Jorge Marziali: el territorio inexplorado de la poesía

El cantautor mendocino presenta un nuevo disco en el que homenajea al gran poeta porteño Daniel Giribaldi. “En la brasa del presente” se llama ese puñado de canciones y poemas recitados donde revive ese autor “tan popular y tan atorrante”.

Jorge Marziali: el territorio inexplorado de la poesía
Jorge Marziali: el territorio inexplorado de la poesía

Por un lado, un músico mendocino que abreva en las fuentes del arte popular, un "canta-cuentos" que creció aquí entre refalosas, gatos, chamamés y polcas. Por el otro, un poeta porteño fogueado bar adentro, que le sacó lustre a la bohemia. Y eso que arde en la garganta, eso que habla de lo urgente y que se canta desde el fondo de la noche ciudadana, suena en un nuevo disco de alta graduación: "En la brasa del presente".

Hablemos, entonces, de poesía popular. "No es aquella que lee y escucha mucha gente, sino la que se escribe sobre los asuntos trascendentes del hombre". Marziali se aventura por esas orillas, cosa de profundizar en la obra de Giribaldi, en esa poética que, según el músico, supo "renovar el lunfardo".

"Daniel fue mi amigo y mi compañero de trabajo", dice mientras recuerda que, el día que lo conoció, Giribaldi le regaló el manuscrito de "Coplas y cantares", cuyas páginas inspiraron la famosa canción del mendocino, llamada "Coplas de libertad", que integró la banda sonora de la democracia y fue coreada por varios artistas en el '83.

A partir de allí, Marziali continuó con la lectura voraz de esos sonetos "tan populares y tan atorrantes", con la admiración y la composición de varias canciones en base a su "manejo humano de la palabra".

Claro que en esas páginas el músico halló lo que más le ha interesado desde que se puso a combinar cuerdas y palabras: "La poesía con barro, con mostrador, con garantía de vida vivida".

¿Y el lunfardo? "Creo que el territorio del lunfardo clásico es un terreno en el que todavía queda mucho por explorar".

Como encendido

El propósito de este álbum, dice, es transitar los caminos poéticos de Giribaldi, que fueron varios, "desde un barroquismo puro, quevediano, hasta un lunfardo argentino,  agiornado y contundente del cual 'Milonga de Don Quijote' es -quizá- el gran ejemplo".

Así arrancaba esa suerte de Pierre Menad arrabalero: "En un lugar de La Mancha,/ de cuyo nombre no me quiero acordar,/ un caballero -flaco, lungo y singular-/ a fuerza de morfetear libros de caballería/ llegó a revirarse un día/ y ya colifa el cafaña/ salió a imitar las hazañas/ de los broli que leía". Y coplas más tarde remataba: "Cansao de tanta aventura/ (jinete del desengaño)/ volvió el Quijote a su caño/ y se murió de amargura./De su lanza y su armadura,/ de su flete y de su espada,/ hoy por hoy, no queda nada/(como no sea este poco):/ la cordura de aquel loco/ nos alivió la cinchada..."

En el '68, Daniel Giribaldi publicó "Sonetos Mugres" por editorial Sudestada, que por ese entonces ya había sacado "Las condiciones de la época" de Joaquín Giannuzi y "Las patas en las fuentes" de Leónidas Lamborghini. Pero pese a un prólogo de Gobello y un epílogo más que laudatorio de José Barcia, la suerte literaria de Giribaldi fue mínima.

Lo cierto es que Giribaldi supo construir sonetos en donde el lunfardo no asfixia sino que oxigena la estructura clásica. "Yo soy aquel que ayer nomás batía/ el verso mugre y la canción ranera./ (...) El que quilombizó la taquería/ la vez que cayó en cana en la tercera,/ cuando escribió en una pared fulera:/ ¡Quevedo volverá! La Poesía..."

Antonio Requeni dice de él: "Como poeta, encontró en el lunfardo la mejor manera de expresar su talento. Un lunfardo a ratos metafísico, con el que acertó a transmitir no sólo una visión entre crítica y humorística de la idiosincrasia y las costumbres del hombre de Buenos Aires, sino sus propias preocupaciones existenciales y hasta sus inquietudes religiosas. Hombre de extensa cultura, gran lector de Quevedo y traductor de Baudelaire (él lo llamaba Carlitos Baudelaire), vivió para la noche, las copas y los amigos, y para servir a la poesía, esa diosa cuyo resplandor, según Calvetti, también alumbra la noche de los bodegones.".

Diógenes Jacinto Giribaldi nació en Nueva Pompeya en abril de 1930 y murió el 2 de noviembre de 1984. Fue agrónomo, bailarín de tango y periodista, además de poeta. Se autodenominaba el peonacho y el trompa de la rima.

Su versión lunfarda del clásico de Cervantes, "Milonga de Don Quijote", es una de sus obras más secretamente recordadas. Además, dejó varias novelas inéditas, prolijamente encarpetadas.

Mañana, el mendocino Marziali -también periodista y compañero de redacción de Giribaldi- interpretará guitarra en mano su íntimo homenaje.

La ficha

Jorge Marziali presenta "En la brasa del presente"

Mañana, a las 21

Lugar: Biblioteca Manuel Belgrano  (Tomba 54, Godoy Cruz)

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