Joaquín Furriel: “El trabajo genera trabajo”

En pleno rodaje de la segunda temporada de la miniserie “El jardín de bronce”, el actor habla de su presente profesional y sus aspiraciones.

Joaquín Furriel: “El trabajo genera trabajo”
Joaquín Furriel: “El trabajo genera trabajo”

Actualmente está en pleno rodaje de la segunda temporada de la serie policial "El jardín de bronce", forma parte del destacado elenco de "La quietud", la película de Pablo Trapero que está en los cines, espera por el estreno del filme del español Julio Medem "El árbol de la sangre" y dentro de poco comenzará los ensayos de "Hamlet", para regresar al Teatro San Martín de Buenos Aires.

"Repaso todo esto y un poco no me la creo. Lo soñé, pero no lo podía creer. No me queda otra que disfrutar", confiesa Joaquín Furriel.  

-Estás de racha...

-Siento que trabajé, entrené y estudié mucho tiempo para que las cosas sean así. No siempre hay justicia, pero en algún punto extraño algo de que cuando me tomaba el tren de Adrogué a Constitución, y de cuando me tomaba el subte todos los días para ir al Conservatorio, algo de cuando me estaba formando de una manera abstracta, porque en la actuación uno se forma de esa manera, está volviendo y todo eso lo estoy pudiendo aplicar.

El encuentro con Furriel se produce apenas llegó la confirmación de que habrá nuevos capítulos de "El jardín de bronce", la ficción de HBO y Pol-ka, basada en el libro de Gustavo Malajovich. Por su gran éxito (se emitió en 50 países) se renovó por una nueva temporada -ahora con guión original- para seguir profundizando en la vida de Fabián Danubio, ese padre que se enfrentó a todos para buscar durante cuatro años a su hija.

“A mí me pasó de no imaginarme cómo podía ser la segunda temporada, porque la primera es concluyente. Sin embargo, es cierto que en la primera temporada queda una intriga, que es ver si ese vínculo entre padre e hija va a ser posible. Y eso nos va a dar la segunda temporada. Se va a conocer mucho más de Moira (Maite Lanata, la revelación de “100 días para enamorarse” con su historia transgénero), todo lo que ella vivió en el pasado”, cuenta Furriel, que ahora estará acompañado por parte del elenco original junto a las incorporaciones de Claudio Rissi y Paola Barrientos.

Y agrega: "Otro punto interesante para mí es cómo Fabián intenta seguir con la arquitectura, cómo intenta reconstruir la vida que tuvo previo a la desaparición de su hija. Pero aparece un caso donde él vuelve a sentir que se le enciende algo y que tiene una lucidez, una especie de pensamiento paralelo que otros no tienen. Además de que sigue con una situación muy crítica con las instituciones, porque él siente que el camino que hizo lo hizo solo, únicamente acompañado por individuos".

“Este personajes es una especie de héroe urbano contemporáneo”, define el actor a Fabián por su capacidad de seguir con su búsqueda pese a todas las barreras que debe sortear.

-¿Es tu personaje con más repercusión internacional? Teniendo en cuenta que se emitió en 50 países...

-Puede ser... Aunque probablemente con El Loco, el personaje que hice en la película “Cien años de perdón” (2016), empecé a trabajar en España. Después de eso hice cinco películas allá. Estoy sorprendido de todo lo que filmé en España. Ahora, probablemente “El jardín de bronce” y lo que sucedió con el streaming de la película “El faro de las orcas” (2016, disponible en Netflix) también sea trabajar en un contexto de mucha visibilidad internacional.

-Quizás que puedan ver tu trabajo en cualquier parte del mundo es de las grandes ventajas del streaming...

-Claro... Yo no soy muy consciente de dónde andan mis trabajos, pero mirá... El año que viene voy a trabajar con un director holandés que me gusta mucho, el cual aún prefiero no nombrar. Y lo que me confirma en el papel es que se metió en el streaming, puso mi nombre y agarró dos películas.

Por suerte, una era un personaje cercano a lo que él estaba buscando. No hubo que mandarle material. Pegué un laburo porque no sé donde está mi trabajo, je. Algo que me dijo un profesor en el Conservatorio que a mí me sirvió mucho fue “¿Qué estás haciendo?”, “Nada”, “Tenés que hacer teatro.

No vayas a un casting”. “No entiendo”, le dije. “El trabajo genera trabajo”. Y esa frase me quedó. Y en mi caso funcionó.

-¿La película "El Patrón" (2014) inició el quiebre en tu carrera? Por tu gran trabajo y porque a partir de ahí comenzó esta racha en cine...

-Sí. Ese personaje Hermógenes es un punto de inflexión. Lo fue y lo sigue siendo, porque al día de hoy para aplicar para algunos trabajos mi representante sigue enviando ese material mío. Cuando hice “El Patrón” yo no sabía que lo iba a poder hacer. Había estudiado hablar de forma regional, me transformé físicamente, entendía cómo decir los textos... Ahora, después tenés que hacerlo y la repercusión que tuvo no me la imaginé.

Además no hice “El Patrón” especulando con un beneficio profesional.

-¿Te gustaría gustaría participar en una película de Hollywood? ¿Lo ves como un objetivo?

-Eso lo hablé bastante con Edgar Ramírez (el actor venezolano compañero en “La quietud”) y hace poco estuve en Los Ángeles con algunas reuniones. Pero me di cuenta que lo que yo tengo es muy importante. Trabajé mucho para lograr lo que tengo en la Argentina y los trabajos que voy haciendo en España. Lo que pasa que cuando uno dice me encantaría trabajar en Estados Unidos... claro, te gustaría trabajar con (Martin) Scorsese o haciendo personajes que hacen actores consagrados. Y no sé si ese camino es tan directo ya a esta altura. Y lo que tengo... yo estoy trabajando con directores muy buenos, en muy buenas historias. No sé si podría lograr lo mismo allá.

-¿Pero qué sucedió en esas reuniones?

-Fui a una agencia muy grande de allá y en un momento me dijeron “mirá, por el background que vi tuyo quedate en tu mercado, que es muy bueno. Acá probablemente hagas personajes menos desafiantes, con historias que te pueden interesar menos”. Y es cierto. Uno ve y los latinos están en una zona donde todavía no se movieron mucho. Algunos pocos lo han logrado y van de a poquito. También hay actores mexicanos y españoles que me gustan mucho más cuando actúan en español. No es fácil actuar en otro idioma y de otra manera. Porque es una industria, y actúan de otra manera y cuentan otras historias. Ahora, si por fuerza de trabajo, como me vienen sucediendo las cosas en mi vida, me llamaran para hacer un papel para “Big Little Lies” lo hago feliz de la vida. Pero sería una cuestión de suerte, difícil.

-Por tu presente, ¿es difícil imaginarte otra vez en una tira de televisión abierta?

-No. Yo hice muchas tiras y la paso bien haciendo tiras, lo que pasa es que tuve dos accidentes muy importantes para mí y también un poco por la edad traté de hacer lo que estoy haciendo. Intenté, me puse activamente a ver si eso se podía dar y hoy es mi agenda, mi dinámica laboral. Las tiras diarias requieren mucha energía durante mucho tiempo.

-¿El ACV te marcó que necesitabas un cambio?

-A mí lo que me provocó el accidente es que mi invitó a detenerme y reflexionar un poco. A decir, bueno “pará, poné punto muerto un rato y mirá la situación”. Y ahí recalculé. Y a la semana me ofrecieron “El faro de las orcas”, con Maribel Verdú, una película con un mensaje hermoso. Soy medio escéptico, pero sentí que algo me decía “andá por acá”. Y mientras filmaba esa peli, me confirmaron para “El jardín de bronce”. Y así... A la tele la amo, porque me dio la posibilidad de acercarme a un público mucho más vasto que el del teatro, e inclusive que el del cine. Es un público muy amplio. Si hay una buena tira la hago con los ojos cerrados, porque me sigo considerando de ese ámbito.

“La quietud”, una película diferente de Pablo Trapero

Joaquín Furriel se encontraba rodando en España “El árbol de la sangre”, el filme de Julio Medem próximamente a estrenarse, cuando se encontró con Pablo Trapero y Martina Gusman que le acercaron el guion de “La quietud”; en cartelera en el país y recientemente presentada en los festivales de Venecia y Toronto.

Se sintió atraído, regresó a la Argentina, se afeitó la barba, se cortó el pelo y se sumó al elenco internacional, encabezado por Gusman, la francoargentina Bérénice Bejo, Graciela Borges y el venezolano Edgar Ramírez.

El relato se enmarca en la idílica estancia familiar conocida como La Quietud, donde Mia (Gusman) creció con sus padres. Una situación inesperada la obliga a reunirse con su hermana Eugenia (Bejo), que regresa tras varios años radicada en París.

El reencuentro sucede bajo la mirada implacable de su madre Esmeralda (Borges). Los giros del destino llevan a que el marido de Eugenia, Vincent (Ramírez), arribe a la estancia y, junto al escribano y amigo de la familia (Furriel), ingresen en una trama íntima llena de misterios.

Sobre el motivo de su participación, Furriel asegura: "Lo que más me interesó es que transita otros mundos que Pablo no había tocado en sus otros trabajos. La quietud se trata de un sector privilegiado de la alta sociedad argentina, que se maneja con mucha impunidad y vive con una economía que no le pertenece".

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