Javier Muñoz, director de Turismo del departamento de San Rafael, es el cuarto de los cinco invitados entrevistados por Los Andes en el marco del Ciclo de Encuentros, propuesta que se viene desarrollando desde agosto.
Con el turismo mendocino como foco, Gabriela Testa (presidenta del Ente Mendoza Turismo), Alejandro Vigil (enólogo y emprendedor turístico), Diego García (gerente de Aerolíneas Argentinas) y Mauricio Badaloni (presidente del Mendoza Bureau), junto al sanrafaelino, pusieron sobre la mesa los temas relevantes que afectan a la "industria sin chimeneas".
En una entrevista individual, como las de cada domingo a lo largo del ciclo, Muñoz hizo hincapié en el departamento que representa, explicando las fortalezas y oportunidades que tiene uno de los destinos más elegidos de la provincia.
-¿Qué peso tiene San Rafael en el turismo mendocino?
-San Rafael es un destino por sí solo, con peso propio. Es turismo de aventura, pero no se queda allí sino que comienza. Somos cultura, vinos y tradición. Cultura porque hemos hecho inversiones muy importantes, por ejemplo, en lo que es el laberinto de Borges, donde él vacacionaba. Se hizo una gran inversión que se complementa con las bodegas y lo que es caminos del vino.
A su vez presentamos un producto con un valor agregado, que son los cabernet sauvignon, que son increíbles, y somos los principales productores de espumantes de la Argentina. Estamos dando un valor agregado que son los caminos de los espumantes.
-San Rafael, más allá de ser una ciudad, ¿todavía sostiene las características de pueblo, de cercanía con la gente?
-Tenemos un valor agregado que es ser sanrafaelino. La gente nos conoce y se quiere quedar a vivir. Tenemos muchísimos visitantes. Un 60% de la gente que viene es por primera vez y 40% regresa, es un porcentaje altísimo. En general el turista viene recomendado o porque le contaron lo que es el departamento y cuando lo conocen vienen de nuevo y tenemos el "peligro" de que se queden a vivir. El ser sanrafaelino es muy ameno, te abre las puertas de tu casa. Es probable que cuando vas en el auto y le preguntás a un sanrafaelino dónde queda un lugar se suba, te acompañe y al otro día te invite a comer un asado. Somos una ciudad, pero no perdemos las características de pueblo. Las siestas se duermen, no perdemos eso.
-Si uno estudia las inversiones que han hecho, se puede notar que se quiere transformar el departamento en una especie de Carlos Paz mendocino. ¿Esto es así?
-Sabemos dónde estamos; hemos hecho una reestructuración muy grande del cine teatro Roma, por ejemplo, apuntando a eso. San Rafael ha hecho punta en lo que es teatro y el año pasado hubo muchas presentaciones y este año repite. Para la temporada han venido productores queriendo traer sus obras. Por eso este año vamos a tener grandes figuras desde enero a marzo, con obras de teatro todas las semanas con artistas nacionales, obras especiales los lunes y los miércoles con artistas locales. Buscamos que no solamente venga el artista nacional y exponga sino también que el artista local tenga un lugar donde expresarse para que el mismo sanrafaelino pueda ver lo que hacemos y, sobre todo, el turista. Apuntamos a ser el Carlos Paz de Mendoza. A ellos, por lo que estuvimos estudiando, les llevó 7 años ser un destino con obras de teatro; nosotros llevamos nada más que dos años y los resultados son increíbles. Tenemos productores de Buenos Aires interesados en presentar sus obras. Es buenísmo.
-Por los productos que ofrecen, ¿hay competencia con sitios como Uspallata o Potrerillos?
-Yo creo que más que competir nos complementamos. En esto hay que tener en cuenta que San Rafael tiene una marca que le costó 30 años imponer. Volviendo al ejemplo anterior, es como Carlos Paz respecto de Córdoba. No competimos. Otros destinos sí lo hacen con nosotros. Son competidores muy grandes, como Brasil y Chile, y es la problemática que vemos ahora. La diferencia es que nos hacemos competitivos por el nivel de servicio y de precios. Puedo decir que hoy el departamento se encuentra en la media. No está en lo más bajo ni en lo más alto. Está en un nivel medio donde la mayoría de los argentinos tiene un alcance y puede disfrutar de unas buenas vacaciones de cinco días.
-Gracias al paso Pehuenche, ¿puede darse el caso de que aumente el turismo proveniente de Chile?
-Por los estudios que hemos realizado el porcentaje de chilenos no es tanto como el brasileño o el norteamericano. Esto tiene que ver con algo simple: el principal mercado, el norte de Mendoza, está cerca de Santiago. Pero hemos hecho una apuesta interesante buscando el mercado del Maule y de O'Higgins. Para ellos se hicieron presentaciones y ofertas turísticas, mostrando nuestras bellezas y que el sector privado se juntara a hacer negocios. En ese sentido, se hicieron negocios en cuanto a los espumantes, vitivinicultura y el turismo. También tenemos informadores turísticos de San Rafael en Chile y vemos la posibilidad de empezar con torneos deportivos. Cuando se inicia un mercado tiene que haber un intercambio, por el que vengan chicos con sus padres y acompañen el sector público y el privado.
-¿Cómo ha impactado la llegada de los low cost en el departamento?
Beneficia. Ya tenemos vuelos directos con Buenos Aires y lo que logramos este año es que lleguen más temprano, que era algo en lo que estábamos insistiendo porque de esta manera el turista puede realizar más actividades durante los días que está. De todas maneras queremos un vuelo más. Lo evaluamos cuando hubo temporada en Las Leñas y venían llenos. La parte fea de esto es la competitividad. Hoy, al tener un solo vuelo, un boleto de último minuto cuesta 7 mil a 8 mil pesos ida y vuelta. Ahí competimos con Mendoza, que te permite conseguir vuelos de 2.500 pesos. Estamos viendo la forma de que haya competitividad y lleguen las low cost; ya hay 3 líneas adjudicadas pero el problema es el tamaño del aeropuerto. Hoy San Rafael sólo soporta aviones Embraer y tampoco tenemos Migraciones. No podemos pensar en vuelos internacionales. Esto es política a largo plazo. Además, el aeropuerto está en un lugar incómodo. No es bueno porque está dentro de la ciudad.