La participación de Islandia en Rusia 2018 cuenta con un innegable factor sorpresa. Lo reconoció incluso su seleccionador, Heimir Hallgrimsson, una vez que la clasificación estaba sellada: “Es una sensación muy extraña”, dijo tras convertir a Islandia en el país más pequeño de la historia en clasificarse para la prueba reina. “En fin, Pelé, Maradona... Y ahora Aron Einar Gunnarsson”.
Pese al tono jocoso de sus palabras, ni Islandia ni su capitán estarán fuera de lugar cuando se vean las caras con las selecciones más potentes del planeta. Al fin y al cabo, y aunque la atención gire en torno a sus cifras de población, Islandia también fue el país más pequeño en clasificarse para la Eurocopa de la UEFA, y su brillante actuación quedará para siempre en el recuerdo de los aficionados.
Si bien el resultado del sorteo final no sirvió precisamente para alimentar las esperanzas mundialistas de Islandia -encuadrada en un grupo difícil con Argentina, Croacia y Nigeria- sí hay muchos motivos para el optimismo. Y si Lionel Messi, Luka Modri y demás necesitan que alguien les refresque la memoria, la página de FIFA enumera a continuación cinco razones por las que los debutantes nórdicos son una selección a tener muy en cuenta.
Auténticos "matagigantes"
“Cuanto más grandes sean, mayor será su caída”. Éste parece ser el lema de un combinado que, a lo largo de los dos últimos años, ha derrotado a rivales de la talla de Croacia, Holanda, Turquía, Ucrania, Grecia e incluso Inglaterra.
Esta última fue, probablemente, su victoria más célebre. “Leí que los periódicos extranjeros hablaban de la mala suerte que habíamos tenido al caer en este grupo, pero eso es exactamente lo que buscamos”, señaló el volante Olafur Skulason.
“Queremos vivir grandes partidos. Queremos jugar contra Argentina. ¡Qué mejor rival para el primer choque de Islandia en un Mundial!”
Capacidad para mejorar su heroico resultado en la Euro
Islandia dejó boquiabierto a medio mundo al superar la fase de grupos de la Eurocopa de 2016 y, más aún, al eliminar a Inglaterra en octavos de final. Sin embargo, y a pesar de cosechar unos resultados sobresalientes -como el triunfo sobre Austria y un empate frente a Portugal, a la postre campeona continental-, sus futbolistas insistieron en que habían rendido por debajo de sus posibilidades.
“Creo firmemente que somos mejores de lo que demostramos en la mayoría de aquellos partidos”, declaró el veterano defensor Kari Arnason. “Hubo nervios en la Eurocopa, pero normalmente somos mejores manteniendo la posesión y creando ocasiones de gol”.
Islandia sacó a relucir estas virtudes en el clasificatorio mundialista, donde acabó primera de un grupo en el que también competían Croacia, Turquía y Ucrania. Así las cosas, las perspectivas son buenas de cara a Rusia 2018.
“Es buena señal poder decir que lo hicimos tan bien (en la Eurocopa) y, al mismo tiempo, tener todavía un amplio margen de mejora”, añade el propio Kari Arnason.
Un espíritu de equipo insuperable
A pesar de la brillantez de su creador de juego, la fortaleza de Islandia no reside en sus estrellas sino en la cohesión, tal y como advirtió el propio Sigurdsson cuando le preguntaron por el secreto de su éxito. “Tiene mucho que ver con nuestro espíritu de equipo”, subrayó. “Nuestra manera de ser como grupo es única”.
La modesta población del país, y el consiguiente reducido abanico de futbolistas elegibles, hace que apenas se produzcan cambios en el cuadro de Hallgrimsson, compuesto en su mayoría por buenos amigos que se conocen desde juveniles.
Una estrella con el 10 en la espalda
Puede que Lionel Messi sea el protagonista principal del Grupo D, pero Islandia cuenta en sus filas con Gylfi Sigurdsson, un diez con influencia en el juego y muy efectivo. El volante es, sin ninguna duda, la figura más destacada del conjunto debutante. Su visión de juego, su disparo y su pericia a balón parado son algunas de sus mejores cualidades.
Su antiguo entrenador, Lars Lagerbaeck, advirtió además que Sigurdsson encarna asimismo el marcado carácter colectivo que posee la selección islandesa. “Yo diría que, junto con Henrik Larsson, Gylfi es el mejor jugador de equipo con el que he trabajado”, dijo Lagerbaeck sobre el futbolista por el que el Everton desembolsó casi 50 millones de euros. “Siempre juega para el equipo, y debe de ser uno de los mejores todoterreno que hay”.
Un vínculo muy especial con su hinchada
Como quinta razón, en la mayoría de los países sería impensable que el seleccionador nacional se reuniera en un bar con los hinchas en la antesala de un partido.
Pero en Islandia es distinto. Hallgrimsson conserva una costumbre extraordinaria: informa a los seguidores de los planteamientos tácticos y comparte con ellos videos motivacionales.
Y así lo ha hecho en las dos últimas fases de clasificación. “Existe una cercanía que nos hace un tanto especiales”, explicó. "Hemos cimentado una relación única con nuestros seguidores, y mis visitas al bar se han convertido ya en una bonita tradición islandesa".
“No había ningún tipo de apoyo ni entusiasmo por el equipo cuando Lars y yo accedimos al cargo”, recuerda. “Por eso, desde muy pronto, empecé a ir a la peña de aficionados (el club Tolfan, tan visible y audible durante la EURO 2016). Les dije que, antes de cada partido en casa, me pasaría por el bar que tienen en la peña y les informaría de lo que íbamos a hacer. Les comuniqué que ellos serían los primeros en conocer la alineación, en enterarse de cómo pensábamos jugar, y que les enseñaría el video que había montado para motivar a mis hombres exactamente al mismo tiempo que lo veían los jugadores”.
“Siempre he pensado que alguien que viene a todos los partidos y canta, grita y apoya al equipo merece una recompensa especial. Era nuestra forma de demostrar respeto y agradecimiento a los aficionados más acérrimos de la selección. De esta forma, irían a los partidos sintiéndose parte absolutamente de todo y sabiendo más que los demás espectadores. Cuando empecé a ir al bar, no había mucha gente, pero ahora acuden cientos de seguidores. En mi opinión, esta costumbre contribuyó decisivamente a cambiar la cultura en los estadios. Ahora el respaldo y el ambiente que disfrutamos durante los partidos son fantásticos”.
Otra de las tradiciones que se hizo famosa durante la pasada Eurocopa de Francia -torneo al que acudió a animar casi un 10% de la población total del país- es el denominado 'aplauso del trueno'. Estos gritos de ánimo, inspirados en la película 300 y más propios de las batallas antiguas, intimidan al más pintado. "Mejor no os crucéis con Islandia, ¡su coreografía vikinga da miedo!", llegó a escribir un periodista portugués durante la Eurocopa.