Jesús Lugones: un luchador con todas las letras

El ganador del Olimpia de Plata en esgrima, habló con Más Deportes desde Estados Unidos, donde pasa sus vacaciones.

Jesús Lugones: un luchador con todas las letras
Jesús Lugones: un luchador con todas las letras

No hay fuerza que pueda torcer el destino y eso pasa en todos los ámbitos de la vida. Cuando hace 15 días el Círculo de Periodistas Deportivos de Buenos Aires dio la nómina de los ternados para los Premios Olimpia, Jesús Lugones no aparecía. Pero este mendocino que la ha peleado y mucho pese a su corta edad, había realizado los méritos suficientes para ser reconocido.

Y así lo entendió su compañera Flavia Mormandi, quien al verse en la terna publicó una carta en Facebook en la que renunció a la nominación y lo propuso al oriundo de nuestra provincia: “Estimado Círculo de Periodistas Deportivos: mi nombre es Flavia Mormandi, miembro de la Selección Nacional de Esgrima, hoy he visto mi nombre en la terna de los próximos Olimpia de Plata, es un honor para mí pero lamentablemente me veo obligada a renunciar a la misma, ya que tengo compañeros de equipo que han tenido durante esta temporada resultados internacionales claramente superiores a los míos (Jesús Lugones, Pascual Di Tella), y no aparecen en la misma. Nuevamente muchas gracias, ojalá pueda obtener en el futuro el privilegio de formar parte de esta terna en otras condiciones”, fueron sus palabras.

“Mucha gente del esgrima hubiera hecho lo mismo que hizo Flavia. Tenemos una camaradería excelente”, nos comentó Jesús a la hora de hablar de aquella decisión que cambió el rumbo del premio. Así se abrió la puerta para que Lugones consiguiera, finalmente, el martes por la noche, el Olimpia de Plata al mejor del año en su disciplina.

Su mayor logro fue el sexto puesto en el Mundial de Leipzig (Alemania), puesto que nunca había conseguido un esgrimista nacional. Todavía recuerdo la emoción de la abuela (Elsa Ferreira) al llamar a la redacción de Más Deportes para contar el éxito de su nieto en ese momento.

Jesús arrancó a los siete años en la Universidad Nacional de Cuyo con la profesora Marisil Puga (ver opinión), pero a los nueve su familia se trasladó a vivir a los Estados Unidos por la crisis de 2001, la que llevó a que tuvieran que cerrar su inmobiliaria. Volvió unos años después para hacer una carrera universitaria y seguir con el deporte que lo apasionó de chico, más allá de que en aquel momento también jugaba al tenis de mesa y practicaba natación.

“En Estados Unidos competí en el Estado de Florida, donde había muchos esgrimistas y el nivel de competencia era realmente muy alto; ahí aprendí un montón con mi profesor Charles Jonson”.

Hoy vive en Hungría donde encontró las condiciones ideales para desarrollar su talento. “Te cuento que tenía contactos entre los esgrimistas húngaros y amigos hablaron con los entrenadores de allá para ver si podía empezar a entrenarme con ellos. En Hungría la esgrima es un deporte nacional y los tiradores con los que me entreno son todos profesionales.

Antes de cada torneo, por ejemplo, hacemos campamentos muy importantes en un centro olímpico parecido al Cenard, que queda cerca de Budapest. Antes del Mundial estuvimos dos semanas trabajando ahí y esa fue una de las razones por las que llegué casi en mi mejor momento a ese campeonato. Estar entrenándome con los mejores y rozándome con gente de este nivel me ayuda muchísimo. La verdad que la pegué”, cuenta quien previamente estuvo viviendo tres años en el Cenard.

En estos momentos, Jesús se encuentra en los Estados Unidos de vacaciones junto a su familia y desde allí nos cuenta que le parece raro que “gané un Olimpia y no estuve ni ternado para los premios en Mendoza. Además, en la provincia nunca recibí un apoyo de la Secretaría de Deportes”. Es el típico hombre que no es profeta en su tierra.

Además nos comentó que su objetivo futuro es llegar a los Juegos Olímpicos de 2020 ya que estuvo muy cerca de clasificar a Río de Janeiro 2016 pero no lo consiguió y cuenta que el sexto lugar en el mundial superó sus expectativas. “Venía con mucha confianza y sabiendo que estaba casi en mi mejor momento. Mi expectativa era entrar entre los mejores 64; como máximo, en el top 32. Con ese resultado me iba a ir muy contento. Pero el día de la competencia, desde el primer match sentía que estaba iluminado, que todo me salía bien, que tocaba las cosas que nunca toco. Y logré ese resultado histórico que me da mucha ilusión para lo que se viene. Sé que esto va a ser difícil de repetir, pero ahora voy a ir a cada torneo con otros objetivos”.

Lo que muy pocos conocen es que el mendocino es soldado voluntario deportivo del Ejército Argentino. Al respecto, nos señaló: “Ingresé en 2014 y en la actualidad soy un soldado más, pero representando al Ejército en la parte deportiva. Compito en los Juegos Mundiales Militares y otros torneos. Ese es mi mayor sostén. Somos cuatro los deportistas que estamos en las mismas condiciones. Belén Pérez Maurice, por ejemplo, tiene rango de cabo”.

“A nivel internacional estamos metiendo resultados que no dejan de sorprender. Este año, en una Copa del Mundo en París le ganamos por equipos a Kazajistán que es una de las potencias mundiales. Estamos cada vez mejor”, dijo.

Un montón de sueños cumplidos para este luchador al que el país obligó varias veces irse por la situación económica. Un orgullo para un deporte provincial que por primera vez tuvo a cuatro deportistas de nuestra tierra ternados para los Premio Olimpia de Plata.

Cabe recordar que también estuvieron presentes en la noche de Pilar, el tirador Facundo Firmapaz, el tenismesista Gastón Alto y el atleta Guillermo Ruggeri, quien justamente es pariente de Lugones. “Sí, nuestros abuelos son hermanos”, cuentan. Un orgullo más para esa familia a la que en este presente de ambos deportistas se le infla el pecho.

Seguramente todas las noches Jesús agradece que en su infancia haya tenido la oportunidad de ver la película “La máscara del Zorro”, la que, según contó alguna vez, lo llevó a querer hacer esgrima.

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