Está en plena vigencia y cumpliendo sus primeras semanas el acuerdo celebrado entre el gobierno de la Provincia y la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza, por medio del cual la administración Cornejo cedió al municipio la jurisdicción del Parque o Centro Cívico, ex Quinta Agronómica, de unas tres hectáreas.
El convenio es por cinco años con vistas a su renovación por más tiempo si las partes así lo deciden, y desde ya se supone que esa renovación se mantendrá en el tiempo.
El lugar estuvo bastante descuidado en los últimos años por lo que los mendocinos esperan que ahora los prados y árboles que rodean a los edificios públicos, empezando por la Casa de Gobierno, se recuperen y afiancen el pulmón ambiental que necesita estimular esa parte del centro mendocino.
El área tomada por la comuna capitalina tuvo origen hace más de 70 años (junio de 1948), cuando un equipo de profesionales encabezados por el arquitecto de Buenos Aires Alberto Belgrano Blanco, levantó el Centro Cívico de Mendoza en los terrenos que pertenecieron a la emblemática Quinta Agronómica, que puede citarse como el lugar donde “comenzó a contarse la historia grande del vino en Mendoza”, como cita un anuncio municipal para promocionar el último festejo de la Peatonal del Vino en esa zona.
Pensamos que el arreglo logrado es superador de varios que fracasaron en el pasado, como el último intento de 2009, siendo intendente el fallecido Víctor Fayad. Ahora, y debido a la buena relación entre el gobernador Cornejo con el jefe comunal Rodolfo Suárez, se pudo arribar al convenio logrado.
En ese sentido debemos recordar que el municipio se ocupó bastante de los espacios verdes que están en el núcleo central del Parque. Pero anhelamos que no haya en el futuro nuevas intervenciones que reduzcan sin más los metros cuadrados de verde que posee el lugar, como ocurrió con la construcción del edificio de la Administración Tributaria Mendoza (ATM).
Ya las obras que se hicieron en el bulevar de calle Peltier, que no tenía mantenimiento, no son bien vistas por arquitectos paisajistas, que señalan que aumentó la superficie de radiación solar y en consecuencia el nivel de contaminación. Desde ese mismo sector de profesionales se objeta el revestimiento de piedras en los espacios de las fuentes y en el propio bulevar.
La comunidad aguarda que se mantenga la superficie existente, se defiendan los árboles del lugar y que no aumente desmedidamente el sector de estacionamiento medido en derredor de este conjunto de sombra y alivio en los días del estío, que antaño tuvo inclusive olivares, patrimonio de la ya nombrada Quinta Agronómica.
Tal vez en algún momento habrá que pensar en estacionamientos subterráneos, a construir entre la Municipalidad en asocio con la Provincia, y empezar a liberar las calles de tantos automotores y playas de estacionamiento. El sitio indicado sería, si el acuerdo lo permite, los amplios sectores al sur de la Casa de Gobierno y junto al zanjón Frías. Es de esperar no se haya ya perdido mucho tiempo, y ahora sea un emprendimiento irrealizaba que debió hacerse cuando la titularidad estaba en manos del Estado mendocino, quien tal vez podría haber desarrollado algún proyecto en asocio con empresas privadas.
También hay que recordar que el Parque Cívico es uno de los pocos proyectos que se hicieron del plan regulador de 1941, cuya ampliación fue el primer ejemplo de parque ecológico y por eso hay varios sectores que son muy valiosos desde el aspecto del paisaje patrimonial.
Esperamos entonces que esta posesión municipal sobre el Parque Cívico ponga el acento en no perder más superficie verde por hormigón, solados por pisos absorbentes, en jerarquizar árboles y riego, elementos fundamentales para la vida en nuestra ciudad.
Son los espacios que le dan identidad y que ahora podrán ser utilizados por el público, convenientemente protegidos e iluminados, como ocurrió con el Parque Central.
