El cierre que deparó la competencia dejó sin aliento a más de uno de los espectadores, que se apostaron en San Martín y Sarmiento para ver el esperado desenlace de la primera etapa. En el corazón de la ciudad, arriesgándose más de lo pensado, los hombres de punta le pusieron el cuerpo a la situación.
Hasta el comisario general de la carrera se vio superado en la meta por José Luis Rivera (Clos de Pirque), el pedalista sanrafaelino por instinto encontró un estrecho corredor para esquivar un vehículo (de la organización) que se encontraba a metros del arco del triunfo.
Más allá de la espectacularidad, el asombro se agigantó con algunos gritos. A espaldas, del nuevo líder de la clasificación general, Cristian Clavero (Municipalidad de Guaymallén) y al sanrafaelino Gustavo Hernández (Clos de Pirque) le abrían paso al zumbido de las cadenas del pelotón.
Fue como un relámpago el que protagonizaron los primeros 94 ciclistas, un arribo masivo que bien podría definirse como una estampida. Escapar al peligro animó en los últimos kilómetros a los ciclistas para entregar su mejor esfuerzo. El vértigo de la ciudad tenía reservada una máscara de bocinazos.
En cuanto a la carrera, que en la previa se presentaba -entre especulaciones- como un capítulo ideal para un arribo masivo, las razones tácticas le dieron la mano a la urgencia. El calor, la extensión del recorrido, también confabularon con la orden táctica.
El pelotón, que había comenzado su viaje -por Ciudad- con un tren controlado, debió esperar entrada la marcha para vivir su primer corte. Camino a la primera bonificación, el grupo comenzó a desplegarse. Las acciones llegarían luego de que los equipos intentarán tomar el control de la gran serpiente.
El Vergel fue el escenario de la reyerta inicial, a partir de allí algunos cambios en la general animaron la tarde. El equipo chileno Clos de Pirque se llevó tres triunfos.