Conduce la Cámara nacional que nuclea a los productores avícolas de 16 provincias argentinas. Toda la cadena de producción de huevos y una parte de la de pollos, cabañeros, incubadores y algunos engordadores están nucleados en CAPIA, entidad que hace unas semanas tuvo una reunión nacional en Mendoza.
Javier Prida dirigió el encuentro y dialogó con Fincas sobre la actualidad y perspectivas de los productores de huevos en el país.
-¿Cómo está el sector avícola?
-Al sector productor de huevos, después de alrededor de 20 meses muy difíciles, donde quebraron empresas medianas, grandes y chicas, le llegó una recomposición del precio que nos permitió recuperar parte de lo perdido. Aunque todavía falta mucho tramo por recorrer.
-¿Podemos ponerle números a ese desajuste?
-En 2008 vendíamos el cajón de huevos (30 docenas) a 140 pesos con un maíz de $ 400 y una soja de $ 1.000 la tonelada. El año pasado vendíamos el cajón a 120 pesos, con un maíz de $ 1.100 y una soja de $ 2.100 la tonelada. En 2008 el salario promedio era de 2.300 pesos, y el año pasado fue de poco más de 4.000 pesos.
-Pero los precios del producto han mejorado…
-Hoy el precio de un cajón, en granja, está en alrededor de $ 200, IVA incluido. En febrero-marzo de 2013, la tonelada de maíz estaba en 880 pesos y la tonelada de soja en $ 1.759. Pero los precios volvieron a subir y el maíz se ubicó entre $ 1.000 a $ 1.100 y la soja no la venden por menos de $ 1.800.
Cuando en 2008 se llegó a vender algunas categorías de huevo premium a $ 180 y a $ 140 las categorías normales, con aquel maíz de $ 400, el sector ganó dinero y pudo crecer y reinvertir.
-¿A partir de cuándo se empezó a recuperar el precio del huevo?
-Noviembre-diciembre del año pasado. El sector no aguantaba más; empezó a sacar los animales más viejos y el parque productivo cayó considerablemente. Habíamos empezado el año pasado con 40 millones de animales en postura y lo cerramos con 36 millones.
Es decir, que se faenó el 10%, y no hubo reposición. El productor se dio cuenta de que tenía que achicarse. Pero no por una estrategia pensada para limitar la oferta y poder recuperar precios, aunque el resultado terminó siendo ese. “Me voy a achicar porque a estos precios no puedo seguir dándoles de comer a las ponedoras a pérdida”. Ese fue el razonamiento del productor.
-De todos modos, el mercado está suficientemente abastecido…
-Para tranquilidad de las autoridades nacionales, yo les digo que la oferta de huevo en el mercado interno creció. En 2009 llegamos a exportar 9% (equivalente más o menos a la producción de 3,6 millones de gallinas) y hoy estamos exportando alrededor del 4%.
Entonces, hay 5% más de huevo que no se exporta por problemas de competitividad, y lo estamos consumiendo acá adentro. No es que se esté desabasteciendo el mercado para que suba el precio. De hecho, hoy el mercado interno está amesetado, y con tendencia a declinar.
-¿Cómo había venido evolucionando el consumo?
-El año 2003 arrancó con un consumo interno de 135 huevos per cápita por año; 2013 empezó con 222, pero habíamos llegado a tener un pico de 246. Le hemos venido dando cada vez más proteína animal al consumidor argentino; y hoy podríamos producir más y exportar; pero tenemos un montón de inversiones paradas porque los equipos y la infraestructura que se ha comprado en el exterior están en el puerto y no los dejan entrar.
-¿Cuál es el margen que tendrían para crecer?
-Hoy, tranquilamente podríamos tener un crecimiento de la capacidad instalada de, tal vez, un 3% o un 4% anual y no lo podemos hacer. Estamos creciendo a la mitad. Hoy tenemos la posibilidad de seguir transformando proteína vegetal en proteína animal, transformando maíz y soja, para que no salga del puerto cruda, agregarle valor, tomar mano de obra, generar divisas de otro calibre. Al maíz le doy 8 veces más valor y a la soja 5 veces más valor, con un kilo de huevo.
Por eso les digo a los funcionarios: déjenme seguir creciendo; si yo crezco y hay más oferta, el precio a nivel local seguramente no lo voy a subir.
-¿Pero el mercado interno soporta un crecimiento mayor de la oferta sin que eso vaya a resentir los precios?
-No. En el mercado interno, la oferta y la demanda han llegado a un punto de equilibrio. Lo que nosotros queremos es volver a hacer lo que hicimos en los años 2005, 2006, 2007, 2008 y parte de 2009, cuando fuimos los primeros proveedores de huevo en polvo de Europa. Y lo podemos hacer. Hoy, tenemos capacidad ociosa del 85% en tres de las cuatro plantas deshidratadoras más grandes del país.
-¿Cuál es el escenario que ve para la actividad, al menos en lo que resta del año?
-Creo que este gobierno, o el que venga, tiene un gran desafío al momento de tomar medidas para el sector que transforma proteína vegetal en proteína animal. Quien quiera sacar las retenciones lo va a tener que pensar cincuenta veces porque todos los esquemas productivos de lácteos, de carne vacuna, del cerdo, del pollo, del huevo, necesitan los cereales. Los cereales tienen retenciones.
Si a mí mañana me sacan las retenciones, ya no voy a pagar 1.000 pesos la tonelada de maíz, voy a pagar 1.250 pesos. Si van a sacar las retenciones tienen que buscar un sistema gradual, paulatino, que no impacte de la noche a la mañana. Cuando el chacarero empiece a recibir el precio lleno, porque hoy, las retenciones, las paga el chacarero y no el exportador de cereales, por supuesto que va a pretender el mismo precio por el producto que va al mercado interno que el que le pagan por la producción que se exporta.
De todos modos, creo que algún día las retenciones deberán desaparecer, porque nosotros estamos recibiendo indirectamente un subsidio.