Su nombre se perpetuó en un reconocido colegio secundario y en una de las avenidas de acceso a la Ciudad. También en Buenos Aires hay una calle en su honor. Pero José Vicente Zapata fue mucho más que un nombre ilustre.
Le tocó vivir momentos muy difíciles en aquella Argentina sumida en una de las tantas crisis financieras. Pero gracias a la confianza del entonces presidente Carlos Pellegrini, quien lo designó Ministro del Interior, nuestra patria salió de aquella complicada situación y resurgió por un momento como uno de los países más prometedores del mundo.
Sin su brillantez para negociar y para sofocar posibles revoluciones, seguramente la historia de aquel momento hubiera sido diferente.
Patricio y distinguido
Nació el 14 de enero de 1851, hijo de José Albino y de Mercedes Sosa.
José Vicente provenía de una distinguida familia colonial y, a los 5 años, ingresó a la escuela y realizó sus estudios primarios.
El 20 de marzo de 1865, inició las actividades en el Colegio Nacional. Ya adolescente, se transformó en uno de los alumno fundadores del establecimiento. Su tío Manuel Zapata fue, de hecho, el primer rector.
Algunos recordaban a José Vicente como un estudiante aplicado y con un gran sentido del humor. Fue uno de los primeros egresados con el título de bachiller y con el promedio más alto de su promoción. Al concluir sus estudios secundarios, partió hacia Buenos Aires con la idea de estudiar medicina.
Se inscribió en aquella carrera, pero al poco tiempo se dio cuenta de que no era su vocación. Luego de un año, abandonó medicina para cursar leyes.
Para costear sus estudios, trabajó en el correo como mensajero.
Un abogado inquieto
En 1874 el joven mendocino finalizó sus estudios de Derecho, recibiéndose como abogado. Un año después se doctoró con su tesis sobre “Redención de Capellanía” que llamó la atención al cuerpo de profesores. Posteriormente, regresó a Mendoza y, en muy poco tiempo, se lo nombró defensor de Pobres y Menores.
Con solo 23 años de edad, el gobernador de la provincia Francisco Civit lo nombró su secretario. Después de un tiempo, el mandatario provincial lo convocó para ocupar interinamente el puesto de ministro de Hacienda. Desde ese ministerio, redactó el reglamento general de policía y la ley orgánica de Justicia de Paz.
En 1876, después de trabajar en la Defensoría de Menores, fue nombrado ministro superior del Tribunal de Justicia y fue presidente interino de ese ministerio.
Legislador incansable
José Vicente Zapata fue elegido Diputado provincial. Desarrolló varios proyectos importantes para la provincia, entre los que se encuentra la protección y fomento de la vid, el nogal y el olivo.
Trabajador incansable, gran orador, defendió desde su banca el bienestar para los mendocinos.
Cuando contaba con 29 años de edad, fue elegido senador nacional por Mendoza y regresó a Buenos Aires.
Durante su estadía, fue recibido por sus amigos: el ex-presidente Nicolás Avellaneda y el doctor Carlos Pellegrini.
En aquellos tiempos se estaba gestando la constitución de la Capital Federal, para seguir con el “proyecto nacional”.
Como legislador y representante de Mendoza, Zapata presentó más de cien proyectos en esa Cámara.
Piloto de tormenta
Casi a fines del siglo XIX, nuestro país vivía momentos de gran prosperidad y progreso, pero durante la presidencia de Miguel Juárez Celman se produjo una profunda crisis financiera que desencadenó la caída de ese gobierno en la sangrienta “revolución del Parque” de 1890.
El 6 de agosto de ese año, ocupó el cargo de primer mandatario nacional su vicepresidente, Carlos Pellegrini. Inmediatamente, trató de conjurar los conflictos que acechaban al país y de salvar el crédito en Europa -la Argentina había entrado en default - y la república estaba en bancarrota.
Los aciertos de Pellegrini resultaron en una salida rápida de aquella difícil situación. Dentro de esos colaboradores se encontraba el doctor Zapata, quien fue nombrado ministro del Interior en reemplazo del general Julio A. Roca, en 1891.
La tarea del mendocino no fue fácil, con varias revoluciones en diferentes provincias y en plena Capital Federal más el malestar general que existía en la población. Con gran inteligencia, Zapata supo poner paños fríos a este penoso panorama y llevó adelante su tarea pacificando a los que estaban en contra de ese gobierno sin represión, solamente con la palabra y la negociación.
Esto le permitió culminar su mandato junto a Pellegrini y le dio la posibilidad de ocupar durante la presidencia de Luis Sáenz Peña el cargo de ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública.
La muerte de un prócer
El 27 de noviembre de 1897, José Vicente Zapata sufrió una hemorragia interna; al día siguiente, falleció en su casa de la Ciudad de Buenos Aires. Tenía 46 años.
A su funeral asistieron el presidente José Evaristo Uriburu, sus ministros y muchos de sus amigos.
El ex presidente Carlos Pellegrini despidió sus restos con un gran discurso de despedida.