Un jardín saludable y perfumado

Son alegres, llenan de perfume y sabor el jardín, además de resistentes e ideales para las características agroecológicas de nuestra zona.

Y como de costumbre, el otoño y la primavera son las estaciones para realizar el trabajo de siembra en los espacios verdes.

Por eso a la hora de diseñar y poner a punto el jardín, ya sea en grandes superficies o maceta en un balcón, las plantas aromáticas son una excelente opción. Porque además de su utilización culinaria tienen propiedades medicinales y curativas, que alivian distintos síntomas.
 
De este modo podemos crear una pequeña huerta en casa con diversidad de especies, sin mayor esfuerzo ni cuidados extremos.

Resistentes y curativas

Las plantas aromáticas tienen diversas propiedades medicinales que las hacen aún más interesantes, para incorporarlas en el jardín.

Cuántas veces utilizamos la manzanilla en infusión como desinflamatorio. Pero su flor tiene aún más cualidades, por ejemplo: funciona como un sedante natural, es antiséptica y es mejor digestivo que un té de boldo.

La mayoría actúan como antisépticos, diuréticos y poseen antioxidantes, que favorecen la eliminación de células muertas en el cuerpo humano.

Pero al margen de estos aditivos, por ser rústicas y curtidas, el mantenimiento es básico y toleran las altas y bajas temperaturas. Por un proceso natural de la planta, en invierno la menta -por ejemplo- se seca, para volver a florecer en primavera.

"Las bondades de estas especies es que no requieren demasiado riego, pero sí mucho sol. La menta sí necesita un poco más de agua que el resto, aunque siguen siendo una excelente opción por los suelos desérticos y los problemas hídricos de Mendoza", explica la especialista.

Otros de los puntos a destacar, es que funcionan como fungicidas que evitan la propagación de plagas. "Son muy nobles y por lo general no se enferman ni son víctimas de plagas u hongos.
 
Al contrario, resultan ideales para sembrarlas con otras plantas, y el aroma que despiden repele los insectos".