Irresponsabilidad en las finanzas públicas

El disparatado crecimiento en el gasto público no es, como podría esperarse, producto de una mejora en las funciones esenciales del Estado sino del desmesurado crecimiento de los gastos corrientes.

Irresponsabilidad en las finanzas públicas

El envío a la Legislatura del proyecto de Presupuesto para 2015, elaborado por el Poder Ejecutivo y ampliamente analizado en nuestras páginas, nos obliga a realizar algunas consideraciones que reiteran opiniones aquí expresadas. Hace más de dos años titulábamos aquí “finanzas públicas, estado de alerta”. Lamentablemente la situación se ha agravado considerablemente.

Hemos dicho que la política económica provincial es el Presupuesto o más sencillamente el monto y destino del gasto público, el origen de los ingresos y el resultado fiscal.

El análisis de esta cuestión muestra con claridad que las finanzas públicas no andan bien o mejor dicho andan bastante mal. Diversos trabajos del Consejo Empresario Mendocino y del Ieral Mendoza, que siguen el tema, dan sobrados fundamentos para las afirmaciones anteriores.

En los primeros meses del actual gobierno provincial, analizando los datos de una serie desde 2003 a 2011 elaborada por el CEM, señalábamos que el incremento del gasto público en ese lapso excedía cualquier umbral de prudencia.

En los ocho años considerados, el gasto público provincial en moneda corriente aumentó 620%, se ha multiplicado por algo más de siete veces. Aún los cálculos de inflación no manipulados por el Indec se encuentran muy por debajo de ese porcentaje. Si esta situación ya era de alerta, lo ocurrido desde 2012 hasta aquí enciende luces rojas de alarma.

El último Presupuesto de gasto del gobierno de Celso Jaque fue del orden de 12.300 millones de pesos; el presentado para el año que viene es de 49.800 millones, 300% de aumento en cuatro años. Suponiendo que esa cifra se cumpla, cosa difícil, como veremos enseguida.

Pero cuando empalmamos los incrementos del gasto desde 2003, los datos nos dejan perplejos. El aumento de gasto en la provincia ha sido del orden de 2.700%; más simple, se ha multiplicado 28 veces. No es necesario decir que ningún dato de inflación tiene relación con ese porcentaje. El gasto en personal aumentó bastante más. Hay que multiplicar por 35 el último año del gobierno anterior.

La confirmación plena del disparatado crecimiento del gasto público queda a la vista cuando se lo relaciona con el Producto Bruto Geográfico, pues de ahí salen los recursos de los mendocinos. En el período 2003/11 el gasto había crecido en términos reales alrededor de 50%, pasando de representar 12% del PBG provincial a 18%; decíamos entonces: “Seguramente la mayor proporción en la historia de la provincia”.

La realidad supera, para mal, las proyecciones; desde entonces ha vuelto a aumentar algo más de 50%; este año 2014 el gasto rondará 25% del PBG. Es imposible saber a cuánto puede llegar el año próximo con recesión y con alta inflación.

Alguien se preguntará si lo ocurrido ha sido porque los gobiernos han mejorado sensiblemente las funciones esenciales del Estado, como la seguridad, la educación, la salud, el equipamiento de hospitales, escuelas y la policía. Sería muy difícil dar una respuesta positiva y poder demostrarla. También podría pensarse que en el período analizado crecieron considerablemente los gastos de capital.

Tenemos mejores caminos, hemos construido diques, redes de agua potable, viviendas. Nuevamente, más allá de impresión que cada uno tenga, los números desalientan nuestra esperanza. Los gastos corrientes representan 90% y los de capital, 10%.

Respecto del Presupuesto enviado a la Legislatura, dice bien un análisis del Ieral que con la incertidumbre existente es cada vez más difícil armar un Presupuesto creíble, tanto en el sector privado como en el público. Algunas de las conclusiones del trabajo son importantes para tener en cuenta y seguir el tema. Señala que luego de seis años con déficit fiscal, para 2015 se propone una meta en equilibrio de las finanzas públicas, “justo en un período recesivo y una economía con alta presión impositiva. Sería una meta difícil de cumplir”.

También señala que estaría sobreestimando la fuente de fondo origen nacional y se estaría subestimando el principal gasto, el de personal, que se incrementaría 20%, en un escenario con inflación mayor a ese porcentaje y, agregaríamos, en un año electoral. Resumiendo, si al inicio de este período de gobierno decíamos de señales de alerta, no exageramos hoy al calificar de irresponsable el manejo de las finanzas públicas.

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