José Niemetz: “Mis preocupaciones de hoy son las discriminaciones”

Esta semana, José Niemetz se llevó uno de los mayores galardones de nuestra literatura nacional. El premio Clarín de Novela 2018 fue para su thriller titulado "Tú eres para mí". Dicha consagración le valió un gran reconocimiento, la publicación de su obra y un premio de 400 mil pesos.

Dueño de una librería en General Alvear, licenciado en letras y profesor de literatura, Niemetz fue seleccionado como uno de los diez finalistas entre 421 manuscritos que llegaron al concurso. Bajo el seudónimo de "Bovary", el jurado conformado por la novelista española Almudena Grandes, la mexicana Guadalupe Nettel y el argentino Jorge Fernández Díaz consagró su obra como un trabajo por demás interesante, atrapante y emotivo, que repasa situaciones de discriminación muy vigentes.

-¿Cuáles fueron tus emociones en todo este proceso de consagración?

-Para mí fue una profunda sorpresa y emoción el hecho de estar entre los diez finalistas, considerando ser parte de uno de los premios más importantes del país. Me fui a Buenos Aires con sueños y esperanzas, pero sabiendo que en esos diez tenían que haber escritores consagrados y grosos. Cuando escuché mi nombre fue una cosa increíble.

Cuando leí quince días atrás los diez finalistas y vi que salía el nombre de la obra y el seudónimo fue el momento de mayor emoción, incluso más que cuando gané y leyeron mi nombre.

-¿Tu nombre o el seudónimo? ¿De dónde nació esa idea?

- De un montón de cosas. De la literatura, por supuesto. Madame Bovary es un personaje clave de la historia de la literatura universal y es una mujer que vive trastornada por ese mundo. De alguna manera, es una mujer que elige el mundo de la literatura por sobre el mundo real. Prefiere estar ubicada en esa realidad y de alguna manera es lo que, muchos años después, sucedió con en las décadas del ‘60 y ‘70 con los teleteatros. Y hoy está pasando con las redes en todos nosotros. Ese tipo de comportamiento, de actitudes que devienen en patología, me resulta interesante.

Además, yo soy profesor de Literatura y “Madame Bovary” ha sido un importante caballito de batalla.

-¿Qué creés que tenga la obra para que la hayan elegido?

-Podría decir lo que dijo Almudena Grandes en la premiación, unas palabras que fueron muy conmovedoras. Ella habla de la profundidad del personaje, de las características del personaje central; que es una mujer obesa que tiene una desmesura en todo sentido, y que la cautivó de una gran manera. Me parece que el personaje de Estela le gustó mucho al jurado. Después me parece que la construcción de la novela es original y creativa, y eso les debe haber gustado.

-Fernández Díaz dijo que tiene mucho de Stephen King, ¿coincidís con esa afirmación?

-No, no coincido pero nunca voy a contradecir a un lector. En el caso mío no hay nada que podría llamar de influencia de Stephen King. Charlando con una periodista de Clarín, de alta formación literaria, me dijo que tampoco veía nada de King ahí. Pero eso queda siempre en la interpretación del lector.

-¿Qué se va a encontrar el lector cuando lea la novela?

-Va a encontrar una novela con suspenso, va a querer saber cómo sigue. Algún lector se va a impresionar, otro a desagradar, otro un poco más audaz se sorprenderá. Una de las aspiraciones más grandes que tengo es que se diviertan y que le pasen cosas, eso es lo mejor. Lo peor que puede pasar es que no pase nada. Prefiero que a la página diez se indignen y que quieran tirar el libro a la basura, que genere incluso ese desprecio.

Porque es algo que viene de adentro mío, no de afuera.

-¿Cómo fue la construcción de la novela, con todos los temas que abarca?

- Fue simplemente una idea pero que forma parte de mis preocupaciones centrales de hoy, que son las discriminaciones: por peso, por edad, por color de piel. Este tipo de situaciones forman parte de mis preocupaciones cotidianas y tenía una idea rondando: que una ficción sostuviera esto. Se dio en una trama policial, con crímenes seriales que suceden, que tienen una razón y un por qué; algo que ya forma parte de la ficción pura.

Todo se da en el mundo de las plantas, que es el escenario: tan inofensivas, tan lindas, que al final no resultan tan así. Tal vez haya algo siniestro en su silencio y su quietud.

Algo de eso también hay en el personaje, un personaje que habla muy poco, sino que se mueve. Sin embargo creo que la novela ha logrado no ser aburrida, tiene mucha dinámica.

-Después de publicarlo, ¿cuál es el rumbo de las cosas? ¿Cómo sigue tu vida en el mundo literario?

-Vivo de la docencia en un instituto terciario, en un profesorado de Lengua y también trabajo en el Instituto Tecnológico Universitario, con toda la conflictividad y la crisis que eso abarca hoy en día. Desde mi adolescencia que escribo, y pienso y digo que el 99,9 % de los escritores son desconocidos para el resto. Además, creo que el mundo de la literatura está condenado a la desaparición; “no solo al olvido”, diría Borges, sino a la desaparición absoluta porque francamente nadie lo va a conocer. En este caso, de todo lo que he escrito a lo largos de los años, esto va a quedar al menos en un papel, mi nombre apareció en Google y en Clarín. Pero sino, somos seres muy anónimos y las obras, mucho más aún.