Jon Bernthal: “La actuación salvó mi vida”

Alcanzó la fama en la serie de zombis “The Walking Dead” y hoy es uno de los actores de acción más buscados de Hollywood. En la visita de Jon Bernthal a nuestro país para promocionar la serie de Netflix “Daredevil” (donde interpreta al violento superhéroe

Jon Bernthal: “La actuación salvó mi vida”

Luego del éxito internacional que alcanzó interpretando al violento y perturbado Shane en la serie de zombis “The Walking Dead”, Jon Bernthal se convirtió en uno de los nuevos hombres duros de Hollywood: tanto fue así que hasta Martin Scorsese lo eligió para el papel del matón ladero de Di Caprio en “El lobo de Wall Street”.

Ahora tiene otro desafío en el mismo sentido, ya que será el oscuro superhéroe The Punisher en la segunda temporada de “Daredevil”, del canal de televisión online Netflix. Producida por Marvel, la serie profundiza en la línea que la prestigiosa casa de historietas adoptó para sus producciones cinematográficas, es decir, historias que buscan mostrarse adultas con diálogos intensos y escenas mucho pero mucho más violentas (al punto de sangre y tripas) que aquellas de los héroes que conocimos en nuestra infancia.

En esa línea, The Punisher es quizá el caso más extremo. Apareció por primera vez en 1974 como antagonista del Hombre Araña y su historia es la de Frank Castle, un soldado que presenció el asesinato de su familia a manos de mafiosos y que desde entonces salió a buscar a los culpables eliminando de la manera más violenta posible a cuanto gángster se cruzara en su camino.

Pero no todo es lo que parece. Amable y cauto a la hora de elegir sus palabras, la cálida manera de ser de Bernthal está muy alejada de los personajes a los que nos acostumbró. La semana pasada visitó nuestro país para presentar la serie y Estilo charló con él acerca de sus personajes, su repentina relación con la fama y el extraño favor que le hicieron deshaciéndose de él tan pronto en “The Walking Dead”, la serie que lo llevó al estrellato.

Comenzamos preguntándole por un particular anillo con una moneda argentina de un peso que llevaba en su pulgar izquierdo y que a la manera de un tic nervioso no dejaba de hacer girar. Rió y respondió: “Es mi anillo de la suerte desde hace mucho. Estuve en Argentina con mis amigos de toda la vida hace como doce años. Hubo noches en que no teníamos dónde dormir, pero nos divertimos mucho y me enamoré de la cultura y de la gente, que es tan amable. No voy a olvidar esa experiencia en Buenos Aires, fue una aventura hermosa. Nunca me lo saco, y estar de vuelta acá es un regalo para mí”.

–¿Y cómo te estás llevando con la fama?

–Sabés, lo aprecio mucho. En el lugar donde crecí no había actores, ni estrellas, ni nada. Me crié en un pueblo de gente muy trabajadora y este es un mundo extraño para mí. Cuando la gente se acerca y me saluda trato de conversar con ellos... A veces ni me creo estar ahí, me siento un poco raro, pero lo aprecio profundamente. Creo que la actuación salvó mi vida.

En la juventud tuve experiencias complicadas y no tenía un futuro muy prometedor, pero el teatro me dio una dirección y un propósito, me hizo crecer como hombre, como artista, pude formar una familia, con todo lo que eso conlleva, y estoy profundamente agradecido. Es fácil confundirse, pero por ejemplo el hecho de que hubiera una reacción positiva en Internet por parte de los fans de Punisher cuando me eligieron para el papel fue halagador, y necesitás de tanta humildad como puedas para hacerlo bien.

–¿En un punto fue algo bueno para tu carrera que te hayan matado tan pronto en "The Walking Dead"? Te dio la posibilidad de no quedar pegado a un personaje y a su vez comenzaron a lloverte ofertas de trabajo...

–La verdad que sí, fue una suerte que me hayan matado (risas). O sea, estoy extremadamente agradecido por mi tiempo en esa serie y algunos de mis mejores amigos son de ese programa, todo el grupo de actores con los que empezamos: Norman Reedus, Andrew Lincoln, Steven Yeun... Los amo a todos, a los que siguen en el programa y a los que se los comieron también (risas).

Fue una oportunidad muy, muy buena para mí, es muy raro que puedas tener el papel de un personaje tan intenso y con tantos matices. Empecé en un lugar y terminé en otro muy diferente, y para un actor no podés pedir nada mejor. Me apenó tener que dejar el programa, pero visto a lo lejos, cuando veo las experiencias que tuve desde entonces, los papeles en los que trabajé, los actores, directores...

Fue sobrepasador, no había tenido experiencias ni siquiera cercanas a eso. Estoy muy agradecido por mi tiempo en “The Walking Dead” pero estoy igual de agradecido de que me hayan matado (risas).

–¿Sentís con The Punisher la presión de versiones anteriores a las que no les fue bien?

–Presión siento siempre. Soy muy cauteloso... Y muchas veces no soy optimista (risas). No juzgo, no digo esto es bueno o malo. Hay diferentes versiones del personaje y unas me llegan más que otras, pero creo que nunca se mostró una versión tan cruda de Frank Castle y de su evolución para convertirse en The Punisher. Nunca hubo una película de trece horas dedicada a explorar el personaje, así que no creo que se compare con otros.

Estas series te permiten sumergirte en más detalles con respecto a cuestiones que antes no habían sido abordadas en la pantalla, y a la vez podemos ser más crudos en la manera en que las contamos.

–¿Y las reacciones de los fans del personaje?

–El público seguidor de cómics es muy detallado y apasionado pero a la vez muy despierto y muy leal. Respeto esa lealtad y quiero devolver algo que esté a esa altura. Estaba algo nervioso pero me tomé muy en serio toda la preparación, dejé todo como para poder estar tranquilo.

–¿Y de qué maneras te preparaste?

–Creo que parte del trabajo es tratar de devorar cuanta historieta y película se haya hecho acerca de este personaje, pero a la vez parte de ese trabajo es hacerlo mío, hacer carne sus pérdidas, sus sufrimientos. Y si para interpretar a un chef hay que aprender a cocinar, cuando interpretás a un soldado tenés que meterte en esas botas, y es una responsabilidad grande hacerlo bien. Comprender la manera en que hablan, se mueven, la velocidad con que manejan sus armas...

–¿Y desde lo emocional?

–Creo que no podría interpretar este rol si no fuera padre y esposo. Mi familia es todo para mí, con ellos aprendí a amar a alguien más de lo que te amás a vos mismo, y ni siquiera puedo imaginar el dolor y la desesperación de perder eso. Fue sumergirse en la parte más oscura de tu imaginación. Si la preparación física fue dura, la psicológica fue la más difícil.

–¿Por qué creés que hay tantas películas y series con superhéroes?

–Creo que mientras más pequeño se vuelve el mundo con Internet más cercana se vuelve la experiencia global, más familiar, y de alguna manera también se conectan nuestros miedos, esos grandes miedos que están ahí fuera y que son una realidad en la vida de todos.

Con toda la información que recibimos constantemente, cuestiones como el terrorismo o los desastres ecológicos se vuelven una realidad muy cercana frente a la que es muy difícil manejarse. Esto nos hace sentirnos más débiles, y mientras más nos conectamos más nos acercamos a estas historias con gente que hace algo al respecto.

–¿Y cómo te llevás con la idea de justicia del personaje?

–El hombre con el que te encontrás al comienzo es uno que sufrió un evento muy dramático, lleno de furia y odio hacia afuera y adentro y a la vez lleno de sufrimiento, tristeza, dolor. Lo que busca no tiene nada que ver con moralidad ni piensa en lo que está bien o lo que está mal, está en una misión muy personal de encontrar a la gente que mató a su familia y matarlos de la manera más violenta posible.

Aprendí a no juzgarlo, a no pensar en si es un héroe o un villano. Lo interesante es que los personajes que interactúan con él atraviesan esa pared y al final del día termina siendo una persona diferente. Eso es lo que me gusta del programa con respecto a todos los personajes: más allá de sus destrezas increíbles, termina siendo una historia tan humana como cualquiera.

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