Los chicos del lugar están convencidos que deben capacitarse para obtener un mejor trabajo. Este es el ambiente que se respira en el Centro Integrador Comunitario de El Borbollón. Y el rico olor a comida demuestra que los jóvenes van por el buen camino. El aroma viene del pequeño taller de cocina que conduce la profesora Lourdes Castro (36), también docente del Liceo Agrícola Domingo Faustino Sarmiento.
Veinte chicos, con edades comprendidas entre los 16 y 24 años, están siendo capacitados en el arte de preparar comidas, con la expectativa de recibir a fin de año el título de auxiliar de cocina, y de esa forma poder ganarse la vida.
En la clase de ayer, los alumnos tuvieron examen, consistente en preparar adecuadamente pan de campo (casero) y árabe, rissotto y empanadas, todo en pequeñas porciones. Antes de recibir la puntuación de la profesora, algunos explicaron qué hacen y por qué lo hacen. Verónica Montuori (23), del paraje La Cuyanita, contó que ya cursó la secundaria, y quiere ahora encontrar una salida laboral. Madre de un varoncito de 10 meses, mira hacia adelante. "Con mi compañero, que trabaja en la gomería de aquí, queremos acceder a un techo propio, aunque sabemos que es difícil".
Marcos David Pérez (16), por su edad, transita otras coordenadas. Está cursando el ciclo medio en el centro de adultos del lugar, y por la tarde cursa el taller de cocina.
Otra alumna, Tamara Garro (21), es habitante de El Algarrobal. "Quiero trabajar y cooperar con mi compañero, que es el sostén del hogar, pero además mi deseo es progresar", sostiene. Esta chica se gana unos pesos los 27 de cada mes, cuando vende pastafrola, tortitas y café en las inmediaciones de la casa de Manuel Yanzón, donde todavía muchos feligreses veneran a la Virgen de la Rosa Mística.
Lourdes, la maestra de estos chicos, interpreta fielmente a sus alumnos del norte lasherino. "A veces, algún empresario o comerciante, al tener que tomar a alguien, se decide por un aspirante que vive más cerca del Centro. Y eso es un factor de desigualdad contra el que luchamos".
Asegura, sin embargo, que los muchachos y chicas salen con una buena preparación, en el nivel de auxiliares. Les enseñan panadería, repostería, cocina salada, bromatología y servicio de mozo. "Si no consiguen un puesto para cocinar, disponen de una buena preparación para servir y atender a comensales", acota la experimentada docente.
Lo que sí reconocen tanto la profesora como los alumnos, es que las facultades de gastronomía son muy caras para los humildes presupuestos de las familias del distrito y sus inmediaciones.
Aunque está a unos 15 kilómetros del centro de la capital, El Borbollón es una zona rural con muchas dificultades, una población dispersa y un sector juvenil importante, que fluctúa entre el desempleo y la falta de oportunidades.
Contra esos factores negativos lucha el pequeño polo educativo que se ha formado en el Centro Integrador Comunitario (CIC), ubicado en la calle principal del pueblo, Casimiro Recuero. Perteneciente a la Dirección General de Escuelas, el Centro de Capacitación del Trabajo (CCT) 6-065 ofrece distintos cursos a los que concurren adolescentes y jóvenes para perfeccionarse en alguna técnica; y otros para completar la formación primaria y secundaria.
El hogar, otra meta
El Centro de Capacitación tiene un gabinete de electricidad. Allí transmite conocimientos sobre el rubro eléctrico Andrés Espinosa (34), quien además es mecánico de aviones Pampa, en la IV Brigada Aérea. Este joven maestro dialoga mucho con los alumnos. "Les pido que no se metan en problemas, que evadan los conflictos y se concentren en lo que hacen".
Uno de sus discípulos, Miguel Salas (22), le da la razón al instructor, pero se queja porque las oportunidades demoran en llegar. "Yo trabajaba en un correo privado y me despidieron, por eso estoy estudiando instalaciones eléctricas. Tengo un hijo pequeño y hay que seguir adelante". Es que el techo propio, por más humilde que sea, es una aspiración general de los que tienen pequeñas familias en formación.
Miguel contó que se anotó en el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV), le dijeron que las posibilidades eran escasas, pero afirma no perder las esperanzas. Todos los consultados coincidieron en el interés por permanecer en el lugar. "Aunque si no hay empleo, qué difícil se torna todo", afirma Lidia Escobar (24), ex alumna de la escuela Osvaldo Bayer, quien tiene por meta formar un pequeño emprendimiento gastronómico.
La estructura del voluntarioso sistema educativo que funciona en el CIC, bajo el marco del CCT 6-065, se completa con un centro básico de jóvenes y adultos (Cebja); un Cens (para concluir la secundaria); aulas de modas, con la profesora Nancy Ramírez, y Artes Aplicadas, a cargo de la docente Yanina Del Monte. La dirección de todos estos eslabones de formación es ejercida por Beatriz Manzanares. Y Gabriela Berríos es la coordinadora del CIC, que cobija el dictado de clases.
Salón de usos múltiples
Con el objetivo de crear un espacio cultural y social para toda la comunidad, vecinos del Barrio Ujemvi, la biblioteca popular “Escritores Mendocinos” y la comuna de Las Heras, inauguraron un salón de usos múltiples (SUM) en el Gimnasio Nº5 del mencionado barrio.
El edificio destinado a esa comunidad tiene una superficie total de 87,50 m2, ubicado en el predio del Cedrys Nº19, en su lateral oeste. Fue construido de forma industrializada, con rampa en su acceso para facilitar el ingreso al salón a aquellos usuarios que tengan dificultades motrices. El recinto cuenta con un gran salón de 70 m2 libres para realizar todo tipo de actividades de interior. Anexado a este se construyó un block sanitario de apoyo.