Juan Carlos Aguinaga, afiliado al Partido Demócrata ocupó cargos legislativos y ejecutivos. Además fue ministro de Seguridad en la primera parte del gobierno de Celso Jaque.
Defendió a Marcelino Altamirano, un pistolero y atracador de bancos de las décadas del 70 y 80. Libre, se dedicó a rescatar chicos de la calle.
- ¿Porqué se decidió por el Derecho Penal?
- Al principio hacía Civil y Comercial y era abogado de un banco. Después me convocaron para una defensa importante en materia penal. Un contrabando en el departamento de La Paz hace muchos años y la publicidad del caso llevó a otras personas a consultarme. Luego me dediqué a lo Penal. La Constitución obliga a la existencia de un abogado defensor. Existe la obligación legal de defender. Si no, no puede haber condena o absolución por sentencia judicial.
- ¿Tiene límites morales o éticos a la hora de defender a alguien? (Muchos dicen, por caso, "jamás defendería a un violador de menores").
- Hay límites éticos que son las reglas del ejercicio de la profesión. En cuanto a lo moral es mas elástico ya que la moral fluctúa con las épocas. De todas maneras mi última defensa penal, fue a un acusado de violar a una menor de 12 años. En el juicio salió absuelto. Se demostró que la supuesta víctima no tenía 12 años y además que no hubo fuerza ni amenazas. El acto sexual fue consentido. Estuvo un año preso.
- ¿Cómo se produce el contacto con los delincuentes (o sospechados de delinquir) a la hora de defenderlos?
- Siempre han venido a mi estudio personas o familiares de acusados de algún ilícito. No se defienden delitos, si no acusados de la comisión de un delito.
- ¿Alguna vez terminó amigo de alguno de sus clientes?
- No. Pero a algunos los he vuelto a tratar socialmente.
- ¿Recuerda algún caso en que defendió a alguien "conocido" del hampa o alguna anécdota sustanciosa de una defensa?
- Si, a varios y al más destacado de su época. Se llamaba "Cacho" Otero. Salió absuelto. Al respecto he escrito un libro de 300 páginas que se llama "Crónicas Penales". Se pueden entretener allí con varios casos, todos auténticos.
- Su opinión acerca de cómo actuó su colega Martín Ríos a la hora de devolver la corona de la Reina de la Vendimia que fue robada.
- Ha actuado dentro de las normas legales, como lo ha señalado el diario Los Andes en su edición del jueves pasado. Para que quede todo claro, Winston Churchill, estadista del siglo pasado, dijo que la cultura y educación de una nación o pueblo, se mide por el trato que se le da a una persona acusada de delito.