La dirigencia empresaria es parte del ADN familiar. Su padre y su hermano presidieron la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Ganadería de General Alvear, y él asumió, en 2016, la máxima responsabilidad al frente de la Específica de Ganadería de la entidad sureña.
Eso explica, quizás, el hecho que le ponga pasión a la charla. José María Santolín dialogó con Los Andes durante el Día de Campo, “la previa” de la Fiesta Nacional de la Ganadería de Zonas Áridas que se realizará en Alvear entre el 10 y el 14 de mayo.
-¿Cómo viene, desde lo productivo, la ganadería de cría en el secano?
-Este año, como el año pasado, el clima ha venido acompañándonos. Ha llovido mucho, ha mejorado la oferta forrajera de los campos, y eso es determinante para la actividad. Falta conocer los números de la vacunación para ver cuántos animales más podemos llegar a tener en la provincia este año, pero en términos productivos venimos mejorando.
-¿En cuánto a los precios, ha cambiado el panorama?
-El ternero sigue valiendo más o menos lo mismo; ahora aumentando un poquito. Pueda ser que el Remate de la Fiesta de la Ganadería nos dé una alegría y los valores mejoren un poco más. Va a ser muy importante para que el productor pueda arrimarse, con su ingreso, a los aumentos que hubo en vacunas, gas oil, personal. Esperamos mejor precio para el ternero, porque los costos suben.
-Eso, sin contar las pérdidas por incendios. ¿Se hizo todo lo posible, o se podría haber tomado alguna otra previsión para evitar daños mayores?
-Esto ocurre siempre. Después de un año con lluvias importantes, que dejan los campos con mucho pasto que, en definitiva, es materia combustible para el verano siguiente. Creo que todos tendrían que haber puesto algo más de lo suyo.
Quizás faltó algo de infraestructura y equipamiento, como mejorar caminos y disponer de maquinaria. De todos modos, hay que reconocer que la gente del Plan Provincial de Manejo del Fuego trabajó de manera rápida y eficiente. Pero es obligación del productor mantener limpias las picadas de su campo, y ahí tenemos un problema.
-No en todos los establecimientos se realiza esa tarea.
-No todos los hacen. Hace falta más conciencia de los productores sobre la necesidad de mantener despejada, sin material combustible, esa franja de seguridad razonable a cada costado de los alambrados.
Porque el hecho que se queme el pastizal, dentro de la desgracia, no deja de ser el mal menor -hasta lo mejora-. El mayor problema es que se pierde infraestructura. Hoy cuesta 50.000 pesos hacer un kilómetro de alambrado.
-¿Cómo ve el escenario a futuro del sector ganadero?
-Lo veo muy promisorio. Eso sí, hay que poner mucho esfuerzo en exportar más. Es necesario promover los negocios con el exterior. Argentina llegó a ser el segundo país exportador de carne vacuna, y hoy estamos fuera de los 10 primeros.
-¿Cómo encajaría Mendoza en ese esquema?
-Creo que la provincia está destinada a cumplir un rol importante. Podemos hacer ganadería de secano, podemos hacer ganadería bajo riego, y podemos engordar en feedlot. Estamos pegados a un país (Chile) que es el quinto importador de carnes a nivel mundial. Es para tenerlo muy en cuenta.
-Los corrales de engorde están, pero la Ley que ordena el negocio quedó a mitad de camino…
-Es cierto, y ahí deben poner especial atención las autoridades provinciales. Tenemos una Ley de Feedlot que no está reglamentada viene demorado el cumplimiento de la Ley 7074 que promueve el engorde y la recría y lo demás depende de los productores.
-¿Eso qué significa?
-En la ganadería de cría, mejorar el índice de preñez, incrementar el índice de destete, aprovechando todas las herramientas de manejo que están disponibles; en el oasis irrigado expandir la recría y el engorde, optimizando las tecnologías que se vienen aplicando. Claro que hay carencias, en varias zonas de la provincia, que van a seguir condicionando la mejora productiva, sobre todo la de los campos de cría.
Necesitamos caminos, energía, agua, para consumo animal.
Perfil
José María Santolín (48)
Alvearense. Profesional, empresario y dirigente. Divide su jornada entre la actividad en el estudio notarial que comparte con su hermano (ambos son escribanos), y la producción ganadera en el secano del Sur mendocino. Su padre (Ángel José Santolín) compró el campo en 1992 y lo trabajó durante 10 años.
En 2002 lo alquilaron hasta 2009 y, a partir de ese año, los hermanos Miguel Ángel y José María retomaron el emprendimiento ganadero.