-¿En qué radica su éxito?, le preguntó Los Andes a José Pedro Angulo en diciembre de 2000, poco después de vender la cadena de supermercados Vea.
-En tener mucha voluntad y perseverancia. Además de ser honestos con nuestros proveedores, clientes y empleados, respondió el hombre que era el referente de una empresa familiar que de la nada construyó un negocio millonario.
-¿Está conforme con haber vendido Súper Vea?
-Si bien no estábamos decididos a vender Vea, nos tentaron tanto que decidimos hacerlo. También supimos ver que el negocio iba a costar cada día más porque teníamos que luchar con las grandes multinacionales.
Don José -que cultivaba un perfil bajo "sobre todo por seguridad", tal como solía decir- comenzó a trabajar a los 20 años con la venta de aceite a domicilio. Sumó a sus hermanos al negocio y abrió en la década del 60 un autoservicio en Godoy Cruz. En los 80 ya tenía cinco supermercados y adquirió la cadena Viñas. En 1997, contaba con 29 sucursales y 2.300 empleados cuando recibió la oferta de la multinacional Disco con la holandesa Ahold para quedarse con Súper Vea, que entonces facturaba 400 millones de pesos al año.
Después de desprenderse de esa empresa que era su niña mimada, ya que nunca se casó ni tuvo hijos, diversificó sus ganancias como inversor de empresas agrícolas, inmobiliarias, energía y servicios bancarios.