En un par de días se cumplirán dos años de la asunción del canciller Jorge Faurie en reemplazo de la renunciante Susana Malcorra. El ministro de Relaciones Exteriores y Culto, exembajador en Francia y diplomático de carrera, entiende su gestión como un ámbito para generar mejoras en la alicaída economía argentina. El Mercosur, la Unión Europea, China y Estados Unidos son para Faurie posibilidades de abrir y consolidar mercados para los productos argentinos.
El canciller, quien sostuvo que el tema de la moneda común con Brasil "ha estado en varias oportunidades en análisis", no sólo apunta hacia adentro del Mercosur.
Por eso, afirma, "Argentina debe mirar correctamente qué demanda el mundo". Por eso, a la hora de ponderar lo que va de su gestión, el funcionario, de 67 años, sostiene y expresa a modo de análisis: "En estos dos años, se consolidó el diálogo prácticamente con todos los países del mundo. Lo hicimos para a buscar nuevas oportunidades de tipo comercial y de inversiones. Nos falta tener continuidad en esa tarea y aumentar las relaciones para que nuestros productos lleguen a esos mercados. Desde un punto de vista filosófico político, Argentina debe definir su política de relaciones exteriores por lo que necesitan los argentinos. Y lo que necesitan es productividad y trabajo. Hay que mirar correctamente la demanda del mundo".
–¿Qué demanda el mundo?
–Primero debemos saber quién y qué nos quiere comprar. Hay que terminar con el concepto de ‘saldo exportable’. Eso es un anacronismo en este momento. Porque el saldo exportable parte de la base de lo que tengo lo destino al mercado interno y me quedo un saldo para vender afuera. No, no es así. Pasa por una política de comercio exterior en que yo defino que un rubro de producción tiene una oportunidad en tal mercado. Y a partir de allí debo definir cómo llego, a qué precio, con qué características de productos. Es decir definir una oferta de comercio exterior. En esta discusión se debe ver qué representa y qué ofrecen tanto Estados Unidos como China, así como las oportunidades de la Unión Europea. Y también saber quiénes son nuestros socios estratégico, que siempre empiezan por la región.
–¿Por ejemplo?
–Hay que trabajar unidos con Chile, utilizarlo como una puerta hacia el Pacífico. Reinterpretar la asociación estratégica que tenemos con Brasil desde los ‘80 cuando superamos las hipótesis de conflicto y creamos la unión aduanera, cómo deberíamos pararnos con Brasil ante China y la UE. Todo esto es una nueva mirada de cuáles son los socios estratégicos de Argentina en la primera mitad del siglo 21.
–¿Qué salida vislumbra en Venezuela?
–La situación es muy difícil por obra de los errores trágicos cometidos del madurismo que han producido esta situación de falta completa de alimentos y medicamentos. El no funcionamiento de los hospitales por falta de insumos de todo el sistema hospitalario ha hecho que muera mucha gente. La situación en Venezuela es dramática. Hay distintos niveles de disenso en el interior las Fuerzas Armadas, como lo mostró la salida del jefe del Sebin en el levantamiento del 30 de abril. Están aquellos que buscan conservar su poder. Son un grupo muy grande que procura tener el control de todas las FF.AA. y básicamente recurre para ello a la inteligencia cubana, a agentes iraníes. Con lo cual, la convocatoria hecha por Juan Guaidó, de buscar diálogos con los militares para que se plieguen a la restauración de la democracia, tienen un tránsito diverso.
–Guaidó descartó nuevas negociaciones en Noruega.
–Uno no debe negarse a ningún camino que conduzca al dialogo. Ahora, los dos negociadores en Noruega responden al área cercana a Maduro. Sería una negociación con quienes controlan el aparato de las FF.AA. Más allá de lo dramático de la situación actual, quienes buscamos una salida democrática no tenemos que desistir.
–¿Cómo explica la posición de Uruguay?
–Responde en parte a algunos elementos del ideario del Frente Amplio. La verdad, como dijo “Pepe” Mujica, “en Venezuela, elecciones ya”.
–¿Cuál es la salida?
–Las elecciones convocadas por Maduro no tienen mucho sentido. Porque no solo hay que hacer eso, hay que cambiar el colegio electoral, cambiar los dirigentes. Muchos opositores están presos o en el exilio. Hay que recrear todas las condiciones para un proceso eleccionario en un período de transición.
Malvinas
Hace un par de semanas, la comunidad internacional demandó por mayoría en la Asamblea General de Naciones Unidas al Reino Unido que se retire en un plazo no mayor a los seis meses de Chagos, un archipiélago en el Océano Índico. Se trata de una base importante que Londres le alquila a Estados Unidos pero que reclama la isla Mauricio como parte integral de su territorio. Los habitantes de Diego García, una de las pequeñas islas de Chagos fueron expulsados.
"Se trata de un territorio que tiene una situación colonial –explicó Faurie-. Fue desmembrado en 1964 y su independencia fue en 1968. Es un reclamo que viene de esa época. Junto con el apoyo de todos los países africanos, Mauricio pidió al Tribunal Internacional de la Haya una opinión consultiva. La respuesta fue que sí, que se trata de una situación colonial y que el Reino Unido debe terminar con esa situación".
La Asamblea General de la ONU revalidó lo que afirma el Comité de Descolonización, de terminar con todas las situaciones coloniales, lo que constituye un impulso para atender situaciones similares donde todavía queden enclaves coloniales. "Uno de ellos es Malvinas. Es un precedente sumamente positivo para Argentina", sostuvo el canciller.
–¿Tiene posibilidades el reclamo de Argentina?
–El Tribunal de Justicia Internacional dice que el Comité de Descolonización tiene un papel primordial en esto. Y si uno mira todas las decisiones del Comité en los últimos 15 o 20 años siempre han sido revalidatorias del reclamo de Argentina como una situación colonial especial. ¿Por qué? Porque habitualmente las situaciones coloniales se resuelven por temas de autodeterminación. Y está el principio de autodeterminación de una población foránea como son los isleños que vienen del Reino Unido. Nosotros queremos que se devuelva a Argentina el pedazo de tierra que ha sido cercenado. Es un hecho muy importante sobre el que Argentina continúa trabajando.
–¿Cómo sigue?
–Vamos a ir al Comité de Descolonización, a la sesión anual que es el 25 de junio, para volver a hacer el reclamo. Esto se revalida en la Asamblea de las Naciones Unidas en septiembre. Está establecido que con quien voy a tener que negociar es con el país ocupante, es decir el Reino Unido. Y actualmente estamos en un proceso de construir una rica relación bilateral para en un futuro poder decir “mirá, con un socio como nosotros te conviene tener una relación sin el conflicto pendiente”.
Nacionalismos
-¿Qué opinión tiene del auge de los nacionalismos y el riesgo que pueden tener para la Unión Europea?
-Europa nunca fue tan poderosa como desde la creación de la Comunidad Europea y la sucesora que es la Unión Europea. No pasa por la disolución de la UE y el auge de los nacionalismos, que en realidad es un síntoma que obedece a situaciones coyunturales como la inmigración, algo que no supieron resolver. Es algo paradigmático que sociedades tan ricas y con tradición de cristiandad y con valores, podrían ayudar absorbiendo el flujo de personas. Esto no viene de los últimos años del conflicto sirio. Muchos de los países europeos no han sabido absorber la inmigración a pesar de que tienen población envejecida. Y también es parte de los efectos de la globalización: antes se hacía todo en Europa y después descubrieron que podían bajar los costos en países como Argelia, India o Marruecos… Lo que hay que resolver son esos síntomas no disolver la Unión Europea. Es parecido a los dilemas que tenemos nosotros con el Mercosur, que nos plantea desafíos de competitividad en determinados sectores. Hay que buscar porqué uno no es competitivo y encarar esos desafíos, y no encerrarse porque el encierro es superado por medios tecnológicos.