Jorge “Aconcagua” Ahumada es un mendocino ilustre que aún perdura en el recuerdo de los aficionados que vivieron una parte de la época gloriosa del pugilismo local. El gran medio pesado combatió tres veces por el título mundial de los 79,300 kilos.
Se lo recuerda por sus grandes peleas con Víctor Emilio Galíndez (“sólo me faltó ir a pelearlo en pijama, porque cada vez que nos enfrentábamos me dormía”, contaba). El mendocino se quedó a vivir en Estados Unidos. Hoy lo recordamos con una serie de anécdotas que lo pintan de cuerpo entero.
“ Me metí en el boxeo porque me rompieron la nariz en un billar y mis hermanos me aconsejaron que fuera a entrenarme. Ni loco quería agarrar, pero mi padre me hizo una propuesta: 'si aprendés a boxear no trabajás'. Lo pensé todo un fin de semana y el lunes cuando me despertó, acepté la propuesta''.
“ Por ese entonces estaba el ring más alto de América en el edificio de Garibaldi y San Martín, donde se hacían festivales que se podían ver por televisión. Un buen día me dijeron si quería pelear allí. Fui y gané. Al otro día era el tipo más popular del barrio. A partir de ese momento me metí de lleno en el boxeo''.
“ A mis hijos nunca les propuse que siguieran el boxeo, porque es sacrificado. Tenés que cuidarte en las comidas, con las mujeres, de la noche, y para colmo recibís golpes a granel''.
“ Me inicié en el Púgil Club Godoy Cruz, que tenía de técnico a Juan Aguilera. Él trabajaba en una bodega y por las tardes iba al gimnasio a preparar a algunos pibes aficionados. Nunca tuvo profesionales. Era su hobby. Por eso, cuando llegué a hacer una buena campaña, me recomendó que me fuera con don Paco (Bermúdez) o con don Diego (‘Corrientes’), porque él no estaba para acompañarme a Buenos Aires u otras plazas, debido al trabajo”.
“ Cuando hablé con don Paco, me dijo que él no me pintaba el cielo lleno de estrellas. 'Si usted se entrena bien y me hace caso, puede llegar, porque tiene condiciones'. Así empecé en el Mocoroa”.
“ En mi época de profesional, allá por el '68, estaban Juan Aguilar, Víctor Galíndez, que fue mi verdugo, Avenamar Peralta, Rimosky, los hermanos Massisi, de Río Cuarto, Carrión, de Salta. También me enfrenté con el tucumano Emilio Alé Alí, que me puso de cabeza en la Federación Mendocina''.
“ Como aficionado representé a Mendoza en torneos nacionales, Panamericanos, Latinoamericanos, en las Olimpíadas de Winnipeg y en el Sudamericano de Brasil. El gran rival fue el brasileño Fevre, con quien gané y perdí”.
“ Cuando me inicié pesaba 53 kilos, es decir, era un gallo. Luego subí a medio mediano, mediano, y al final me quedé en medio pesado, categoría en la que combatí tres veces por el título”.
“ Me quedé con las ganas de ser campeón argentino, porque nunca me dieron la chance, a pesar de que le gané a Avenamar Peralta, que era el campeón, y a Juan Aguilar, pero la oportunidad se la dieron a Aguilar y se quedó con el título. Yo combatí con Víctor Galíndez, quien me derrotó y después derrotó a Aguilar”.
“ En 1973 me salió la oportunidad de viajar a Estados Unidos por tres meses, porque buscaban un sparring para Emile Griffith. Querían a alguien que tuviera la altura y el estilo parecido al de Monzón. Como en Argentina combatía una o dos veces al año, decidí irme”.
“ En la cuarta práctica, lo tiré a Griffith. Ahí no más me dijeron que me bajara. Cuando pregunté el porqué, me contestaron que le pegaba mucho. Y qué iba a hacer si él también me pegaba y yo no fui como bolsa de nadie”.
“ Hablé con Clancy, el empresario que me llevó, le pedí mi plata, que eran unos dos mil dólares, para retornar al país, pero me comentó que tenía otra cosa para mí y me ofreció quedarme. Antes de dar el sí, hablé por teléfono con mi esposa y me recomendó que me quedara, porque vio que mi futuro estaba en los Estados Unidos”.
“ Nosotros los boxeadores nacimos de la tierra y muchos se quedan en la tierra. Mientras somos ídolos nos sobran los amigos, pero cuando no sos nadie, y me tocó ver a varios, te abandonan”.
“ Tuve tres oportunidades de pelear por el título mundial de los medio pesados. La primera fue el 17 de junio del 74, con Bob Foster, la segunda en Inglaterra, con el señor John Conteh, y la tercera con Víctor Galíndez, el 30 de junio del 75”.
“ Después de la última chance frente a Galíndez, paré un tiempo y luego fui a Alemania a pelear con Ray Anderson. A partir de ese combate le dije adiós al boxeo. Fue por un problema, porque luego de la pelea con Conteh me operé de los ojos y no quedé bien, por eso, con Galíndez combatí con un solo ojo. Entonces agarré el bolso y lo metí bajo llave”.
“Los amigos me alentaron para que fuera a un gimnasio a moverme, pero la decisión fue definitiva. A mí nunca me gustó el boxeo. Lo practiqué por la necesidad de salir de la calle y para alejarme de una junta muy mala, y en esto último me ayudó mucho mi esposa”.
“El problema de los boxeadores es que nadie los aconseja bien. Te dejan solo y se aprovechan los amigos que se arriman cuando tenés dinero. Lamentablemente conozco a varios que ganaron mucho dinero y hoy están sin un peso”.
“Cuando me salió la oportunidad de viajar a Estados Unidos hablé con don Paco. En la despedida me remarcó que si alguna vez peleaba por el título del mundo lo tuviera en cuenta. Al año lo mandé a llamar cuando combatí con Foster''.
“ ''En Norteamérica hice 14 peleas en un año. Comencé con una bolsa de 1.500 dólares y llegué a ganar 12.000, porque era un buen negocio para los empresarios. Convocaba a muchos argentinos, que llegaban en micros de otros estados''.
“ Al llegar a ser fondista en el Madison Square Garden no lo podía creer. Los empresarios se preguntaban sorprendidos cómo un argentino desconocido podía meter cerca de 16.000 personas en la meca del boxeo”.
“La presentación de la pelea con Foster se hizo en un ring que se levantó en el Time Square, en Broadway, entre las calles 43 y 44. Es el lugar más popular que existe en Manhattan”.
“ Tengo una casa gracias al consejo de un 'tano' apostador que ganó mucha plata conmigo. El dinero salió de la bolsa que me dieron cuando combatí con Conteh”'.
“ Muchos se sorprendieron cuando vieron que mi mandíbula no era de cristal, como le habían hecho fama en la Argentina. El tema viene por las peleas con Galíndez, pero cuando él te pegaba en la palma de la mano, te ardían hasta las plantas de los pies''.
“ En una oportunidad me propusieron hacer una pelea con Carlos Monzón. Él quería que yo bajara a mediano, pero le dije a mi manager que ni loco, porque bajar kilos era darle ventaja al flaco, que pegaba como una bestia. Y tenía fundamentos, porque en el 68 o 69 me entrené con él en Buenos Aires”.