“Había un gran contraste entre su decisión de quedarse y combatir, para dar una lección moral a los traidores que rompían la ley, y la serenidad con que conducía y se preocupaba de todos los detalles de la defensa. Mi hermana y yo tuvimos varios diálogos muy difíciles con él.
Primero nos pidió, luego nos rogó y después, con desesperación, nos ordenó salir ante nuestra resistencia. Finalmente, con mucho dolor, accedimos. Él estaba convencido de que respetarían su solicitud de un vehículo militar para alejarnos de La Moneda. Al salir vimos que no sólo no había ningún vehículo, sino que el silencio y la soledad eran totales. Todas las tropas que atacaban el Palacio se habían retirado”.
Fue el 11 de setiembre de 1973 y así lo recuerda ahora, ante la consulta de Los Andes, Isabel Allende, la menor de las hijas del presidente Salvador Allende. Las crónicas hablan de que fue una de las últimas personas en lograr salir de La Moneda. Minutos después los militares comenzaron a bombardear el palacio presidencial.
Más tarde, después de deambular por las calles desiertas de Santiago, la actual senadora llegó a la casa de una amiga, donde se refugió. Allí se enteró del bombardeo que la Fuerza Aérea había hecho sobre la casa presidencial ubicada en la avenida Tomás Moro al 200, en la comuna de Las Condes, donde estaba Hortensia Bussi, su madre, que había logrado huir y refugiarse en la casa de un amigo.
“Ahí nos enteramos de la muerte de Chicho (como le decían a su padre). Pasamos una noche de gran tristeza, todas con el alma encogida. No hay palabras para describir ese dolor”, dice hoy, a 42 años del golpe de Estado que terminó con la democracia e instauró el tristemente recordado gobierno de Augusto Pinochet, que duró interminables 17 años.
Ausentes del entierro de Salvador Allende, mientras era atacada la embajada de Cuba, donde fue herido el embajador, Isabel, junto a sus hermanas y su madre, lograron asilo político en la embajada de México, país hacia el que partieron en la noche del sábado 15 de setiembre, en medio de un gran despliegue militar.
“Nunca pensé que el exilio iba a durar casi 17 años y que en mi caso -recuerda hoy- el 1º de setiembre de 1988 (año que Chile realizó un plebiscito) entraría a Chile en un vuelo desde Buenos Aires, con amenaza de deportación primero, de una multa a Aerolíneas Argentinas después y luego, en pleno vuelo, la sorpresa de un decreto que establecía el fin del exilio”.
Más adelante aseguró que “sólo en democracia, durante el gobierno del presidente Patricio Aylwin, pudimos trasladar los restos de mi padre desde el cementerio de Santa Inés, en Viña del Mar, y sepultarlo en Santiago, según la tradición chilena, es decir acompañado por ese pueblo que nunca lo ha olvidado”.
Y sobre el final, la senadora reflexionó: “Debemos rescatar nuestra historia y proyectarnos con fuerza hacia el futuro. Nadie puede negarle a Allende la calidad de un demócrata consecuente, defensor acérrimo de los más desposeídos y coherente hasta el sacrificio personal.
Sus últimas palabras, con su voz tranquila agradeciéndoles a los más humildes su apoyo y señalando la confianza en Chile y su destino, representan su estatura moral, la de un presidente que prefiere morir por sí mismo a rendirse o entregarse. El mejor homenaje que podemos rendirle es cuidar esa democracia que esperaba se restauraría en Chile".
Tragedia en La Moneda
El martes 11 de setiembre de 1973, Santiago de Chile amaneció nublado, pero a media mañana los nubarrones fueron ocultos por las columnas de humo que desde La Moneda se elevaban al cielo. El bombardeo fue seguido de incendio y muerte.
En ese ambiente el presidente Salvador Allende dio su postrer discurso diciendo: “Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano...”, palabras que sólo fueron reproducidas por radio Magallanes, la única en el aire (otras, como Portales y Corporación, habían sido bombardeadas). Minutos después, con un fusil AK-47 (Avtomat Kaláshnikova, modelo 1947) de fabricación rusa que le fuera obsequiado por Fidel Castro durante su visita a Chile, se disparó debajo de la barbilla.
Allende había marcado, tres años antes, un hecho histórico a nivel latinoamericano al ser el primer socialista (partido que había fundado en 1933) en llegar al poder. Lo hizo como candidato de la Unidad Popular, una coalición integrada por comunistas y socialistas, que además agrupaba a radicales, cristianos de avanzada y otros grupos menores.
Este hombre, al que sus familiares y amigos llamaban “Chicho”, había nacido el 28 de junio de 1908. Fue ministro de Salubridad durante el gobierno de Pedro Aguirre Cerda y elegido diputado en 1937.
Fue senador por Aconcagua y Valparaíso durante 25 años, ejerciendo entre 1966 y 196969 la Presidencia de la Cámara alta. Se postuló cuatro veces a la presidencia, siendo derrotado en los años 1952, 1958 y 1964 y finalmente elegido en 1970.
Sus restos tuvieron tres funerales. El primero cuando fue enterrado en un cementerio de Viña del Mar, de noche, sin testigos y en una tumba sin nombre, por orden del régimen que lo derrocó.
En 1990, restablecida ya la democracia, sus restos fueron trasladados a Santiago e inhumados, tras un acto multitudinario, en el mausoleo familiar del Cementerio General de la capital. Y el tercer funeral siguió a la exhumación de sus restos, en el marco de la investigación judicial que confirmó su muerte por suicidio, nuevamente en el cementerio de Santiago.
El abrazo de dos mujeres
Isabel Allende es senadora nacional de la III Región de Atacama -integrada por las comunas de Chañaral, Copiapó, Diego de Almagro, Alto del Carmen, Caldera, Huasco, Freirina, Tierra Amarilla y Vallenar- y es la tercera hija del ex presidente Salvador Allende y de su esposa, Hortensia Bussi. Es también prima de la destacada escritora Isabel Allende.
Tras su regreso del exilio y el retorno de Chile a la democracia, la mujer, de profesión psicóloga, fue elegida diputada por primera vez en 1993, para llegar después a ocupar una banca en el Senado chileno. En 2014 se convirtió en la primera mujer presidenta del Alto Cuerpo legislativo, el mismo cargo que ocupara su padre entre 1966 y 1969.
También es importante señalar que Isabel Allende preside el Partido Socialista, fundado por su padre, y al estar al frente del Senado, durante el último cambio de mando en Chile fue ella la encargada de traspasarle la banda presidencial a Michele Bachelet, al asumir ésta por segunda vez el poder, en marzo del año pasado.
Ambas se conocen desde la juventud y ambas sufrieron el exilio, junto a sus madres viudas, tras el golpe de Augusto Pinochet.