El gobierno italiano finalmente implosionó ayer, tras 14 meses turbulentos, con la renuncia del primer ministro Giuseppe Conte, quien en un encendido discurso acusó a su vicepremier Matteo Salvini, sentado a su lado, de haber provocado la caída de la coalición oficialista para satisfacer sus propias ambiciones de reemplazarlo en el cargo.
Conte anunció su dimisión en el Senado y la presentó horas después al presidente Sergio Mattarella, quien le pidió seguir en su cargo de manera provisoria hasta que consulte a partir de hoy a los partidos políticos sobre la posibilidad de formar un nuevo gobierno o celebrar elecciones anticipadas.
Salvini, el político más popular de Italia, no se amedrentó ante las críticas de Conte en el debate en el Senado, y defendió su decisión de haber convocado una moción de censura -una votación para derribar al gobierno-, que no llegó a votarse porque su partido Liga la retiró tras la dimisión del premier.
"Volvería a hacer todo lo que he hecho", dijo, desafiante.
Antes, en un discurso de una hora, Conte afirmó que la maniobra de la Liga para romper la coalición lo había obligado a “interrumpir” lo que describió como un gobierno productivo.
"Es irresponsable iniciar una crisis de gobierno (...) Salvini ha seguido intereses personales y de partido", señaló el jefe de gobierno, citado por la agencia de noticias ANSA.
La coalición, cuya conformación insumió tres meses de negociaciones tras las elecciones de 2018, estaba formada por dos partidos rivales, el anti establishment Movimiento Cinco Estrellas (M5S), liderado por el vicepremier Luigi Di Maio, y la Liga, un partido euroescéptico y anti inmigrantes.
Luego de que Conte presentara su renuncia a Mattarella en el Palacio del Quirinal, la Presidencia dijo que el jefe de Estado encargó al premier continuar en funciones a la espera de dos días de consultas que iniciará hoy con autoridades del Parlamento y dirigentes políticos para ver si algún otro líder puede armar una coalición de gobierno.
Las opciones
Ese eventual gobierno tendría como prioridad conducir la tercera mayor economía de la zona euro al menos durante unos meses, justo cuando Italia tiene que implementar complicados recortes para cumplir con la normativa de la Unión Europea sobre déficit público.
Si nada de esto resultara, la única opción que le quedará a Mattarella será disolver el Parlamento -tres años y medio antes de lo previsto-, tal como lo pide Salvini.
La disolución del Parlamento pondrá a Italia camino a unas elecciones generales tan pronto como en octubre, un golpe a las finanzas del endeudado país.
Conte, un abogado sin experiencia ni afiliación política, llegó a premier en virtud del trabajoso acuerdo de gobierno alcanzado entre el M5S, que claramente fue el que lo eligió, y la Liga.
Con el correr del tiempo, la Liga y el M5S comenzaron a exhibir sus grandes diferencias en política económica e inmigratoria, con repetidos choques entre sus líderes.
La situación se hizo insostenible luego de que la Liga se convirtiera en la primera fuerza de Italia en las elecciones europeas de hace tres meses, algo que pareció alentar las ambiciones de Salvini. El M5S, de Di Maio, retrocedió al tercer lugar.
En su discurso, Conte se manifestó preocupado por recientes exigencias de Salvini de anticipar las elecciones para poder obtener “plenos poderes” como primer ministro.
Por ejemplo, el dictador Benito Mussolini gobernó Italia a su antojo luego de asumir “plenos poderes” en 1922.
Conte dijo que Salvini mostró un "grave desprecio por el Parlamento" y puso a Italia en peligro de una "vertiginosa espiral de inestabilidad política y financiera" al haber desatado una crisis innecesaria en un gobierno que, a su juicio, funcionaba bien.
Salvini comenzó su intervención con su “volvería a hacer todo lo que he hecho”, que ocupó los titulares de todos los diarios locales.
"No tengo miedo a la opinión de los italianos", cerró el líder de la Liga.
Una posible alianza para sacar a Salvini
Tras la renuncia del primer ministro Giuseppe Conte, el M5S, un partido antisistema liderado por Luigi Di Maio, y el Partido Democrático (PD), principal fuerza opositora, guiado por Paolo Gentloni, barajan la posibilidad de aunar fuerzas y dejar a la Liga fuera del poder.
La idea sería evitar elecciones anticipadas en las que el partido de Di Maio y el PD probablemente no saldrían bien parados y evitar una crisis política que distraiga a los legisladores de cuestiones críticas en materia presupuestaria. Italia necesita elaborar un presupuesto para 2020 que mantenga su enorme deuda pública controlada y evitar una fuerte subida del IVA que se producirá de forma automática en enero si no se encuentran medidas alternativas.
Sin embargo, un pacto entre el M5S y los demócratas es complicado ya que ambos partidos han sido hasta ahora férreos rivales. Además, cualquier medida impopular que su eventual gobierno se viera abocado a tomar podría aumentar aún más la popularidad del líder de la Liga, Matteo Salvini.