Javier Correa: “Creo que el guion es una forma de filtrar la realidad”

El autor de la miniserie Bhiper Dumas es sin duda un emblema del cine de género independiente. Desde enero está rodando una nueva producción

Javier Correa: “Creo que el guion es una forma de filtrar la realidad”
Javier Correa: “Creo que el guion es una forma de filtrar la realidad”

Javier Correa es un hombre orquesta cuando se trata de hacer cine. Él asume el papel de capitán de la nave con un compromiso estoico y no se desespera cuando el proyecto lo requiere en los roles de director, camarógrafo, director de fotografía o de sonido. Lo que él ha llamado, frente a estas cada vez más escasas posibilidades de rodar en la provincia, "cine guerrilla".

Aunque sus dos más reconocidas ficciones –Bhiper Dumas (2012) y Los hijos del valle (2006)– fueron realizadas como miniseries para la televisión, el ecléctico realizador residente en Las Heras prefiere planificar el rodaje como si se tratara de un largometraje: repitiendo tomas, cambiando los ángulos de las escenas, registrando largos planos secuencias y esquivando aquellos modismos típicos en el esquema de producción audiovisual de la pantalla chica.

La trayectoria de Javier Correa arrancó en 2002, en Supercanal, con un envío de cortos con participación del público, una idea que se extendió en el "Proyecto Izar", una productora de contenidos de ficciones.

Su primer largo fue el policial Naturaleza del crimen, de 2003. Ahora, después de la mencionada Bhiper Dumas (nominada al Martín Fierro del Interior y transmitida por Canal 7) , Correa volvió a embarcarse en otro policial, Ley Rivas, un relato de acción protagonizado por actores de diferentes provincias y más de una veintena de intérpretes de Mendoza que actualmente está rodando en Las Heras.

–¿Cuando se inició el rodaje?

–Venía rodándose como miniserie desde el invierno de 2016, pero el proyecto se frenó por los altos costos y las complicaciones logísticas. Luego la resucité al plan original: hacerla película. Ya tenía el desglose de producción y el guion terminado. En esa transición, el actor Adrián Miranda, que ya formaba parte de la miniserie, se hace cargo de la producción, de conseguir a los actores y las locaciones y con su ayuda, el proyecto como largometraje arrancó el 6 de enero de este año y ya llevamos casi el 70 por ciento del guion terminado.

–¿Qué géneros se cruzan?

–Hay acción sobre todo, pero también drama. El protagonista, Rivas, deja de ser un tipo duro para convertirse en otro más humanizado. Esto le sucede cuando se le cruzan por su vida dos vecinos. El relato además se mueve en una atmósfera costumbrista, ya que se suma como otro personaje el típico barrio de Las Heras, sobre todo la zona céntrica del departamento. Es el corazón visual de la trama. También tuvimos la suerte de aprovechar un viaje a La Plata y rodamos allí unas escenas con el villano.

Ley Rivas cuenta la historia de un equipo de ex comandos de la policía, desafectados de la fuerza, que viven con el drama de haber experimentado el asesinato de sus familiares a cargo de los narcotraficantes que estaban persiguiendo.

Sin embargo, liderados por Visioli, su exjefe, ellos deciden hacer justicia propia y comienzan a cazar despiadadamente a los asesinos. Uno de ellos, Rivas (interpretado por el doble de riesgo y actor Walter D’Amico), va a descubrir que el verdadero responsable de las masacres es alguien mucho más cercano a su vida y la venganza cambia de blanco.

–¿Hay noticias o situaciones cotidianas que te inspiran para tus películas?

–Sí, claro. Los guiones que escribo están influidos por las noticias. Es que uno está inmerso en la sociedad y creo que el guion también es una forma de hacer catarsis de una forma artística y civilizada. Aunque los personajes parecen totalmente crueles expresan algo que encontramos afuera. El protagonista, hace las cosas bien, pero igual termina perdiendo a su familia por ser leal a la fuerza policial y los auténticos malvados son aquellos que no se ensucian las manos con un revolver, sino que toman decisiones sentados en la silla de una oficina. También observo que muchas de las noticias están condicionadas por los intereses de cada medio que las usa. Creo que el guion es una forma de filtrar la realidad.

–¿Cómo captaste a tu reparto de actores?

–A Walter D’Amico lo conocí en realidad en otra producción fílmica anterior, en 2015. Resultó que a su vez era un experto en defensa personal muy avanzado y, además, doble de riesgo. Él ha actuado en producciones de Canadá, donde vivió unos años (formó parte de A case of decient, de Adam Kirkey, de 2011).

Su compañero más cercano es Adrián Miranda, que interpreta a un policía, a un subcomisario llamado Viasioli. Está Juan Pablo Rodríguez, que es Antonio, un personaje que se mueve en silla de ruedas y Claudia Lacasa, ambos actores de la provincia de La Rioja. Ellos son vecinos de ficción de Walter. También se sumó Gustavo Senese, un reconocido actor teatral de La Plata (formó parte del elenco del corto La galería, de Victoria Fermani Loekemeyer). Senese es el villano de la historia. Además, también participan una veintena de actores provinciales. Entre ellos, un alumno del boxeador Pablo Chacón.

–¿Cómo es hacer cine independiente sin conectarse en ningún punto con el INCAA?

–Nunca me he relacionado con el INCAA. No sé cómo funciona. En mi caso, me presenté en varios concursos para series federales pero nunca fui elegido. En realidad, sigo filmando por mi cuenta, con el apoyo de los actores y músicos que se suman en cada proyecto. Se sabe que esto no es fácil.

–¿Qué directores han influido en tu trayectoria?

–Siempre intento tener un gusto personal, buscar una forma de contar con cierto estilo cinematográfico. Mis producciones se graban como si fueran películas, no me gusta la forma de rodar para televisión. Eso de plano contra plano, muy común para el uso de dos o tres cámaras en simultáneo.

Volviendo a su pregunta, hay directores que me influyeron en mi elección de ser cineasta, sin duda. Uno de ellos es Roman Polanski, es un genio que nunca deja de asombrarme. En el género de acción me gusta John McTiernan (Duro de matar, Depredador, 13 Guerreros): me gusta cómo ubica la cámara, su forma de contar, cómo dirige, cómo monta sus películas. También me gusta Robert Rodríguez, un director que ocupa varios roles durante el rodaje, como lo hizo en El mariachi. De los argentinos, tengo que nombrar a Lucas Demare y Hugo del Carril. Para mí son auténticos monstruos del cine.

–¿Hay alguna fecha tentativa del estreno?

–Por ahora me preocupa terminar el rodaje de Ley Rivas y comenzar la posproducción con la música, a cargo del compositor Rulo Fimiani, quien también es el director musical de la película. De hecho, él todavía está componiendo nuevo material. Una de las maquetas del tema central, llamado No tengo estrella va a ser el tema central del largometraje. Como siempre lo he hecho, desde Los hijos del valle hasta esta última, me gusta trabajar con música original en mis producciones. Y he tenido la suerte de trabajar con compositores estupendos como Arturo Tascheret, Andrés Espasandín y muchos más.

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