El atril de Joaquín Tejón tiene pegada una cita de Emil Zola que reza “el arte es la naturaleza vista a través de un temperamento”. Estas palabras encierran el posicionamiento que mantuvo como artista a lo largo de toda su vida.
Perteneciente a una familia que ha dejado profundas huellas en el ámbito artístico local e internacional. Fue hermano del músico Nolo Tejón, padre del recordado artista visual y profesor de la carrera de artes visuales en la UNC Eduardo Tejón. Y también fue una fuerte inspiración para su sobrino Joaquín Lavado, mundialmente conocido como Quino.
Llegó a nuestras tierras junto a su familia, desde Málaga, a principios del siglo xx, a la corta edad de tres años. Se ganó la vida principalmente como ilustrador en distintos medios y tuvo, entre otras actividades, una fábrica de panderetas.
Desde muy joven se dedicó a la labor artística que mantuvo tenazmente hasta el final de sus días. La técnica de la acuarela es la que más lo caracteriza, aunque también muestra gran destreza en sus oleos y dibujos. Realizó una gran cantidad de retratos pero fue el paisajismo, sin dudas, el medio más recurrente para desarrollar una extensa obra que hoy vuelve a ver la luz en la muestra titulada: bitacora de vida, capitulo uno.
El historiador Pablo Chiavazza y la artista visual Marcela Furlani conforman el equipo de trabajo, como curador y co- curadora, que tiene como objetivo poner en valor la obra de Joaquín. Esta muestra nos permitirá redescubrir a un sólido artista, que forma parte de una generación que marcó una etapa en el acervo cultural de la provincia. La acuarela fue sin dudas su técnica predilecta pero también se podrán apreciar oleos y dibujos que conforman este recorrido de vida.
-¿Cómo surge la idea de hacer esta muestra?
M.F: -Tengo el privilegio de tener en custodia parte de la obra de Joaquín Tejón. Y pensando en toda la riqueza patrimonial olvidada, llego a la conclusión de que hay que darle un destino a estas obras. Es por eso que recurrí a un historiador que pudiera dar una lectura a lo que fue su producción y su legado.
Luego tuve la idea de que el lugar propicio para hacer esta muestra podía ser la Galería Santangelo, porque hay una historia que une esta obra con la familia de Eduardo Jacky (director de la galería) ya que su mamá tenía una regalaría, y en esa regalaría vendía acuarelas de Joaquín Tejón.
Me parece que es una apuesta diferente, presentar una muestra que tiene un encuadre de valoración histórica, en una galería comercial. Donde algunas obras estarán destacadas como parte del proceso de vida de un artista, las cuales no estarán a la venta. Y otras que consideramos poder desprendernos con el fin de autofinanciar esta puesta en valor.
Ojalá esto sirva de aliento para que familiares de otros artistas que tienen el privilegio de poseer estos legados, se entusiasmen y sepan que hay personas que pueden colaborar con ellos para reconstruir esta parte de la historia. Es importante saber que hoy podemos desarrollar actividades artísticas porque hubo generaciones anteriores que nos allanaron el camino.
-¿Qué lugar ocupa Joaquín Tejón en la historia de la pintura mendocina?
P. CH: -Hay distintas lecturas de lo que se considera el inicio de la pintura mendocina. Una de ellas es que, a principios del siglo XX, aquí se produjo un cambio cultural muy grande con la inmigración y la modernización.
Tejón pertenece a este basto grupo de inmigrantes que comienzan a gestar las primeras instituciones artísticas. Son ellos los que constituyen el ámbito artístico a nivel local y por lo tanto son los constructores de lo que hoy consideramos nuestra tradición. Este proceso cultural que comienza y sostiene la inmigración tiene como objetivo encontrar algo que nos caracterice como región dentro de la nación, algo que antes no existía, y estos artistas se ven en trance de realizarlo a través del paisajismo.
-¿Considera que hay un olvido de la figura de Tejón en el contexto del arte regional?
P. Ch.: -Este olvido tiene que ver con un giro que se dio en la década del ochenta, donde una de las características fue el rechazo a la modernidad, producto de una exigencia del mercado artístico con una mirada hacia el arte global. En contraste con el proyecto de estos artistas más vinculados a lo regional.
Por otra parte la historia del arte como disciplina no se encargó de estudiar con profundidad la obra de estos artistas. Hasta ahora no se ha interpretado cuál fue el sentido de esas vidas dedicadas al arte en nuestro contexto.
M.F.: Hay una paradoja en esto, es que a pesar del olvido en el campo artístico de la figura de Joaquín, gran parte de su obra está repartida en innumerables hogares de la provincia y también fuera de ella, sin distinción de clases sociales, ya que por su posición frente a la vida, regaló tanto como lo que vendió. Él tenía la idea de compartir el arte.
¿Cuál es el legado de Joaquín?
M.F: -Creo que el valor de la obra de Joaquín reside en que, a pesar de no haber sido uno de los artistas que fueron propositivos de un pensamiento estético innovador, sino que adhirió a una corriente histórica, fue sin dudas un genuino y entregado cultor del paisaje y de la luz a través de un medio tan particular como las acuarelas. Además fue muy buen dibujante y retratista.
Hay una postura que mantuvo, siempre vendió a precios muy accesibles, por la convicción de la convivencia con la belleza. A cada persona que le compraba un cuadro siempre le regalaba uno más pequeño. Y a fin de año solía mandar en agradecimiento tarjetas pintadas por él a sus clientes.
Cultivó toda su vida esta actividad, con pasión y humildad.
Por eso también quisiera rescatar la presencia que tuvo su esposa Gioconda, que fue una incondicional compañera de un artista que no estaba trabajando en instituciones formales todo el tiempo y más allá de esto, se mantuvo siempre como un puntal a través de su trayectoria artística.
P.CH.: Principalmente creo que es el vínculo que trazó entre el arte y la gente. Compartir esa cotidianidad que tenía con la producción cultural. Este es el gesto más político que tuvo como artista. Pensaba, al igual que otros de su época, que el arte debía ser accesible a todo el mundo.
En su trabajo hay una insistencia, casi una obsesión con el paisaje, que tiene que ver con la condición del inmigrante, como si a través de esta mirada hacia la naturaleza llenara la necesidad de hacerse parte de lo que fue su tierra adoptiva. Esta idea se corresponde con la idea del paisaje como algo determinante en el carácter de un pueblo.
Además fue un historiador, en el sentido de que tenía la práctica de documentar todo su trabajo. Es lo que hoy permite recorrer su vida y la del ambiente artístico de sus distintas épocas históricas. Que abarcan desde 1918 hasta el 2001 inclusive.
Esta muestra tiene la idea de poner en valor esta historia que no tiene que ver con los “héroes culturales” sino donde se vea que el trabajo cotidiano de un conjunto de artistas que estaban vinculados entre sí, fue lo que constituyó el escenario de las artes visuales. Figuras como la de Joaquín, que perseverantes, no dejaron nunca de trabajar, fueron partícipes y productores de una tradición en las artes de la región.
Ficha
Día: hoy
Hora: a las 12
En: Galería Santangelo (Olascoaga 631, Ciudad)