IV Maratón Nocturna: Kilómetros a la gloria

Repetir la experiencia de 2014 tentó a un cronista de MÁS Deportes, que otra vez recorrió la maratón de Junín sin preparación previa.

IV Maratón Nocturna: Kilómetros a la gloria

Mismo lugar, misma gente, mismo objetivo y misma pregunta: ¿por qué estoy metido en esta marea de gente que está deseosa de salir corriendo mientras yo sufro como un condenado?

Si el año pasado ya parecía una locura competir sin haber realizado una preparación previa, este año fue una barbaridad jugar 90 minutos de fútbol antes de la maratón. ¡Sin quererlo, había incrementado las chances de sufrir un calambre antes de llegar a mitad de carrera!

Y así, cargado de sensaciones conocidas y no tanto (ahora temía  una eventual contractura), me dejé llevar por la euforia generalizada cuando la bomba de estruendo señaló el inicio de la competencia.

Durante los primeros metros, el cuerpo se mostraba sin rastros de dolor. Recuperar la confianza era el objetivo para lo que vendría. Los Guerra, los Frencia y hasta los Fabricius, por caso, ya se habían perdido en el horizonte.

Y a decir verdad, mi ubicación no era para nada alentadora. Formaba parte del último pelotón, donde corrían los más divertidos,  esos que solo querían recorrer como simples turistas ese túnel de hojas que forman los plátanos de carril Isidoro Bousquets, camino a la Ciudad de Junín.

La competencia esta vez tuvo mayores dificultades para los más preparados por la gran cantidad de interesados en hacerse con el premio mayor (10 mil pesos). La exigencia, la famosa vara, se había elevado y las posiciones finales no quedaron establecidas hasta metros antes de la llegada.

Y mientras esto se decidía camino al Parque Recreativo Dueño del Sol, este cronista se debatía entre continuar corriendo o caminar al menos unos metros. Las piernas comenzaban a debilitarse más rápido de lo normal y se venía Avenida Mitre, donde mucha gente esperaba el paso de los atletas. No cabía la chance de detenerse en ese tramo.

El papelón estaba asegurado si eso sucedía. Y como si fuera un milagro de esos que nunca van a figurar en una crónica eclesiástica, llegó la dosis de energía necesaria para continuar sin detener la marcha. “Vamos nene, vamos que vos podés”.

Ignoro quien era el señor y si me confundió con algún conocido, pero refundó las bases de mi confianza, que venía en picada. Desde ese momento y hasta el final decidí abrazar la buena onda de la gente como combustible para continuar corriendo  (incluso agradezco a quienes me acercaron una botella de agua).

Fue un plus para renovar el (buen) humor. Y las luces del Parque Recreativo me hicieron recordar porque estaba ahí: para empujar los límites propios, para comprobar que a veces es maravilloso tropezar dos veces con la misma piedra.

00:31:52: Guerra voló más que todos

El bonaerense recorrió los 11 kilómetros casi sin despeinarse. Aunque Gustavo Frencia estuvo cerca de complicarlo, Guerra terminó sacando casi un minuto de ventaja. Impresionate.

1:04:08: El tiempo de este cronista

A pesar de que había prometido bajar el tiempo realizado el año pasado (NdR: 1:00:56), lejos estuvo de conseguirlo. Desde ayer comenzó a prometer que la tercera será la vencida.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA