Durante cinco meses y medio, el periodista argentino Javier Sinay viajó por Eurasia. El fin de su trabajo como corresponsal y el viaje de estudios de su novia a Japón lo impulsaron a ponerse en movimiento. Iría a visitarla, sí, pero primero empendería una travesía mitad planeada mitad azarosa. La idea era escribir una crónica en cada ciudad que visitara para publicarla en medios como freelance.
Durante un mes, trazó un recorrido: investigó los periódicos de cada posta y se dedicó a armar un itinerario de lugares y personajes curiosos. Un espacio lo cautivó de entrada: Siberia.
El primer capítulo del libro con el que acaba de ganar el Tercer Premio Fondo Nacional de las Artes de No Ficción se titula, pues, "En algún lugar de Siberia". En esas grandes extensiones de la estepa rusa, Sinay encontró un antiguo lago energético, un escultor de miniaturas, el origen de la palabra Chamán y la onírica experiencia del tren transiberiano.
Otras tantas historias fueron atravesándolo en su largo recorrido, rodando por hostels, habitaciones compartidas, buses y vuelos baratos. En el trajín, una idea persistía: hacer, además de las crónicas puntuales, un libro.
Mirando más hacia adentro que hacia afuera dio con lo que sería el hilo conductor: "el amor, pero no desde lo cursi, sino historias de vínculos que fueran como una radiografía de las relaciones en el 2017".
Las buscó de ciudad en ciudad, por las 21 que recorrió. Y finalmente armó un libro que comprende dos niveles narrativos: el de la crónica en cada estación y el del diario del viaje propio, que incluye su vínvulo personal y una suerte de backstage de toda la gesta.
En la historia del "Sr Liu", por ejemplo, cuenta el afán de un jubilado en Pekín que se pasa las tardes en un parque buscando novio paara su hija. "El Sr Liu se junta con otro padre en el parque. Llevan impresos los curriculum de sus hijos que, por alguna razón, no han encontrado pareja. Allí, permanecer soltero después de los 27 está muy mal visto. De modo que los padres llevan el CV para 'promocionarlos' y lo intercambian si hay buenas perspectivas". Lo divertido de la no ficción, para Javier, es que a veces se dan situaciones que parecen forzadamente inventadas. "La búsqueda puede durar años o quizá toda la vida, pero justo al tercer día de la entrevista, delante mío, hubo intercambio de currículums".
La noche barcelonesa proveyó la historia sexual. Un matrimonio que practica la monogamia y a la vez el porno en vivo y en filmes. La pareja ha hecho de su relación íntima un negocio estable: trabajan tanto para fiestas como para películas de la directora feminista de cine porno Érika Lust.
Antes de entrar en los relatos nipones, Sinay hace un paréntesis. "Después de tres meses de andar, me reencontré con Malena en Corea. De su mano, entré en Japón".
El mundo de los signos
En Tokio, claro, la tecnología y el romance se abrazan. "La diversión para adultos en Japón está sobre-estratificada", explica el cronista. "Si acá hay cabaret y discos; allí hay cinco tipos de cabarets y siete clases de discos".
Una de las prácticas que lo cautivó fue la de los Host Clubs. Un host es un hombre al que distintas clientas le pagan por conversar. El host intercambia interés y buena charla por dinero. También hay hostess para hombres, pero Javier decidió indagar más en las opciones para la clientela femenina. Tomó un ascensor en uno de los edificios del centro de Tokio y se encontró con un pasillo iluminado por rankings. Sí, el Host Club publica en su entrada el desempeño de sus conversadores. Decidió entrevistar al tercero de esa semana.
Como en la película de Spike Jonze (“Her”), se conocen cada vez más casos de personas que tienen parejas digitales. Un matrimonio japonés ha creado una compañía (Voltage Inc) que inventa exitosos juegos para celular, donde el desafío es llevar a cabo aventuras amorosas. Estos “juegos de romance” tienen complejas consecuencias: ya hay muchos gamers que denuncian haber sido estafados emocionalmente por los personajes.
Y así. El libro de Sinay es un atrapante recorrido por la dinámica amorosa de occidente y oriente. Y pone, también, su propia firma.
"Camino al Este" será editado, en 2019, por Tusquets.
