Japón envió este sábado al espacio un telescopio de observación remota de planetas gracias al Epsilon-1, un cohete pequeño y fácil de poner en órbita que abre una nueva era de lanzamientos a bajo costo.
Epsilon, de 24 metros de alto y 91 toneladas, despegó del centro espacial de Uchinura, situado entre las montañas de la prefectura de Kagoshima, a las 14 (2 argentina), según las imágenes en directo difundidas por la agencia nipona de exploración espacial (Jaxa).
"Todo va perfectamente", dijo la agencia, y "el telescopio-satélite Sprint-A se separó como estaba previsto del cohete" aproximadamente una hora después del despegue. El éxito de la misión, recibido con aplausos por los ingenieros, llega tras dos aplazamientos que hicieron temer un fracaso al gobierno japonés, con grandes ambiciones espaciales para rivalizar con sus vecinos, Corea del Sur y China.
"Esta prueba superada muestra el alto grado de fiabilidad de las tecnologías espaciales japonesas", declaró en un comunicado el primer ministro japonés.
Inicialmente Epsilon tenía que salir de la Tierra el 22 de agosto, pero un problema técnico detectado pocos días antes obligó a aplazar el tiro.
Ayer el cohete despegó sin dificultad, a pesar de un retraso de 15 minutos sobre el horario previsto y de que un barco que faenaba en la zona tuvo que ser evacuado temporalmente.
El cohete despegó a las 14 locales, pero hubo que esperar cerca de una hora para tener la certeza de que el Epsilon había cumplido su misión. "No tengo palabras para explicar los emocionado que estoy por este éxito", declaró el presidente de Jaxa, Naoki Okumura, durante una rueda de prensa.