Cuando el árbol sigue comprometido en nuestra realidad ciudadana, y perdemos ejemplares por falta de riego o porque han caído en un estado de decrepitud por ausencia de cuidado, los profesionales que están comprometidos con el aliado vegetal no cejan en su empeño proteccionista y lanzan un foro para despertar más conciencia.
Ese es el contexto de las VI Jornadas “Mendoza, la cultura del árbol”, que realizará al promediar este mes la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Mendoza.
La convocatoria es amplia por lo que se espera que las discusiones y propuestas puedan revertir un momento delicado de la masa arbórea provincial. Para fijar posiciones estarán presentes el Gobierno, a través del Ministerio de Tierras, Ambiente y Recursos Naturales y la Dirección de Recursos Naturales Renovables (DRNR); la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza; el Instituto Argentino de Investigación de Zonas Áridas (Iadiza); el Laboratorio de Geobotánica; los colegios de Arquitectos e Ingenieros Agrónomos; el Consejo del Arbolado Público y otros representantes de profesiones interesadas en materia forestación.
Son relevantes estas jornadas porque renuevan un debate que se realizó durante años y se interrumpió en 2003, hace 14 años, cuando se realizaron en homenaje a un prohombre en el amparo del forestal y el medio ambiente, el arquitecto Daniel Ramos Correas (1898-1991), cuyo nombre debería llevar el Parque Central de la ciudad de Mendoza, como alguna vez se propuso. Tampoco hay que dejar en el olvido todo lo que hizo la Asociación para la Preservación del Árbol y su Ambiente (Apasa), que surgió en 1983 con la presidencia de dos notables defensores del árbol, el profesor botánico Jerónimo Sosa y el ingeniero agrónomo Juan Carlos Carrieri, y donde batalló -junto a otros colegas- el también ya fallecido ingeniero agrónomo Jorge A. Cremaschi. La primera acción de esta entidad fue la de educar por medio de una toma de posición de defensa del forestal y su medio, “Declaración de Mendoza”, del 19 de octubre de 1983. Difusión, educación, investigación y gestión fue la acción constante de aquellas voluntades interesadas en recuperar el equilibrio en el conjunto de las creaciones y realizaciones venideras. También en aquel momento, como ahora, medió la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad de Mendoza como sede de las reuniones y en la faz organizativa, recibiéndose asimismo el aporte de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo.
El arbolado está en crisis y su destino es muy incierto, casi una muerte anunciada si no se producen cambios, sobre todo si no se asegura un adecuado riego en todas las importantes obras públicas que están llevando a cabo el Gobierno provincial y las municipalidades.
Por eso el encuentro que impulsa la cátedra de Ambiente 3 C de la FAU puede brindar la oportunidad de revertir la situación penosa del árbol. El árbol nos desafía, nos pone a prueba, nos pide que confrontemos saberes y que asumamos la responsabilidad que nos compete como ciudadanos, como especialistas, como estado para exigir que vuelva reverdecer, que florezca la cultura del árbol de Mendoza, y que cada vez haya menos pedidos de la población para erradicar un ejemplar sin vida, mustio, seco, que está en peligro de caerse. La intención general es verlos lozanos, en su esplendor y brindando la protección que permite la vida.
