Josh Brolin habla de “Everest” “¿Por qué alguien puede querer escalar una montaña?”

En entrevista con Estilo, el actor cuenta cómo fue filmar “Everest” junto a Jake Gyllenhaal, Jason Clarke, John Hawkes y otros actores del elenco y trata de desmenuzar las razones que impulsaron a los participantes de la trágica expedición que refleja el

Josh Brolin habla de “Everest” “¿Por qué alguien puede querer escalar una montaña?”

La historia del doctor Beck Weathers, un patólogo de Texas aficionado al alpinismo, bien puede considerarse un verdadero milagro. Fue uno de los participantes de la infausta expedición al monte Everest de mayo de 1996, considerada una de las mayores tragedias ocurridas en la cima más alta del mundo y en la que ocho alpinistas perdieron la vida tras una gigantesca tormenta.

Beck permaneció sepultado en la nieve durante 36 horas, soportando temperaturas de 40 grados bajo cero a más de 8 mil metros de altura. Su cuerpo se encontraba inmóvil al lado del cadáver de una alpinista japonesa y cuando sus compañeros lo encontraron lo dieron por muerto pues nadie se dio cuenta de que aún respiraba.

Sin embargo, 36 horas después apareció sorpresivamente, tambaléandose, en un campamento médico de base. Parecía un muerto viviente pero logró incluso sobrevivir a otra tormenta que destruyó el campamento base y sus compañeros finalmente lo trasladaron en helicóptero a un hospital.

Lo operaron diez veces. Le amputaron el brazo derecho a la altura del codo, los dedos de la mano izquierda y de los dos pies. También hubo que rehacerle la nariz pero, hoy, Beck Weathers vive para contarlo.

El encargado de llevar su historia a la pantalla es ahora el actor Josh Brolin quien, junto a un elenco integrado por Jake Gyllenhaal, Jason Clarke, John Hawkes y Sam Worthington, protagoniza la película “Everest”, el film que sigue con éxito en cartel en las multisalas de todo el país.

Aunque la película que dirige el islandés Baltasar Kormákur no se centra estrictamente en el personaje de Beck Weathers sino en todos los integrantes de la expedición, su historia es quizá la más asombrosa. Eso es lo que opina el actor que lo interpreta, que conoció al verdadero Weathers (hoy de 69 años) y se quedó admirado por su fortaleza y sus ganas de vivir.

-¿Qué clase de hombre es Beck Weathers?

-Es una persona formidable. Por supuesto, nunca más volvió a la montaña. En la tragedia perdió la mitad de su brazo, los dedos, la nariz, tiene injertos de piel en varias partes del cuerpo. Realmente no se puede decir que no aprendió la lección. Le pregunté a qué se dedicaba ahora, a los 69 años, y me contestó que volaba jets. Yo me dije “por supuesto que lo hace”, encontró la manera de pilotear un avión porque eso es lo que lo define.

Es un luchador. Este último tiempo he escuchado que ha dejado de volar, pero no sé por qué. ¿Qué lo motiva a hacer las cosas que hace? No lo sé. Hablamos de su depresión, de toda esa carga emocional …  Se me ocurre que podría ser algo similar a lo que le ocurrió al actor John Hawkes (personifica a Doug Hansen en el film), que era el que más tenía miedo de ir arriba y hacer frente a esta película y a todos los elementos climáticos.

Pero finalmente terminó siendo uno de los mejores escaladores. Creo que fue la última persona en imaginar eso. Mientras que Beck Weathers, cuando comenzó a escalar se dio cuenta de que era realmente bueno en eso. Así que ¿por qué no continuar con algo en lo que sos extraordinario?

-¿Cómo fue hacer la película?

-Fue emocionante. Yo había leído el libro de Jon Krakauer en que se basa esta historia y recuerdo haber tenido una reacción visceral. Tuve que llamar a un amigo alpinista para que me aconsejara si hacer la película o no. Finalmente resultó una experiencia muy pasional para todos. Una experiencia comunitaria en la que amabas y odiabas a tus compañeros al mismo tiempo.

-Ese tipo de experiencia visceral ¿te sirvió para reflejar la historia que imaginaste?

-Sí, aunque en gran parte eso se debe a Balt (Baltasar Kormákur, el director), que impuso su propia forma de trabajo. Él no quería todo idealizado y que cada actor hiciera lo suyo y terminara en su propio cuarto de hotel o su remolque cuando tiene que esperar. Balt sabía que ésa no era la forma y nos exigió algo de la vieja escuela, algo así como lo que hacía Elia Kazan cuando manipulaba la experiencia de los actores con el fin de conseguir que estuvieran tan unidos como fuera posible, que trabajaran en conjunto. Tanto cuando filmaban como cuando descansaban.

-Y parece que resultó fructífero.

-Y sí, porque nos generó todo tipo de vínculos. Terminábamos de trabajar y seguíamos el resto del tiempo juntos. Estábamos en la montaña durante 12 horas, después descendíamos para estar en el pueblo pero no había nada para hacer ahí. Entonces nos íbamos, entrábamos a la iglesia durante una hora y después tenías que ver a estos tipos de nuevo -a quienes ya no querías ver más- y así día tras día. Era como una hermandad, fue genial.

-Con respecto a los personajes de la película, ¿por qué alguien puede querer pagar para que lo lleven a una expedición tan peligrosa como es escalar la montaña más alta del mundo? ¿Vos lo habrías hecho? ¿Pudiste comprender un poco por qué lo hicieron?

-No, pero tengo la sensación de que la pregunta es importante en la mente de todos. ¿Por qué hago esto? Ellos tratan de explicarlo a su manera, como nosotros tratamos de explicar nuestro proceso de actuación a los espectadores. Nadie realmente lo sabe, todos llegamos con diferentes anécdotas y frases de cabecera. Porque, ¿qué es esto? Nadie sabe muy bien por qué busca experiencias extremas. Quizá para desafiar a la muerte y sentir que puede evitarla.

Cuando hablo con Beck y otros escaladores sobre por qué hacen lo que hacen... muchos te dicen ‘porque es extraordinario’. Algunas personas no quieren hablarlo porque para ellos significa un error, pero para otros significa que si podés llegar hasta allá antes de morir, entonces hiciste algo más que las otras 7 mil millones de personas.

Un duro como los de antes

Tiene un semblante de piedra y rasgos impenetrables. Josh James Brolin posee el porte de los galanes de cine de las décadas del 40 y 50. Hijo del gran James Brolin, que tuvo su momento de gloria en los años setenta, Josh nació el 12 de febrero de 1968 en Santa Mónica, California. Se crió en un rancho con poca exposición a la carrera de su papá y su interés por la actuación recién se despertó en una clase de improvisación actoral en la secundaria. Se puede decir que su debut en la pantalla grande fue a lo grande: interpretó a Brand en “Los Goonies” (1985) y después de eso tardaría ocho años en volver al cine.

Se dedicó a hacer películas para televisión y trabajar en series como “The Young Riders” (1989-1992). Sus papeles siempre variaron entre los villanos o los héroes del día. En los premios Oscar de 2009 recibió una nominación como Mejor actor secundario por “Milk” (2008), que perdió ante Heath Ledger. En 2016 se lo va a poder ver en tres largometrajes: el drama “Three Seconds” (Otto Buthurst), sobre un agente del FBI que debe infiltrarse en una cárcel de máxima seguridad; la comedia “The Legacy of a Whitetail Deer Hunter”, y “Hail, Caesar!”, el nuevo film de los hermanos Coen ambientado en el Hollywood de los años 50.

A la cabeza

La película “Everest” superó esta semana a la argentina “El clan” en cantidad de espectadores. El film dirigido por Baltasar Kormákur sobre una trágica expedición a la montaña del Himalaya, encabezó la asistencia a salas de cine con 93.467 espectadores en todo el país y una recaudación de 7.405.574 pesos, según informó la medidora Rentrak Argentina.

Mientras, el film argentino de Pablo Trapero que se centra en los crímenes cometidos por la familia Puccio en los años 80, se ubicó segundo con 87.954 personas y 5.455.179 pesos de recaudación.

Los siguieron “Maze Runner 2: Prueba de fuego” (tercero, con 61.226 espectadores y una recaudación de 4.534.563 pesos) y “La casa del demonio” (cuarto, con 18.238 espectadores y 1.127.356 pesos).

En quinto lugar se ubicó “El principito” con 17.606 espectadores y 1.068.959 pesos.

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