Hoy se estrena “X-Men: Apocalipsis” (X-Men: Apocalypse, 2016), película que marca el final de la trilogía que comenzó en 2011 y en donde veremos el final de la relación entre Charles “Profesor X” Xavier y Erik “Magneto” Lehnsherr.
James McAvoy, que personifica al mutante en silla de ruedas más famoso, responde calmo: “En esta película Xavier luce bastante relajado, en realidad, al menos al comienzo de la película. Ha estado estudiando bastante, pero aún no es el líder en el que se convertirá después. Es simplemente un maestro en su escuela de jóvenes superdotados, y así es como visualiza el resto de su vida: únicamente siendo un educador. No está preocupado por el resto del mundo, sólo está tratando de cambiarlo mediante un chico a la vez. Supongo que el arco de este personaje en particular -dentro de los muchos que hay en la película- es ¡cómo pasa de eso a ser el líder de lo que es esencialmente una organización paramilitar con un ejército de súper humanos en un sótano! Y alguien que está dispuesto a pelear, y potencialmente a matar, para cuando termina el film”.
-Parecería ser que va a pasar por otra experiencia oscura…
-Sí, definitivamente. Literalmente se ve atraído a la mente de Apocalipsis (Oscar Isaac) y a toda la oscuridad que está oculta ahí. Pero el poder de Charles va más allá de su habilidad telepática. Creo que su verdadero poder es que tiene una enorme empatía por los demás y lo utiliza para encontrar la esperanza.
Aún puede hacer eso entre toda la oscuridad, encontrar la bondad y el corazón en los demás. No necesariamente en Apocalipsis, pero sí en aquellos que lo rodean, y ésa es razón suficiente para seguir adelante.
Aun cuando tuvo que lidiar con tantas cosas tan terribles que le han pasado en su vida personal, no es nada comparado con lo que le ha estado pasando a Erik (Michael Fassbender), a quien le mataron y ejecutaron muchos miembros de su familia. Mientras que al mismo Charles lo torturaron, pero de una forma extraña es más difícil ver a los que amás pasando por eso.
-Y para vos, es un buen desafío actoral a través de estas experiencias. ¿Sigue consumiéndote?
-Sí y no. Porque mientras más desafiante sea interpretar algo, extrañamente, creo que es más fácil. Cuando no es desafiante, te la pasás preguntándote, “¿qué hago, entonces?”
Así que mientras más complejo y más emocional sea a lo que le tenés que hincar el diente, definitivamente hace que sea más exigente. Pero es más fácil enfocarte intelectual y artísticamente.
-¿Cómo te presentó este proyecto Bryan Singer, el director?
-Lo que Bryan y Simon Kinberg (guionista y productor) nos contaron inicialmente es que, en realidad, se trata de la familia. Es una gran explosión con todo y es una gran película de superhéroes con un apocalipsis en potencia, pero para nosotros se trata de una familia dispar y poco convencional que tiene que dejar de lado sus desacuerdos y unirse para el bien común no sólo del mundo sino también de ellos mismos.
Eso es lo que me gusta de X-Men: estás haciendo estos personajes que han estado viviendo y trabajando -incluso algunos de ellos teniendo relaciones sexuales- amándose y odiándose, tratando de matarse entre sí, y luego tratando de salvarse los unos a los otros y así son las familias. Eso es a lo que me aferré siempre, no sólo somos una colección de X-Men. Charles quiere estar con sus amigos, con Raven (Jennifer Lawrence), con Erik.
Ésa es en parte la razón por la que está construyendo una escuela y quiere esa familia que nunca tuvo realmente y quiere ser el padre. Es un buen hombre, pero tiene un poco un complejo de dios también. Quiere sentarse en la cabecera. Es algo positivo, pero también es su defecto.
-Y vos como actor, frente a los actores que se sumaron... ¿Tuviste que convertirte en la figura paterna de los nuevos X-Men? ¿O fueron simplemente muchas noches de fiesta?
-Nos divertimos mucho en Montreal, definitivamente, pero nunca presumiría que pueda enseñarle algo a alguien o que sea un ejemplo. Ponés el ejemplo por la forma en que te comportás y la forma en que trabajás. Fuera de eso, sólo estás tratando de regresar a casa sin emborracharte demasiado...
-En X-Men: Días del Futuro Pasado (X-Men: Days of Future Past, 2014) hablaste de momentos muy divertidos detrás de cámaras, incluyendo peleas con pistolas de aire comprimido. ¿Hubo algo como eso en esta ocasión?
-Otra vez tuvimos pistolas de aire comprimido, también juegos de tiro al blanco con almohadones; un juego de puñetazos, que no se salió de control tanto como en la película pasada. ¡También hubo otro de cachetadas que duró bastante tiempo antes de que se pusiera demasiado peligroso! Fueron los X-Men de siempre tonteando.
-Este largometraje tiene lugar en los años ochenta, ¿Charles pasa por una fase de neorromántico? ¿Con qué estilo lo vemos en esta ocasión?
-Charles se ve como si hubiera estado viendo muchos episodios de División Miami (Miami Vice, 1984-1990) en esta ocasión, y definitivamente trae un look parecido al de Don Johnson. Y me da mucho gusto que lo hiciéramos así porque está muy bueno estar lidiando con estas diferentes décadas, poder explorar la música y la moda y la cultura de esa época.
-Ahora vemos a Charles con su look más icónico. ¿Cómo se logró la famosa calvicie?
-¡Me dejé calvo! Yo mismo me afeité la cabeza. Afortunadamente Patrick (Stewart) estaba disponible para hacer videollamadas, así que estuvo presente digitalmente para pasarme la antorcha de la calvicie. Pero fue genial hacerlo de verdad, tuvimos que volver a filmar algunas partes donde tuve un gorro de calvo para una escena y eso fue todo.
-¿Cómo te sentiste?
-¡Me gustó! Si no tuviera que volver a tener cabello para mi siguiente película, me dejaría calvo. Después de 36 años de tener pelo, es agradable cambiar tu look completamente.
-¿Eso cambió cómo lo interpretaste?
-Es una persona diferente para cuando termina la película, y también resulta que está calvo. ¡Pero no es por estar calvo!