Gareca, el Ratón Zárate y yo. Lo expulsan al Gallego ante Gimnasia, en la Plata. Al partido siguiente de local, voy al banco ante Estudiantes La Plata. Cuando Rogel me manda a calentar, en la platea preguntaban quién era el que iba a entrar. En la tercera pelota que toqué, ya coreaban: ‘aplaudan, aplaudan, los goles de Minotto que ya van a venir..’. Recuerdo que ese día hice echar a Daniel Peinado (el Chivo, quien también jugó en el Tomba). Nos empataron 2 a 2 sobre la hora pero estaba chocho, había jugado bien, desbordé mil veces y la gente coreaba mi nombre. Al otro partido con Español, voy al banco y ya los 25 minutos la tribuna me pedía. Después me caigo física y futbolísticamente, y comencé a alternar”, recuerda con un dejo de tristeza. En Vélez jugó 13 partidos y convirtió un gol a Huracán de Parque Patricios en una Copa de Invierno.
“Era el primer cumpleaños de la hija de Ruggeri y me dice: ‘Minotito tengo el cumpleaños, tomá para que vayas con tu esposa’. Pero como mi señora estaba embarazada, fui solo con mi nena. Llego al salón y veo dos nenas vestidas iguales. Eran Dalma y Gianina. En un momento del festejo, me ve Claudia cambiarle los pañales a mi nena y le dice a Diego: ‘Mirá vos, aprendé a cambiar pañales’”.
Anécdotas y perlitas
La otra foto con Diego. "Yo pensaba, ya tengo una foto con mi nena y el Diego. Si nace un varón, me va a matar. Al otro año en Tucumán, hacen un amistoso San Martín y Atlético contra el combinado de la Liga tucumana, y el Diego jugó para ese combinado. Allí aproveché, entre a la cancha y me saque la foto con mi hijo".
El amor por la Lepra. Año 88 jugamos la final contra Gutiérrez, nos ganaron en el estadio. Creo que todo el amor que hay entre Independiente y yo, lo comenzamos a generar ese día. Sentí que jugué solo realmente. Siempre fui de meter. Y cometí un error gravísimo con la gente de Gutiérrez, porque había besado la camiseta de la Lepra en mi primer partido. Recuerdo que no comí ese día. Entramos a la cancha y su gente coreaba mi nombre. Pero a los 30 seguidos salto a cabecear con el central (no recuerdo quien era), y sin querer le pegué un codazo. Desde allí me putearon todo el partido. Salí faltando 15' lesionado, y cuando iba saliendo, bese la camiseta. Era un boludo, muy chico, lo hice y me arrepiento. Porque me crié allí, y me dio la posibilidad de mostrarme".
Godoy cruz: El torneo Nacional B 95-96 "Jugué el primer partido contra Unión, y perdimos 1- 0 en cancha de Godoy Cruz. Luego llega Grondona y no nos quería ni a mí ni a Pablito Gómez. Fuimos a hacer la pretemporada a Potrerillos. El primer partido iba a jugar de titular con Abaurre, pero me lesioné. Me terminé peleando con Grondona y Bauza y me volví a Independiente. Hasta me retiré jugando en la Leprita. Habíamos quedado afuera con Bongiovani. Se comenzaba a armar el equipo que luego ascendería con Comelles ( 99-2000).
El último Nacional. "En el año 85, también estaba en el Servicio Militar, y Huracán armaba su plantel para el último de los viejos Nacionales. Un sargento, Farías, me dice: 'Yo te conozco y tengo gente en Huracán, vamos y te probás'. La verdad que fue una experiencia muy linda. Entrar a la cancha de Huracán era como entrar al Monumental. Era inmensa, le tenía un respeto a ese club. Llego, entrené y me fue bastante bien. Jugamos un amistoso con la Selección mendocina juvenil y anduve muy bien. Y cuando estaban tratando mi contrato, un representante (Juan Carlos "Perro" Videla) trae a Pinino Más, Berta, Bachino y yo me quedé sin jugar".
La familia. Juan Carlos Minotto nació en General Ortega, Maipú, el 19 de diciembre de 1965. "Tenemos un emprendimiento de aceite de oliva con mi señora, Noemí, con la que llevo 30 años de casado. Los chicos, mi hija Carla Anahí (29) y Juan Pablo (28), aún no me dan nietos".
El fútbol mendocino. "La verdad que no sigo mucho a Godoy Cruz. Todos los partidos que puedo ver, los veo. Al Tomba lo veo porque tengo muchos amigos. Al que trato de seguir siempre hasta por radio es a la Lepra. El torneo local esta muy desvalorizado. El fútbol hoy cambió, el negocio le ganó a la pasión. El único club donde dirigiría, siempre en inferiores, es la Lepra".
El ascenso con el Santo. Nacional 91-92: Ganó el torneo Reducido para ascender a Primera División con San Martín de Tucumán. "Logramos el segundo ascenso de esa temporada 91- 92. Fue tremenda esa etapa. Ahí estuve con el Tero Di Carlo y Jorge López, otro delantero que había jugado en España. Pero con el Tero trabé gran amistad. Nuestras señoras se hicieron amigas, así es que andábamos juntos para todos lados. Me llevó Jorge Ginarte, pero luego llegó Chabay. Allí pase a alternar, no podía afirmarme de titular hasta que ante Colón, con 30 mil personas en cancha de San Martín, y con mi viejo en la cancha, a mí me impresionó el que corearan mi apellido. !Imaginate lo que habrá sentido mi viejo en ese momento!. En la final ante Brown en Buenos Aires, ingresé desde el banco y logramos el empate que nos dio el ascenso".
Mi primer representante. "Estando en Vélez juego ante Boca, me hago amigo de un pibe que trabajaba para la inmobiliaria que nos buscaba los departamentos. Luego del partido con Boca, me llama. ¿Vos tenés representante?¿ No querés que te represente? Yo no tengo nada, pero soy muy amigo de Carlos Quieto. Se llama Daniel Comba. Fue el representante de Riquelme. Fui su primer jugador. Y hoy no representa jugadores, trabaja con Moria Casán y varias personalidades de la farándula".