Las imágenes más representativas del Japón tradicional son las que muestran hermosas geishas y feroces guerreros samurai. Personajes de la época medieval japonesa se popularizaron en Occidente hace mucho ya, por la película "Los siete samurais", filmada en 1954 por el cineasta Akira Kurosawa.
Llegaron a ser el grupo dominante en la sociedad japonesa en el siglo X de la era cristiana, cuando se impuso la autoridad local del shogun -el "señor feudal"-, mientras el emperador era una figura decorativa. Los samurai estaban al servicio de los clanes dominantes y jugaron un rol en las luchas civiles japonesas, hasta que en el siglo XIX, durante la época Meiji, se impuso la restauración del poder imperial. Sobresalían por su código moral, conocido como "Bushido", que, traducido al castellano, sería "El camino del guerrero". Estas reglas acentuaban la lealtad al maestro, la autodisciplina y el respeto hacia uno mismo, además del comportamiento ético.
La palabra "samurai" nombra a distintos tipos de guerreros del antiguo Japón, pero su verdadero significado es "el que sirve". Aunque ciertos filmes del género los muestran como arqueros a caballo, en realidad cuando fueron más populares usaban armadura de hierro y cuero, además de una espada o sable curvo, la katana. Esta espada fue estandarizada en la época del señor feudal Oda Nobunaga alrededor de 1560. Era miembro del clan Oda y su apodo era "Rey demonio del sexto cielo". Luego de dar batalla, los samurai bebían con sus jefes durante la ceremonia del té y se contaban las cabezas cortadas de los enemigos.
Al visitar Japón, hay que darse tiempo para recorrer los castillos construidos por los samurai en madera y piedra. Uno de los más conocidos es el castillo Azuchi, erigido para el señor feudal Oda Nobunaga en 1573 junto al lago Biwa, cerca de Kioto, la antigua ciudad imperial. Hoy queda del castillo su base de piedra, pero se lo ha recreado en la villa Ise Sengoku, un parque temático. También cerca de Kioto fue reconstruido el castillo Fushimi Momoyama, tal como era en 1594 cuando se levantó para el señor feudal Toyotomi Hideyoshi.
También es instructivo visitar Yamato, en la Prefectura de Kanagawa, conocida como "La pequeña Kioto". En el siglo VII, sus habitantes rodearon el palacio con murallas, al estilo de los castillos medievales de Europa. La ciudad se caracteriza por sus barrios tradicionales de geishas y samurai, los jardines y las artesanías. En Kanazawa, el barrio Nagamachi es célebre porque allí residían familias de los samurai desde el siglo XV. Es tentador andar por sus calles empedradas y descubrir viviendas centenarias escondidas tras muros de barro. Una de las casas más conocidas es la de los samurai Nomura, donde se exponen sus ropas y armaduras.
"El camino del guerrero" era un código oral, que se fijó por escrito en la obra literaria "Hagakure" ("A la sombra de las hojas"), del samurai Yamamoto Tsunetomo (1659-1719). Se esperaba que un guerrero dominara las artes marciales como el karate y debía ser un experto jinete y arquero. Los líderes samurai adoptaron la filosofía budista del Zen, cultivaban la caligrafía, la música y el teatro Noh tradicional. El código samurai descalificaba a los extranjeros -los consideraba inferiores- y estipulaba que la derrota era un deshonor. Por eso existía la ceremonia del seppuku o suicidio ritual, en el cual el samurai acompañaba a su señor hasta morir junto a él. Como decía el maestro Tsunetomo, "el samurai valiente no piensa en términos de victoria o derrota; él combate fanáticamente hasta la muerte. Sólo de este modo realiza su destino".