Jacinto Álvarez: el médico de los pobres

A pocos días de celebrarse el Día del Médico, ponemos en primer plano a los profesionales que se destacaron en nuestra provincia. Entre ellos, recordamos a un doctor que combinó su vocación por la salud y el bien público.

Jacinto Álvarez: el médico de los pobres
Jacinto Álvarez: el médico de los pobres

El miércoles se conmemora el día del médico en todo el país. Es una fecha propicia para recordar que nuestra provincia ha tenido grandes profesionales de la salud desde tiempos coloniales.

Debemos destacar al peruano Zapata, al estadounidense Collesby, a Anacleto García y, más cercanos en el tiempo, al británico Edmundo Day, a Ventura Gallegos, a Pedro Minuzzi y a uno de los más renombrados en la historia de la medicina local, el pediatra Humberto Notti.

Uno de los médicos que se dedicó con altísima vocación a los ciudadanos de Mendoza y que nunca fue suficientemente reconocido - a pesar de ser el hermano gemelo del destacado filósofo y científico Agustín Álvarez- fue Jacinto Álvarez quien, aparte de ser un gran profesional de la salud, se dedicó también a la política llegando a ser gobernador a fines del siglo XIX.


Una niñez complicada
Jacinto Álvarez nació el 15 de julio de 1857 en la ciudad de Mendoza, minutos después que su hermano gemelo Agustín, en el seno de una familia tradicional de la provincia.

Los gemelos, como era de esperarse, crecieron junto a sus hermanos y fueron los más mimados de aquel grupo. Pero la desgracia cayó sobre la familia -y miles de personas más- cuando aquella nefasta noche del 20 de marzo de 1861, un violento terremoto sacudió el suelo de Mendoza.

De los siete integrantes de la familia Álvarez, cinco fallecieron, incluyendo a sus padres.

Días después del terrible sismo, la ciudad estaba reducida a escombros. Por todos lados se podía ver personas o patrullas buscando entre las ruinas algunos sobrevivientes. Otros, en cambios recogían a sus muertos. El panorama era tétrico.

Nada se sabía de la familia Álvarez; algunos daban a todos por fallecidos en aquella catástrofe. Pero sucedió un milagro después de varios días: un jarillero que pasaba por una casa totalmente derrumbada, escuchó el llanto de dos niños.

Al instante, el hombre llamó a otras personas para que lo ayudaran a extraer, debajo de adobes, maderas y cañas, a los gemelos que estaban con vida. Tenían sólo tres años.

Los huérfanos Jacinto y Agustín fueron adoptados por sus parientes.


Galeno de corazón
A pesar de esta difícil situación, los gemelos crecieron en un hogar que se esmeró en criarlos y brindarles educación. Tras la primaria, asistieron al Colegio Nacional de Mendoza.

Luego de concluir los estudios secundarios, Jacinto partió rumbo a la Capital Federal para ingresar en la facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.

El joven Álvarez se recibió de Doctor en Medicina y, al poco tiempo, regresó a su ciudad natal.

Aquí, el flamante doctor fue nombrado médico forense en reemplazo del doctor Salas. Este cargo lo ejerció por varios años.

En 1886, el cólera invadió nuestra provincia causando más de 4.000 muertos y poniendo en pánico a toda la población. Álvarez fue uno de los médicos que asistieron a cientos de personas afectadas por la epidemia. También dictó algunas medidas de prevención para esta enfermedad.


El perfil público
Otra de las pasiones que tuvo don Jacinto fue la política. De modo que en 1887 se postuló por primera vez en las elecciones municipales. 
 El 8 de octubre de ese mismo año contrajo matrimonio con Elina Calderón de la Barca.

Su carrera política continuó; de hecho, llegó a presentarse como segundo en la fórmula que llevó a Emilio Civit a Gobernador.

En 1898, el entonces vicegobernador doctor Álvarez asumió la gobernación, tras la renuncia de Emilio Civit a ese cargo, para asumir la cartera de Obras Públicas de la Nación.

El gobierno de Álvarez efectuó varios cambios en el panorama provincial. Uno de los más importantes fue oficializar el Banco de la Provincia, lo que se efectuó tiempo después.

También ejecutó el reajuste del empréstito de 1888, que trajo grandes beneficios económicos y financieros para Mendoza. Asimismo, bajo su mandato, se sancionó la Ley Orgánica de los Tribunales, redactada por los doctores Conrado Céspedes y Alfredo Amaya.

En 1899 creó el Boletín Oficial, que actualmente se edita. Durante su gobierno fue reformada la Constitución provincial.  Tras ocupar el cargo de gobernador, Álvarez fue electo senador nacional y al poco tiempo viajó a la Capital Federal para asumir sus nuevas funciones.


Filantropía como deber
Cuando se alejó de la política, regresó a su vocación de médico, curando a enfermos y ayudando generosamente a los desvalidos. 
Jamás cobró un centavo a la gente humilde y de su bolsillo pagaba los medicamentos a los que no tenían.

Se lo puede contar como uno de los grandes filántropos de nuestra provincia, ya que auxilió a las personas de mayor edad. Además fue director del hospital El Carmen.


La muerte de su hermano gemelo Agustín en 1914 fue para él muy dolorosa, pero la pudo sobrellevar con el afecto de su familia.
El eximio doctor enfermó y falleció en la misma ciudad que lo vio nacer el 3 de julio de 1933.

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