El joven Emmanuel Macron, elegido ayer presidente de Francia, entrará en el club de los dirigentes mundiales sin una verdadera experiencia internacional, en un contexto de conflictos y tensiones en el planeta.
Tras una ascensión fulgurante, Macron, de 39 años, se confrontará al Brexit, la crisis migratoria y la guerra de Siria, por citar algunos de los dosieres más complejos de la escena internacional.
Las primeras citas no tardarán en llegar: cumbre de la OTAN el 25 de mayo en Bruselas, seguida del G7 en Italia, cumbre europea en junio y G20 en julio en Alemania.
Macron empieza al menos con buen pie, en un clima de alivio entre los dirigentes de la Unión Europea (UE), que expresaron su apoyo a este defensor de una mayor integración europea, frente a la dirigente de la extrema derecha y eurófoba, Marine Le Pen.
El centrista, que defiende una “Francia fuerte en una Europa que protege”, recibió el respaldo de la canciller alemana, Angela Merkel, del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y hasta del exministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, una de las referencias de la izquierda radical en Europa, que apoyó al exministro de Economía por haber sido “el único” que trató de ayudar Atenas durante la crisis de la deuda.
También puede jactarse de haber obtenido el apoyo simbólico pero prestigioso del expresidente estadounidense Barack Obama.
Sobre la Rusia de Vladimir Putin, Macron ha marcado distancias, en sintonía con la línea de la Unión Europea. “No soy de los que les fascina la fuerza. No estoy fascinado por Putin”, dijo el político centrista el mes pasado. Con Moscú, habrá un “diálogo exigente” en particular, sobre la guerra en Siria y la crisis en Ucrania, prometió.
“La política internacional es un club, y se pone a prueba a todo aquel que ingresa por primera vez”, explica el especialista de relaciones internacionales Bertrand Badie.
“Sin duda muchos se dirán: es joven, nuevo, podemos embaucarlo. Pero siempre hay sorpresas, imprevistos”, añade, poniendo como ejemplo que poca gente adivinó la vertiente militar de François Hollande.
El presidente saliente francés, que llegó al Elíseo en 2012 también sin experiencia internacional, implicó sin pestañear a Francia en intervenciones militares en Malí, República Centroafricana y en la coalición internacional antiyihadista en Irak y Siria. Macron prometió que la lucha antiterrorista será una de sus prioridades y se dijo determinado a mantener una “colaboración fuerte” con Washington.