José Luis Perales: “Más que un cantante, soy un ‘contante’”

El cantautor español, gran “contador de historias”, presenta su disco “Calma” el martes en Arena Maipú. En esta entrevista exclusiva, habla sobre su renovación musical, de su novela “La melodía del tiempo” y hasta desmitifica su más famosa canción.

José Luis Perales: “Más que un cantante, soy un ‘contante’”

A José Luis Perales le gusta navegar. Anoche cantó en el Luna Park, pero antes (para llegar hasta ahí) se dio el gusto de cruzar en barco el charco rioplatense desde Montevideo: no habrá estado muy lejos de sus propias canciones, que saben mucho de cielos y de libertades.

Y al ratito de desembarcar, cuando llega al hotel para un descanso, le cae una llamada de Estilo. No tarda en remontarse a alguna de esas tardes de navegante: "La calma chicha", comenta, "es en el mar esa ausencia de viento que obliga a encender el motor para poder seguir".
Pero no, la conversación irá hacia otros lados, hacia otra calma.

En efecto, ese es el último sentimiento al que le canta: "Calma" es su último disco (el número 27, para ser exactos), que estará presentando el martes que viene en el Stadium de Arena Maipú. 

En este álbum de diez canciones, el cantautor de 71 años se animó a darle un giro a su estilo: pero solo desde el lado instrumental, porque el romanticismo está intacto.

“En realidad, el título tampoco tiene que ver mucho con todas las canciones, y surgió después de terminar el disco: después de ver muchos telediarios, de leer muchos periódicos, y de marcharme a la cama siempre con tristeza de todo lo que pasa en el mundo”, confiesa afligido.

Y reformula: “Realmente, realmente, creo que hay mucho estrés, hay demasiada guerra, demasiada hambre, demasiada violencia, y cada vez que uno prende la radio o la televisión uno se queda muy descorazonado, realmente (remarca). Y cuando tuve que poner un título, estaba en el subconsciente todo: lo que se necesita es calma”.

-Una reacción al mundo contemporáneo, entonces.

-Una reacción al cada día.

-¿Y qué cosas son las que lo entristecen más de todo lo que ve?

-Creo que lo que más me conmociona es la tristeza a la que se ven sometidos los niños, el abandono, el hambre y la miseria. Son las grandes víctimas de la violencia que se está creando en todos los sitios. Ellos son los indefensos.

-Y usted, en especial, ha tenido acercamiento con los niños en su carrera y ha cantado a la esperanza.

-Sí, yo sigo trabajando de alguna manera con los niños de Aldeas Infantiles SOS, y conozco muy de cerca de dónde vienen esos niños: a veces de la orfandad, la miseria, la soledad, y de repente cuando llegan a esas aldeas y alguien les da un poco de cariño, uno se siente absolutamente compensado y lo agradece.

El mismo, el otro

La timidez que suele confesar en reiteradas entrevistas se le nota poco al teléfono: él habla rápido y sin atropellarse, tiene una voz animada y gris (un color que le gusta mucho), y el buen humor desborda en cada respuesta:

-Para alguien que se ha quedado en el tiempo, las canciones de "Calma" sonarán un poco distintas. ¿Hay una nueva búsqueda?

-Sí, hay una nueva búsqueda por mi parte, pero también un nuevo encuentro, que es el más importante: con mi hijo Pablo, que fue el productor de este trabajo. Él ha estado unos años viviendo en Estados Unidos y, de alguna manera, el tipo de música que siente ahora como arreglador es la de ese país.

Y yo creo que a eso huele el disco, por eso se diferencia mucho de los discos anteriores. No tanto es la evolución mía en las canciones, sino la evolución en los arreglos que la hacen diferentes, que les dan un vestido, un color diferente al que venía dando a mi música.

Por eso, si hubiera seguido la misma línea de arregladores y productores de siempre no serían tan rupturistas, como algunas son: no me habría arriesgado a hacer una canción con ritmo de jazz.

-¿Un Perales jazzero?

-Es una canción infantil dedicada a Guillermo, mi nieto. ¡No concebía yo que se pudiera hacer en jazz como se ha hecho! Y además con músicos espléndidos, que tocaron en sus días con Sinatra, que grabaron en Los Ángeles... En fin, estas canciones han tenido toda una historia diferente, y lo que yo temía era no estar a la altura de esos arreglos, no meterme en eso fácilmente, y sin embargo me cayó como anillo al dedo.

-¿Necesitaba un cambio?

-Creo que en esos momentos estaba necesitando un cambio, y creo que se consiguió. Y no solo se consiguió, sino que gente de los medios, que en muchos casos me habían ignorado desde hace años, en esta ocasión me llamaron para entrevistas, me dijeron que era lo más bonito que había hecho nunca, por lo que me sentí muy confortado.

-Imagino que usted debe cantar obligadamente todos sus clásicos, pero, ¿hay alguno que ya no cante por alguna razón especial?

-En realidad, lo que pasa es que hay tantas tantas canciones, que no se puede armar un repertorio distinto para cada concierto. Cuando hago una gira, canto lo mismo en todos los países, en todos los teatros. Ese repertorio tiene veintitantas canciones, y con las 400 escritas que tengo, siempre faltará alguna.

Pero las más conocidas siempre tienen que estar, porque la gente no me perdonaría que me fuera sin cantarlas. Y luego, hay canciones que no he cantado nunca, que están grabadas y que cuando las canto en el teatro la gente sí las conoce, porque las ha escuchado por años en los discos. En treinta años de música, imagínate, lógicamente se las han aprendido (ríe).

-Ahí el desafío es meter lo nuevo...

-Pero cuando metes lo nuevo, sabes que no va a tener la misma respuesta. Pero en este disco hay una atención a las canciones increíble. Hay algunas, como “El reencuentro”, que la gente la aplaude como si la conociera de toda la vida Pero bueno, hay que ser sincero: cuando llega “Y te vas”, “Te quiero”, “Me llamas”, “El velero...”, “¿Y cómo es él?”, el teatro se me viene encima y cantan todos y a mí no se me oye.

-Y ya que la nombra, ¿cuál es al final la verdadera historia de "¿Y cómo es él?"?

-(ríe) Circulan dos versiones, una que es la mía, la verdadera, y otra que es la que la gente se empeña en que sea. La que todos creen es la que parece ser la más lógica: la del padre que le pregunta a la hija cómo es el novio, a qué dedica el tiempo libre, y toda esa cosa. Pues no, no es así, es la pregunta de un marido a una mujer que ya no está con él.

-Eso es lo que pensábamos todos desde un principio...

-Yo creo que la más lógica sería la otra, porque preguntarle a tu ex esposa cómo es él otro, a qué dedica su tiempo libre, decirle que se lleve el paraguas y se ponga el vestido gris... no digo anormal, pero es algo raro (ríe).

-¿A quién se la escribió entonces?

-En realidad es una canción que le escribí a Julio Iglesias. Se la escribí a él, pero después mi compañía la escuchó y me dijo que no, que era una gran canción y que la debía cantar yo.

Es algo que me costó, porque es la única canción que canto como si alguien me la hubiera escrito a mí. Es una canción que interpreto como no mía, porque no la escribí para mí. Creo que es la única vez que he sido infiel con un cantante al que le escribí una canción y al final no se la di.

-Entre "Calle soledad" (2012) y su reciente disco, pasó una cosa curiosa, que es la publicación de una novela suya, "La melodía del tiempo" (Plaza & Janes, disponible en Argentina).

-Y... cuando espacias tanto el tiempo de la música algo hay que hacer (ríe). De pronto, pues, se me dio por escribir algo que tuviera una continuidad en el tiempo y en el espacio, una historia que fuera más larga, no tan breve como una canción de tres minutos y medio.

-Es que ya escribió canciones que son verdaderas novelas resumidas.

-Concretamente, mis canciones son historias desde siempre. Hay algunas que no, pero en general son historias contadas. Yo siempre digo que soy un “contante” de historias más que un “cantante”.

En este disco, hay una novela entera en una canción: “El reencuentro”. Decidí, mientras la música surgía, escribir otra cosa, entonces empecé con recuerdos de la infancia, por lo que tiene algo de autobiografía.

Son vivencias de un pueblo muy pequeño castellano, y está basado en esas historias que los abuelos te contaron, de esos acontecimientos que pasaron a lo largo de los años, incluso de la tercera generación yendo hacia atrás...

-¿Cómo la recibieron?

-La verdad es que ha tenido un gran éxito. ¡Yo ni pensaba que la fueran a publicar! Una amiga mía periodista me preguntó qué estaba haciendo y le conté. Cuando terminé se lo pasé y me llamó diciendo que no se podía apartar del libro, que le encantaba. Le agradecí mucho, pero me dijo que lo tenía que presentar en una editorial. Yo no me atreví a eso, así que fue ella (ríe).

Habló, envió la novela y en quince días me dijeron: “Tenemos una novela notable”, ¡usaron esa palabra, casi me caigo de los nervios! Nunca esperaba eso, y ya va por la tercera edición.

-José Luis, ¿y si lo sorprende un Nobel como a Dylan?

-(ríe) ¡Me parece un acierto lo de Bob Dylan, por qué no! Yo creo que todos tienen derecho a escribir, a escribir buenas historias, y por añadidura con música. Es una ventaja sobre los que escriben nada más. Creo que Dylan, después de un tiempo tan largo de escribir historias estupendas, por qué no va a merecer ese premio.

Estoy de acuerdo, creo que es justo, y me agrada que se piense no solo en los escritores de siempre, sino también en gente que también ha vivido muchos años, y dignamente, escribiendo historias y poniéndoles música.

-¿Y usted se ve con uno?

-¡Qué va, qué va, para nada! (se excusa)

-Por sus canciones, a usted se lo ha calificado de tristón, de nostálgico, de hipersensible, pero si ahora le pidiéramos que se definiera en dos palabras, ¿cuáles usaría?

-Transparente.

-No usó ni siquiera dos...

-Sí, soy solo eso. A través de mi música se puede saber cómo soy, sobre mi filosofía de vida, mi forma de ser, las cosas que me gustan y las que me ponen triste. Mis canciones me reflejan absolutamente.

José Luis virales

-Leí que usted descubrió su habilidad para escribir haciendo un blog, ¿puede ser?

-Sí, sí, sí. Hace cuatro años estaba haciendo una gira por Latinoamérica. Estaba en Montevideo, y yo estaba en un hotel sobre la Rambla, un paseo al borde del Río de más de veinte kilómetros. Yo estaba esperando el momento del concierto, y con los nervios que siempre tengo antes de llegar al teatro.

Estaba ahí dando vueltas de acá para allá, y me pregunté cómo podía hacer para calmar mis nervios. Agarré unos cuantos papeles del escritorio y me puse a describir, desde la ventana, lo que pasaba en esa costanera. Lo pasé muy bien, se me pasó el tiempo, y me dije que podía empezar un blog (dice contento).

-¿Y cómo le fue con los seguidores?

-¡Muchos! Más o menos, sigo escribiendo un post por mes. Hoy creo que ya tengo como... (intenta recordar un número exacto) dos millones doscientos mil o algo así en mi Facebook. Eso también me anima a escribir.

-Mantiene un contacto muy cercano con su público...

-Sí, a través de las redes sociales les atiendo en la medida que puedo. Cuando estoy en casa, porque cuando estoy de viaje me resulta muy difícil, pero hay un community manager que me pone al tanto de todo. Hay muchos mensajes que contesto personalmente, aunque muchos de mis amigos no me lo creen.

-Hace poco circuló un video donde sorprendió a una mujer enferma de cáncer...

-Ha conmovido a muchísima gente, yo no esperaba que pasara eso. Lo hice con la mejor intención para el programa de televisión “El hormiguero”. Me dijeron que iban a hacer una broma, pero una broma sanísima. Buscaron a alguien que le gustara mucho Perales, y de pronto me proponen eso...

-¿Le gustó la idea desde un comienzo?

-Al principio me daba un poco de miedo, porque nunca había hecho una cosa así. Pues bueno, si es por el bien lo voy a hacer, me dije, y me vistieron con la bata de enfermo, con el gotero y la cabeza vendada. Parecía un enfermo de verdad, ahí descubrí un pequeño actor que no sabía que tenía...

Desde luego, me dio mucha alegría ver a esa mujer, que me contó que tenía cáncer desde los treinta años y que su mamá le ponía mi música para que el dolor se mitigara un poco. “Ahora me puedo morir tranquila”, me dijo.

-Fuertísimo.

-Me emocioné muchísimo, la abracé y me dieron ganas de llorar, como casi ahora...

La ficha

José Luis Perales, presenta "Calma"
Fecha y hora: El martes 18 de octubre, a las 21.30
Lugar: Arena Maipú (Civit y Maza, Maipú)
Entradas: Platinum $1200, Gold $1000, Platea central este y oeste $800, Preferencial $600, Platea lateral este y oeste $400.

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