El 15 de enero de 1944 a las 08.52 se produjo en San Juan la mayor catástrofe de la historia argentina con la destrucción del 80 por ciento de la capital de esa provincia.
San Juan ya había sufrido un gran terremoto en 1894 y otro en 1941, y luego del de 1944 se sucedieron los de 1952, 1966, 1972, dos en 1977 (original y réplica en Caucete), 1978, y dos en 1993 (junio y octubre). Si bien la magnitud del de 1944 fue apenas superior al de 50 años anteriores (9,0 grados contra 8,9) todo lo sucedido luego del mismo dio lugar a hechos trascendentes de diversa índole para la Argentina.
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La enormidad del sismo sanjuanino, que provocó una mortandad estimada entre 8 mil y 10 mil vidas humanas, estuvo más ligado a los métodos de construcción que a la enorme violencia del sismo, según los estudios posteriores.
Fueron miles los huérfanos que dejó el terremoto, quienes más tarde en buena proporción fueron criados por familias de otras provincias, aunque nunca pudieron recuperar sus identidades por la destrucción de sus documentos.
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La economía provincial, basada en el monocultivo de la vid, sufrió graves consecuencias, pero la intervención de organismos provinciales y del Banco Hipotecario Nacional hicieron posible construir una nueva ciudad para 80.000 habitantes, sobre todo a partir de 1947, bajo la conducción del arquitecto José María Pastor y otra serie de profesionales contratados en diversos lugares del país.