Astuto, el senador de Cambia Mendoza, Juan Carlos Jaliff, evita mencionar nombres propios cuando habla de su proyecto de ley para ampliar el número de miembros de la Suprema Corte.
Pero busca por todos los medios no asimilarla al proyecto de ampliación que impuso Carlos Menem en la Corte nacional y remarca que cuatro de los actuales siete miembros del Máximo Tribunal fueron propuestos por gobernadores radicales lo que supondría que la UCR tiene mayoría automática en la Suprema Corte.
“Tenemos autoridad política para proponer este proyecto”, dice ante la evidente realidad de que al menos dos de esos cuatro supremos no acompañan ciegamente al gobierno de Alfredo Cornejo.
A los 66 años, Jaliff es hombre de mil batallas políticas, pero ahora está enfocado en una que evita calificar como tal y jura que el polémico proyecto de ley es una ayuda para que la Justicia pueda agilizarse.
El único reproche hacia el tribunal es la ausencia: “Si no hay liderazgo de la Corte, no va a haber un funcionamiento bueno de la Justicia”. Ésa es la única frase en la que Jaliff se permite al referirse a los supremos.
-¿Cuándo empezaron a trabajar en el proyecto?
-El año pasado empezamos a sancionar varias leyes que tienen que ver con el funcionamiento de la Justicia. Entonces entendía que teníamos que empezar por abajo las reformas, pero también teníamos que mirar arriba, siempre a partir de la premisa de que la Suprema Corte tiene que liderar el cambio.
-Desde el arranque de la gestión hay un enfrentamiento fuerte con un sector. Queda la duda de si la propuesta es sólo para modificar la Justicia...
-He escuchado por ahí que Cornejo busca una mayoría automática. Con dos de nueve, no sé cómo se puede lograr esa mayoría. Por otro lado, me pregunto si eso no implica que hoy hay una mayoría automática al revés que Cornejo quiere torcer. Empecé a trabajar buscando solución para un problema. Este proyecto ayuda a salir de un problema que le achacan: que demoran mucho las causas y que hay muchos procesos paralizados, no resueltos, fundamentalmente los que tienen detenidos.
-¿Por qué incrementar el número de supremos?
-No es razonable que los miembros de la Suprema Corte se dividan en dos salas y que una de ellas tenga competencia muy grande, la penal y la laboral, dos áreas del derecho que no tienen nada que ver entre ellas, porque cada una tiene su especificidad y, además, tiene la mitad de los recursos administrativos. El camino era una sala que resolviera exclusivamente lo penal y otra, lo laboral.
-Y de paso, poner al presidente en una de ellas, porque hoy no participa en ningún fallo...
-No conozco ningún caso en el país en el que el presidente no pueda participar en alguna sala jurisdiccional. Los sabios constituyentes de 1916 dijeron que eran como mínimo siete. Por qué hablaron de siete miembros por lo menos, porque eran conscientes de que necesitaban varios miembros que resolvieran, porque en Mendoza todo lo administrativo va a parar a la Suprema Corte. No tenemos juzgados contencioso-administrativos ni de casación penal, que a nivel nacional filtran todo antes de llegar a la máxima instancia.
-Además está la gran cantidad de causas...
-La litigiosidad de Mendoza es la más alta del país. Uno de cada cuatro mendocinos tiene un reclamo en la Justicia, el 25%; la Ciudad de Buenos Aires tiene el 3,9%, Provincia de Buenos Aires el 8%, Santa Fe el 11%.
-El único cambio no es el número de miembros...
-No puede ser que la sala penal no publique sus fallos, que no se publiquen acordadas. Las resoluciones que otorgan licencias, resoluciones que nombran funcionarios en el Poder Judicial. Estamos haciendo una nueva ley. Pretendemos mayor agilidad. Quiero recalcar que no es una propuesta de modificación de la Justicia en una ley aislada. Esto forma parte de la más grande transformación de los últimos 50 años del Derecho Procesal de Mendoza y del funcionamiento de la Justicia. En dos años hemos sancionado 24 leyes relacionadas.
-A uno de los jueces (Omar Palermo) le apuntó el propio Cornejo al decirle sacapresos y abolicionista. Al separar la sala penal, habría que nombrar otro penalista para conformar la sala en la que está Palermo y un supremo propio, José Valerio. Esa mayoría propia permitiría manejar la jurisprudencia penal, una de las obsesiones del Gobernador por la política de seguridad...
-La Corte va a decidir quién va a conformar las salas.
-Dijo antes que debe ser la Suprema Corte la que lidere el cambio judicial. ¿No lo hace ahora?
-La única que puede liderar ese cambio es la Suprema Corte. Si no hay liderazgo, no va a haber un funcionamiento bueno de la Justicia. El legislativo eso no lo puede solucionar si no es con leyes. El Ejecutivo tampoco si no es mandándonos proyectos.
-Usted jura que este proyecto no es otra cosa que la decisión política de avanzar sobre la Suprema Corte porque el oficialismo entiende que el funcionamiento judicial está lerdo...
-Por supuesto. Creemos que éste es el mejor proyecto para que pueda liderar ese cambio. Le hemos buscado una solución concreta al funcionamiento del Máximo Tribunal con tres salas. Estoy absolutamente convencido, después de tanto tiempo de analizar todos los aspectos que tienen que ver con la Justicia, que es una buena propuesta para hacer una Justicia más ágil y que resuelva los problemas a la gente.
-¿Tiene amigos en la Suprema Corte?
-El más amigo es Palermo. Hace 25 años que lo soy. Tengo una muy buena relación con él aunque pensamos distinto en algunas cosas. Con Alejandro Pérez Hualde tengo una relación de mucho tiempo. Mario Adaro es coterráneo de Palmira. Conocí al padre y a la madre. A él lo conozco de chico. A Pedro (Llorente) desde el 80 y pico, que lo conozco. A Jorge (Nanclares) también. Además, he trabajado mucho con ellos como miembro de la Junta Electoral y del Jury de Enjuiciamiento. No hay nada personal con ninguno de ellos.
-¿Podría hacer un perfil de cada uno de ellos?
-No. Eso sería agregar un elemento al debate de la ley que no tiene nada que ver con la ley. Esto no es meterle un condicionante; es para ayudar a la Suprema Corte.
El fantasma de la reelección
El senador y presidente provisional del Senado jura que el proceso de redacción de la ley arrancó hace más de un año, que no es un invento de último momento. Relata que lo trabajó con los senadores Marcelo Rubio (presidente de la Comisión de Legislación y Asuntos Constitucionales) y Adrián Reche. “Arrancamos con una ley más corta, sólo enfocada en las salas.
Después entendí que lo mejor era hacer una nueva ley, completa”, relató.
El germen fue, siempre según Jaliff, una propuesta hecha al Gobernador hace un tiempo: “Luego la trabajé con el ministro de Gobierno (Dalmiro Garay) y el subsecretario de Justicia (Marcelo D'Agostino)”.
-¿Lo charló con alguien de la Corte?
-Se lo comuniqué antes de presentarlo al presidente (Pedro Llorente).
El proyecto ya está oficialmente en el Senado, en la Comisión que preside Rubio. Por ahora y hasta mayo del año que viene, cuando asuman los legisladores electos hace dos semanas, el oficialismo puede sacar las leyes a su sola voluntad.
Jaliff aclara que “estamos tratando de buscar el consenso. Ha habido declaraciones, particularmente sobre la mayoría automática. Insisto: de los siete, cuatro fueron propuestos por gobernadores radicales y tres por gobernadores peronistas y no se dio la mayoría. Tenemos autoridad política”.
Los Andes le indica que en los pasillos judiciales se dice que la ampliación de la Suprema Corte es para reflotar la reelección de Cornejo.
-A mi modo de ver, el 22 de setiembre se terminó la posibilidad de la reelección. Que me digan cómo es la manera que imaginan. En una de ésas lo podemos hacer...
Perfil
Juan Carlos Jaliff tiene 66 años. “No me veo jubilado. Me gusta mucho lo que hago”, dice. Su esposa sí lo es. Fue asesora de familia en el Poder Judicial. Tiene tres hijos y “tres nietos y medio”.
Furibundo hincha de Boca, es abogado recibido en la Universidad Nacional del Litoral en 1974.
Su primer cargo público fue como miembro del directorio del IPV durante la gestión de Santiago Felipe Llaver. Luego pasó por el Congreso Nacional, de la mano de José Genoud.
Dos veces presidente de la UCR (97-99 y 99-01). En 1999 asumió como ministro de Gobierno de Roberto Iglesias. Fue electo vicegobernador de Julio Cobos.
Cuando Cobos recaló en la vicepresidencia fue nombrado presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura. A los pocos meses renunció, cuando el vice votó “no positivo”.
En 2009 fue electo senador, reelecto en 2013 y vuelto a elegir hace dos semanas.