Jóvenes madres aprenden el oficio de hacer pan

Es un proyecto para dar una oportunidad de desarrollo laboral a mujeres sin trabajo. Elaboran panes, facturas, pizzetas y pan dulce que luego llevan a sus casas o venden en sus barrios. Además, pueden ejercer la actividad sin descuidar a sus hijos.

Jóvenes madres aprenden el oficio de hacer pan
Jóvenes madres aprenden el oficio de hacer pan

Pan, tortas artesanales, facturas, pizzetas y pan dulce, entre otras cosas, son los productos que elabora un grupo de jóvenes madres de los barrios Constitución, La Ripiera y El Cerrito, en el departamento de San Rafael.

Este proyecto de panificación surgió para ayudar a las chicas con niños pequeños en la capacitación de una actividad que puede servirles para insertarse en la sociedad a través de su propio emprendimiento. Así nació “Mamitas del corazón”, dedicadas a aprender a hacer pan.

Marina Fermani es una integrante de este grupo que se junta una vez por semana a amasar y hornear los productos, que luego son vendidos o que cada una lleva a su propia casa. Ella es estudiante de la carrera de Bromatología en la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria de la UNCuyo, por eso a través del programa “Vuelta al pago” puso manos a la obra para concretar este proyecto de gran trasfondo social.

“No todas las chicas pueden estudiar o están preparadas para un trabajo; tampoco tienen dónde dejar a sus nenes mientras se capacitan”, contó Marina, quien junto a  Emilia “Chicha” Cruzate, presidenta de la unión vecinal del barrio La Ripiera, y personal de la secretaría de Extensión Universitaria de la Facultad de Ciencias Aplicadas, se lanzaron a concretar el  proyecto de trabajar juntos con los grupos más vulnerables del barrio.

“Mi objetivo personal es que las chicas se puedan insertar en el mercado laboral realizando sus propios panificados en casa junto con sus hijos. Ésta es una tarea muy familiar en la que participan grandes y chicos”, explicó Marina.

Las integrantes de “Mamitas del corazón” son todas chicas jóvenes, con niños pequeños, sin trabajo y en la mayoría de los casos sin un oficio. Algunas no pudieron terminar la escuela; otras  con esfuerzo continúan sus estudios, incluso universitarios.


Buenas prácticas
Para conocer cómo trabajar y qué cuidados tener se realizaron talleres enfocados al ámbito de las buenas prácticas, "ya que en estos lugares se elabora pan, tortas artesanales y también se realiza el descarozado de ciruela y elaboración de conservas de tomate", explicó Marina. La idea es que se realice el análisis de los productos elaborados en el centro vecinal.

Uno de los objetivos propuestos por el equipo extensionista es que las chicas “tomen conciencia de que la manipulación de los alimentos tiene efectos directos sobre la salud de la población”.

La higiene alimentaria, la aplicación de medidas preventivas en las tareas de elaboración, como también aplicar buenas prácticas de manufacturas en todos los eslabones de la cadena productiva de alimentos, son otros de los temas en los que se prepara a las chicas.

“Cada una viene con sus chiquitos, así que podemos aprender, trabajar, pasarla bien con las otras mamás y, mientras, estar con nuestros hijos”, señaló Silvina, otra de las mamás.

“Corren entre nosotros, algunos se sientan y quieren amasar, es muy divertido”, dijeron las jóvenes, que deben hornear lo que preparan en una vivienda del barrio El Cerrito que tiene gas natural, ya que en gran parte de los barrios La Ripiera y Constitución no cuentan con este servicio.

“Hace poco tiempo que tenemos agua potable”, señalan en referencia a las falencias de la zona a pesar de estar a muy pocas cuadras del Kilómetro Cero de San Rafael y junto a la terminal de ómnibus Néstor Kirchner, que se inauguró en 2011.

El grupo cuenta con una especie de madrina, que colabora desinteresadamente con las chicas. Se trata de la propietaria de la panadería La Granadina, Marisa Sánchez, quien además de ingredientes, materiales y técnicas de panificación, les enseña diversas recetas que pueden ser puestas en práctica por las jóvenes.


"Como estas chicas, tenemos muchos jóvenes en el barrio con deseos de superarse pero no siempre tienen los recursos para estudiar, por ejemplo", expresó a Los Andes 'Chicha' Cruzate.

Desde la unión vecinal tratan de darles contención, ayudarlos, guiarlos y hasta de buscar esta especie de “padrinos” para que muchos de los jóvenes puedan capacitarse en un oficio que les permita tener su emprendimiento o un empleo.

"Aquí hay gente de bien"

“Queremos que la gente conozca el barrio. Acá hay mucha gente de bien y muy solidaria”, dice Marina Fermani, de “Mamitas del corazón”. Ella, con la unión vecinal y la Facultad, desarrollaron este año otro proyecto, que fue un taller de fotografía estenopeica del que participaron niños del barrio desde los 4 a los 14 años.

El programa “Vuelta al Pago” es parte de las propuestas que hace la UNCuyo. Propone facilitar la realización de actividades de colaboración tendientes al desarrollo de las comunidades locales, a través de la formación laboral e inserción profesional de alumnos, graduados recientes, docentes y personal de apoyo académico en instituciones públicas o privadas ubicadas en el área del Programa de Territorialización.

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