Jordania ahorcó el miércoles a dos yihadistas, entre ellos a la mujer Sajida al Rishawi, en represalia por la bárbara ejecución de un piloto jordano, quemado vivo por el grupo Estado Islámico (EI).
Rishawi, una iraquí condenada a muerte por haber participado en los mortíferos atentados de 2005 en Ammán, y Ziad Arbuli, un responsable iraquí del grupo Al Qaeda, fueron ahorcados al alba en la cárcel de Swaqa (70 km al sur de Ammán), dijo el portavoz gubernamental, Mohammad Momani.
El grupo EI había amenazado con matar al piloto jordano Maaz al Kassasbeh, capturado por los yihadistas en diciembre pasado después de que su avión se estrellara en Siria, si Jordania no liberaba a Al Rishawi.
El gobierno jordano había exigido, antes de liberarla, pruebas de que el piloto, que participaba en los bombardeos de la coalición liderada por Estados Unidos contra el grupo EI, estaba vivo.
El rey Abdalá II de Jordania acortó su visita a Estados Unidos, para regresar de forma urgente a Jordania, donde, según los medios, iba a ser recibido en el aeropuerto por miles de personas para expresarle apoyo y solidaridad.
Antes de emprender su regreso, Abdalá, aliado histórico de Estados Unidos, se entrevistó en Washington con el presidente Barack Obama.
"El presidente y el rey Abdalá reafirmaron que la abominable muerte de ese valiente jordano reforzará la determinación de la comunidad internacional de destruir el grupo EI", indicó un portavoz estadounidense.
En Egipto, Al Azhar, una de las instituciones del islam sunita más prestigiosas, llamó el miércoles a "matar, crucificar y amputar manos y pies" a los "terroristas" del Estado Islámico.
Inmediatamente después de la difusión del vídeo de la ejecución del piloto, las autoridades habían prometido que se vengarían ejecutando a Al Rishawi.
En diciembre pasado, Jordania había retomado las ejecuciones de condenados a muerte, poniendo fin a una moratoria de ocho años.
En el vídeo difundido por los yihadistas, cuya imágenes son insostenibles, se ve a un hombre presentado como Kassasbeh, vestido con un uniforme anaranjado, encerrado en una jaula metálica.
Un hombre enmascarado y empuñando una antorcha prende fuego a la jaula previamente rociada de combustible y rápidamente el hombre se transforma en una bola de fuego.
En 10 días, el grupo Estado Islámico reivindicó la ejecución de dos rehenes japoneses y del piloto.
Desde agosto de 2014, el grupo yihadista anunció también la ejecución de cinco rehenes occidentales secuestrados en Siria: tres estadounidenses y dos británicos.
Responsable de numerosas atrocidades y acusado por la ONU de crímenes de lesa humanidad, el Estado Islámico, formado por decenas de miles de combatientes, aprovechó la guerra en Siria y la inestabilidad en Irak para ampararse de vastos territorios de esos dos países.
La coalición antiyihadista intenta frenar su expansión con bombardeos en Irak y Siria.
En el mismo vídeo, el grupo Estado Islámico difundió las fotos, los nombres y las direcciones de los pilotos jordanos que participan en la coalición y prometió una recompensa de "100 monedas de oro" para los que maten a esos "pilotos cruzados".
Según la televisión oficial jordana, la ejecución del piloto remonta en realidad al 3 de enero pasado, lo que da a entender que Ammán ya estaba al corriente de su muerte.
Tras la difusión del vídeo, se registraron manifestaciones en Ammán y la ciudad de Karak, cuna de la influyente tribu de Kassasbeh, de donde era oriundo el piloto.
Francia y Gran Bretaña, miembros de la coalición internacional, condenaron el asesinato.
También lo hicieron las monarquías del Golfo, que afirmaron que "los actos de EI" son "un mal que debe ser erradicado por las sociedades civilizadas", el primer ministro japonés Shinzo Abe y el secretario general de la ONU Ban Ki-moon.
El piloto "era el primer individuo implicado directamente en la coalición capturado por EI. Su ejecución es un acto de guerra", dijo Shiraz Maher, investigador del International Centre for Study of Radicalisation de Londres.