"Es mi primer concierto a los 61 años -confesó con tono suave y cálido, para contar que el día anterior había sido su cumpleaños-. Es la misma canción, la misma cara de viejo, el mismo poema. Luego viene la hora de bajar el telón y sentir que ha sido un lujo llegar de nuevo a Mendoza".
Así se despidió Joaquín Sabina cuando, el 13 de febrero de 2010, fue artífice de un pequeño milagro: el Estadio Malvinas se volvió epicentro del temblor inconmensurable y fervoroso de miles de fans.
No fue la primera vez que Sabina pisó la falda de Los Andes. Su relación con los mendocinos inició allá por el 2000, cuando llegó a cantarnos las canciones de "Nos sobran los motivos".
Siete años después reincidió en el encuentro, acompañado de su Joan Manuel Serrat, para presentar "Dos pájaros de un tiro".
Pero lo particular de aquel concierto del 2010, en que maravilló a la platea con el universo de "Vinagre y rosas" a modo de exquisito viaje hecho música y poesía, es que fue la última vez que lo tuvimos cerca.
Ahora, siete años después, el cantautor español incluyó a Mendoza en su gira latinoamericana para que la relación de afecto y devoción no se extinga.
Hoy reedita esa cuestión de piel que supo construir con los mendocinos en el Arena Maipú, a las 21.30.
El tour de su nuevo disco, "Lo niego todo", arrancó en España con un éxito arrollador: más de 200.000 espectadores, solo en su país natal, fueron testigos de la llama incombustible que sabe encender Sabina sobre los escenarios.
“Unos números espectaculares para la que ha sido la gira y el regreso más esperado de 2017”, destacaron en su momento, desde la organización de los conciertos.
Más éxitos: su álbum “Lo Niego Todo” se mantuvo durante más de diez semanas como número 1 en las listas de ventas españolas. Y, para completar su buen retorno, la crítica internacional también le dio la venia a este nuevo puñado de canciones.
Con esos antecedentes, y la certeza de que en América Latina también está cosechando aplausos sin restricciones (recaló en Quito, Lima, y Santiago de Chile).
Y Mendoza será la primera tierra argentina que pise en su derrotero nacional: seguirá por Córdoba, el sábado 4 y domingo 5; Rosario, el 8 y 9; Ciudad Autónoma de Buenos Aires, del 11 al 29 de noviembre y del 1 al 9 de diciembre; Junín de Buenos Aires, el 18 de noviembre; Mar del Plata, el 20 de noviembre; y Neuquén el 25 de noviembre.
El regreso del hombre que nunca se fue
Decir que Joaquín Sabina “vuelve” a aparecer en la escena internacional es un oximoron. Es que el español jamás se fue; no de las preferencias y los gustos de quienes lo siguen desde sus inicios.
A sus 68 años, Sabina sostiene la vitalidad de la voz y el dominio escénico con holgura: así lo afirman las críticas de los shows que antecenden al que brindará esta noche en el Arena.
Y es todo un logro esta certeza, luego que de las noticias respecto a su salud fueran recurrentes en los últimos años. En 2003 se alejó de la música por una afección vocal, entre otras dolencias, que lo volcó exclusivamente a su oficio de compositor y escritor.
De hecho en ese lapso publicó el segundo libro con su firma, titulado "Con buena letra". Y, hace poco más de un mes, se vio forzado a suspender por varias fechas su gira española de "Lo niego todo", debido a un grave cuadro de gastroenteritis.
Ya repuesto, Joaquín ha continuado su canto rutero.
-¿Le tenés miedo a la edad?, le preguntamos cuando vino por primera vez a la provincia y no sabía qué le depararían, en materia de salud, los 60.
- Por supuesto que sí, le tengo miedo a la edad, le tengo miedo a la muerte y le tengo miedo a todo, yo vivo al segundo.
Ya en aquella época, donde todavía los excesos eran su rutina cotidiana, fue sincero al declarar su filiación con nuestro país.
-¿Te sentís un poco argentino?
-¡Me siento muy argentino! Hay que ser muy caradura y muy porteño para atreverme a ponerle una letra nueva a “Mano a Mano” (hacía referencia al tema “Quien más, quien menos”), que es uno de los mejores tangos de la historia. ¡Los porteños tienen una caradurez admirable!
Nos interesaba, debido a este romance en continuado con el público porteño, saber su opinión sobre el primer encuentro que tuvo, en 2000, con los mendocinos. Y, claro, se lo preguntamos:
-¿Qué impresión tuviste?
-¿No me ves, acaso?¿Cómo me has visto durante el show? La sensación fue que no me quería bajar de ahí nunca, y que si uno sueña con un público, era ése.
Con estas palabras, que ya tienen casi 20 años, descontamos que Joaquín Sabina se siente, también en Mendoza, como en su casa. Sí: nunca se fue.
Ese nocturno, mujeriego y excesivo personaje
"Ni ángel con alas negras/ ni profeta del vicio/ ni héroe en las barricas/ ni okupa/... ni rey de los suburbios/ ni cantante de orquesta/ ni el Dylan español/... ni el abajo firmante/ ni vendedor de humo/ ni rojo de salón/... ni escondo la pasión/ ni la perfumo/ ni he quemado mis naves/ ni sé pedir perdón./ Lo niego todo/ incluso la verdad...". Canta el trovador de las noches agitadas de luna llena en su canción, que es también leit motiv de su disco "Lo niego todo".
El álbum que lo ha puesto de nuevo sobre los escenarios del mundo llega después de site años de silencio.
Y, para rubricar que es él, Sabina, y no otro, las letras de sus temas se centran casi exclusivamente el personaje que durante su carrera ha sabido construir: ese hombre mujeriego, nocturno, desaforado que mide sus gestos en el bombín, el whisky y el humo del cigarro.
"Lo niego todo" es un disco que viene a refundar ese mito y, para hacerlo, su poesía se centra en los lindes de la cama, en el espacio más íntimo e introspectivo, en la primera persona de la autoreferencia.
Niega ser "el Dylan español" pero en los sonidos de las 12 canciones de su disco, los aires del camino polvoriento entre los pies suenan con decisión entre los acordes rockeros. Una excelente idea fue la de dejar la producción en manos de Leiva y buscar el apoyo compositivo en el escritor Benjamín Prado.
“Lágrimas de mármol”, “Postdata” o “Por delicadeza” son testimonios de esas historias íntimas y sobreexpuestas que hacen pie en la vivencia personalísima de su autor.
Claro que hay también espacio para las pinceladas sociales y de barricada, como en “Leningrado” (una preciosa y atractiva canción) pero son solo eso: aires, esbozos de aquel Sabina fuertemente político que antes conocimos.
Es que el artista parece haber elegido volver desde la sinceridad de la emoción. Y lo hace con la soltura, la solidez conceptual y la inteligencia que supo acuñar en sus composiciones de sonido altamente industrial.
Si algo viene a sentar este nuevo disco, a modo de manifiesto, es que el español supo cómo hacer añicos el fantasma de la página en blanco que lo mantuvo en suspenso durante estos siete años.
La ficha
Joaquín Sabina en Mendoza
Día y hora: Hoy a las 21.30.
Sala: Estadio Arena Maipú (Emilio Civit y Maza Maipú).
Entradas: Vip Fans, $2.700; Platinum $2.500; Platea Gold, $2.200; Platea central, $2.200; Platea lateral, $2.000; Platea silver, $1.900; Platea lateral media, $1.500; Platea lateral punta, $800. En venta en Arena Maipú, Maxi Mall y tuentrada.com