La demanda por daños y perjuicios que interpuso Gilad Pereg -acusado de haber asesinado a su madre y a su tía en su casa de Guaymallén- por casi dos millones de pesos al arquitecto que supervisó la construcción de unas canchas en el mismo terreno en que fueron encontrados los cuerpos le dejaron secuelas psicológicas, según el propio ex militar israelí denunció. Sin embargo, meses después de iniciada la demanda desistió de continuar con la acción legal.
Los arcos de fútbol sin redes, las altas luminarias posadas sobre un pedregoso terreno y las canchas de padel sin habilitar son rezagos del último negocio frustrado de Pereg sobre calle Julio Roca al 6000 de Buena Nueva. El ingeniero en electrónica intentó montar un negocio similar al que había emprendido en San Martín. Pero la edificación de esas canchas fue defectuosa, lo que le impidió habilitarlas y lo llevó a interponer una demanda por daños y perjuicios contra el arquitecto al que se las había encomendado.
"La obra fue totalmente defectuosa. El arquitecto hizo la obra en pésimas condiciones desde un principio, por eso Pereg reclamó por la totalidad del monto", precisó a Los Andes una fuente ligada a la causa. En total, Pereg le reclamó al arquitecto una indemnización por 1.947.000 pesos.
El proyecto de las canchas de fútbol comenzó en 2010. Un año más tarde Pyrhia Sarusi, la madre del ahora imputado por su asesinato, llegó a Mendoza para conocer el destino del dinero que le enviaba periódicamente. Gilad le mostró el predio en construcción y auguró un próspero negocio.
Al parecer la mujer se convenció de ello y regresó a Israel. Ocho años después regresó al mismo lugar pero ya nunca saldría de allí: sus restos y los de sus hermana Lily Pereg fueron encontrados enterrados y empalados en el lote el 26 de enero pasado.
El traqueteo por las obras defectuosas y los reclamos al arquitecto le provocaron a Pereg "un malestar psicológico constante", según explicó en la demanda a la que tuvo acceso diario Clarín. "La relación con el arquitecto durante tantos meses me ha generado un malestar psicológico constante, produciendo desequilibrios emocionales que causaron en mi persona severos daños en mi salud", reza el escrito.
“Esta deplorable situación llevó a que tenga que medicarme en varias oportunidades para contrarrestar los dolores padecidos en mi cuerpo y en mi mente”, admitió Pereg en ese escrito.
Lo más "jugoso" de los fundamentos de la demanda es que el hombre obsesionado con los gatos aseguró que ese malestar influyó en sus vínculos familiares. "Tuve durante años secuelas no solo en mi persona sino también influyó en mis relaciones con mis seres queridos, principalmente mi familia", se lee en el expediente que publicó Clarín.
El representante legal de Pereg en ese momento fue el abogado Federico Riba Ferraro, quien hasta el momento no ha visto un peso de sus honorarios. Aunque Pereg no se ha negado a pagarlos fue notificado de lo que adeuda. Sin embargo, su dinero fue secuestrado durante los allanamientos en su propiedad por lo que afrontar esos gastos no debe ser una de sus prioridades.
El extraño sujeto, que permanece alojado en el penal San Felipe, tiene además deudas por 9 millones de pesos y dos pesadas imputaciones sobre sus hombros.