José Francisco Poquet siempre fue un hombre “de peso”, no sólo por su gran contextura física, con un peso promedio de 115 kilos, variable entre los 112 y los 118, según la estricta y rigurosa dieta que podía cumplir o de la intensidad de los entrenamientos que realizaba en vísperas de alguna competencia importante, sino también porque desde muy joven se dedicó con permanentes progresos y repetidos éxitos al duro deporte de las pesas.
Una actividad en la que a comienzos de la década del ‘50 se convirtió en el máximo referente del historial mendocino, donde en distintas épocas sobresalieron pesistas del nivel y la jerarquía de José Alesci, Rafael y Ricardo Pennisi, Simón Lacerna, Ángel Edmundo Sposato y Arturo Mansilla.
El propio Poquet asegura que en 1951, cuando tenía 15 años de edad (28-08-36), participó por primera vez en un selectivo de levantamiento de pesas en el Club Mendoza de Regatas, al que asistía regularmente, porque con igual entusiasmo y dedicación integraba el cuerpo de remeros de la entidad del Parque General San Martín.
Se recuerda por ejemplo que en 1952 intervino en la tradicional regata Aniversario en un “ocho remos largos” junto a Vicente Lucero, Carlos Acuña, Walter Salinas, José Famá, Osvaldo Escribano, Rafael Llin y Joaquín García, con Armando Puebla como timonel.
Ese mismo año, con Osvaldo Escribano, Walter Salinas, José Famá y Julio César Borromei como timonel formó parte de la embarcación conocida como “cuatro cadetes” que compitió en el Lago del Parque y en la Regata Internacional de El Tigre, en Buenos Aires, sobre una distancia de 1.000 metros.
Lo hizo además en una exigente prueba de resistencia de 10 kilómetros por la “Copa Club Náutico de Córdoba”, que se corrió en esa provincia e incluso llegó a lucirse en otro “ocho largos” con Dardo Gómez, Humberto Martín, Carlos Stropiano, Eduardo Sibecas, Vicente Lucero, José Famá y Osvaldo Escribano.
Sin embargo, y cuando se le auguraba una ascendente carrera como remero, porque tenía condiciones y personalidad de líder, José Poquet se inclinó por el levantamiento de pesas, lo que entonces explicaba con estas palabras al Diario Los Andes: “Elegí la disciplina de las pesas por ser un deporte individual que me exige mucho más esfuerzo y dedicación personal que el remo, que es una actividad de conjunto y que se desarrolla en equipo”. Se inició como mediano y continuó luego en medio pesado, pesado ligero, pesado y súper pesado.
Cuando en 1953, Poquet definió como campeón en su favor el pleito que sostenía con Humberto Miguel, que era otra promesa en ascenso en las pesas mendocinas, escribió el periodista deportivo José Ricardo Galante, en la revista Mundo Deportivo, que era una publicación de circulación nacional: “El pesado ligero mendocino José Poquet, con sus 305 kilos (90 en fuerza, 95 en arranque y 120 en envión) es una de las presencias más admiradas y se anticipa a éxitos que no han de serle escasos. Se trata de un pesista que le dará muchos triunfos a Mendoza y que está llamado a ser figura en corto plazo”.
Resultó el comienzo de una extensa y triunfal trayectoria que lo llevó a ser campeón mendocino desde 1962 a 1968, de manera ininterrumpida.
Cuando el 9 de diciembre de 1962 logró el campeonato nacional de los súper pesados con 360 kilos (110 en fuerza, 110 en arranque y 140 en envión) en el Club Comunicaciones de Buenos Aires, dirigido por sus entrenadores Ángel Ledda y Félix Chaparro, y con ejercicios muy bien logrados, según la prensa especializada, aunque previamente en mayo de 1962, en el Club Mendoza de Regatas había fijado la marca de 395 kilos (127,5 en fuerza, 117,5 en arranque y 150 en envión), se convirtió en el cuarto pesista mendocino en ser campeón argentino: los anteriores, Simón Lacerna en gallo, Ángel Edmundo Sposato en mediano y Arturo Mansilla, también en gallo.
Hombre récord
En 1967, la temporada de su consagración definitiva, fue elegido como “El atleta del año” por la Federación Argentina de Pesas, que lo seleccionó para los V Juegos Panamericanos de Winnipeg, Canadá, torneo que se realizó entre 23 de julio y el 6 de agosto de ese año, al que también asistieron los deportistas mendocinos Miguel y Jorge Víctor Aconcagua Ahumada (ambos en boxeo) y Valerio Oliva y Pedro Postigo (ambos en tiro).
Se recuerda que el 25 de marzo de 1967, en una extraordinaria demostración de poderío y técnica entre el júbilo del público, estruendosos aplausos y efusivas felicitaciones, Poquet alcanzó en el Club Mendoza de Regatas, con un peso de 116 kilos los 400 kilos (132 en fuerza, 115 en arranque y 150 en envión) la marca que se había prometido y exigido alcanzar. “Vale lo que pesa”, “El atleta récord”, “El hombre fuerte del deporte”, “Pesa 116 kilos, levanta 400” fueron algunos de los títulos de nuestro diario después de aquel sensacional registro y en siguientes ediciones cuando todavía se hablaba de su singular hazaña que para muchos parecía inalcanzable.
Ese año alcanzó tres veces más los 400 kilos, demostrativo de su superación permanente y de su constancia en el gimnasio al que concurría habitualmente, según su relato, tres veces por semana los días martes, jueves y sábados, con tres y hasta cuatro horas diarias de trabajo muscular y perfeccionamiento de sus movimientos.
En sus años de mayor esplendor fue tercero en el Sudamericano de Brasil en 1963 y segundo en el Sudamericano de Ecuador en 1969, con el mismo puntaje que el ganador, el peruano Armando Pugliesse, favorecido porque pesaba dos kilos menos que Poquet. Como un digno broche de oro, entre el 18 al 26 de setiembre de 1971 representó a la Argentina en el XXV Campeonato Mundial de Levantamiento de Pesas con sede en Lima, Perú.
Las copas, trofeos, pergaminos y medallas, además de un cuidado álbum de fotos y recortes de diarios y revistas, que muestra orgulloso en su casa de Guaymallén, donde reside con su hijo mayor Ricardo, son el mejor y perfecto testimonio de todos esos lauros que alcanzó primero como remero y después como pesista, donde se convirtió por méritos propios y muy legítimos en el número uno de la historia de ese deporte en Mendoza y en uno de los más importantes del país.
Cuando le dijo adiós a las pesas, por entender que “el ciclo estaba cumplido”, como reconocía en los años ‘70, se dedicó de lleno a su gestión gerencial en una conocida empresa de repuestos del medio y se vinculó a la Cámara de Empresarios y Repuesteros -Ceraya-. Esto le permitió posteriormente ocupar durante seis años el cargo de presidente de la UCIM (Unión Comercial e Industrial de Mendoza) y director ejecutivo de Pro Mendoza, entre abril de 2005 y mayo de 2008.
A los 77 años de edad, dueño de una paz interior y de una serena mirada que son el reflejo de su excelente estado de ánimo, sus palabras en la charla con Más Deportes encierran reconocimiento y gratitud:
“Soy un agradecido de las pesas, una actividad que me dio las más grandes satisfacciones posibles como deportista. Durante años fui campeón mendocino, cuyano y argentino y pude representar a mi país en diversas competencias internacionales. Siempre me brindé al máximo, puse el mayor empeño y esfuerzo en una disciplina realmente dura y difícil. Las pesas son muy severas, es como cumplir un régimen alimenticio todos los días."
"La balanza es el peor enemigo de los pesistas porque siempre dice la verdad. Hay que pesarse todos los días y conocer cómo evoluciona el peso de cada uno para poder competir con el mayor éxito posible. Es un deporte personal en el que si se hacen las cosas bien, sobre todo con una gran responsabilidad, se obtienen los mejores resultados. En mi carrera alcancé los 400 kilos en la suma de los tres movimientos exigidos -fuerza, arranque y envión- una marca que en 1967 repetí en varias oportunidades, quizá cuando me encontraba en mi mejor momento. Me llena de orgullo saber que he sido una figura reconocida en el deporte mendocino”.