"Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo"
La popularizada frase de Albert Einstein me invita a reflexionar sobre la situación en nuestra provincia del conflicto que mantienen los gremios que nuclean a los trabajadores de la educación con el Gobierno provincial.
El primer punto que pareciera no importar a las entidades gremiales, es que la discusión se enmarca en el contexto de una situación fiscal que nos tendrá por muchos meses al borde de la cesación de pagos, producto del despilfarro e irresponsabilidad en la administración de los recursos del Estado que padecimos los últimos años, y que los gremios toleraron y consintieron sin demostrar preocupación alguna.
El segundo punto es el que se refiere específicamente a la calidad de la educación que el sistema ha producido. Se me ocurre que sólo con citar algunos ejemplos y datos estadísticos podríamos obtener conclusiones. Cualquier análisis sobre los resultados de las evoluciones PISA demuestran el deterioro creciente que hemos sufrido en términos de calidad. De ocupar el primer lugar en lectura en América Latina en 2000, hemos pasado al 7º detrás de Chile, Costa Rica, México, Uruguay, Brasil y Colombia, con resultados similares en matemáticas.
Otro dato significativo de la evaluación internacional es que de 65 países que participaron, Argentina se desempeñó entre los peores ocho.
Tan grave como el dato anterior es que Argentina no mejoró en ninguna materia desde 2000.
Podríamos ahondar en otros detalles, tanto o más graves que los citados, pero ocupémonos de lo que probablemente algunos estén pensando: los resultados son producto de bajos niveles de inversión pública. Falso. La inversión pública en educación ha mejorado sustancialmente en los últimos años: la Argentina pasó del 4% del PBI a más del 6% en 2014
-50% de aumento-. De este aumento, vale la pena mencionar que el 65% es esfuerzo de los Estados provinciales. Lo mismo podría decirse de la participación del Presupuesto en educación sobre la totalidad del mismo en nuestra provincia. De igual modo, la inversión por alumno es sustancialmente mayor en comparación con aquellos países latinoamericanos que nos superan en las mediciones de referencia.
Tomando como base el salario bruto de un docente de jornada simple de nivel primario con 10 años de antigüedad, entre los años 2003 a la fecha a valores constantes -deflactado de la inflación- la mejora ha sido aproximadamente del 70%.
En Mendoza, el salario docente representa el 76% del salario medio de la economía, 12 puntos sobre la media nacional, es decir que corregido por la carga horaria implica que los educadores cobran más que el resto de los trabajadores. Vale aclarar que es un hecho que en los países que obtienen buenos resultados educativos sus docentes perciben salarios superiores al resto de los trabajadores.
Es decir, en la Argentina y en nuestra provincia en los últimos años aumentó la inversión pública en educación, la inversión por alumno y los salarios docentes. Sin embargo, ninguno de los resultados obtenidos demuestra mejora alguna, sin dejar de mencionar que las tasas de repitencia aumentaron en la secundaria y se incrementó la tasa de abandono de alumnos en el paso de primaria a secundaria.
El dato más crudo y más significativo de la tragedia educativa es que en 2003 el sector público captaba el 74% de los alumnos de entre 6 y 7 años y el sector privado el 26%, mientras que en 2012 el sector privado había aumentado su participación al 38% y el público había disminuido al 62%.
No he escuchado antes ni ahora, a ninguno de los representantes gremiales preocupados por esta oscura realidad y año tras año la discusión está sólo enfocada en el aumento de los salarios. Desde luego, como toda paritaria, la discusión salarial debe ser uno de los temas importantes pero del mismo modo y en defensa de la educación pública y de los buenos docentes, me parece imprescindible un debate que exceda lo que pareciera ser su única preocupación.
Mientras se sigan fijando aumentos del mismo porcentaje para todos los docentes sin tener en cuenta los resultados del proceso educativo, seguirá reproduciéndose el fracaso. En este sentido, el gobierno provincial ha planteado una discusión por demás interesante. Pretende incorporar el Ítem Aula a los efectos de premiar a aquellos docentes que, con todas las carencias con las que aún cuenta el sistema educativo, protagonizan día a día el hecho más importante del proceso que es el de enseñar e intentar que los alumnos aprendan.
Los próximos días serán clave para saber si en nuestra provincia, y tal cual nos sentenciaba Einstein, seguiremos repitiendo las mismas actitudes y acciones para producir los mismos mediocres resultados. Termino reclamando que además del gobierno y de los gremios participen de esta discusión los que deberían ser los principales interesados por la educación de sus hijos: los padres.
Menos días de clase, menos futuro.