Las sospechas sobre arreglo de partidos en el tenis que aparecieron antes del inicio del Abierto de Australia dispararon el alerta sobre el match de dobles mixto que disputaron el pasado fin de semana los españoles David Marrero y Lara Arruabarrena contra el polaco Lukasz Kubot y la checa Andrea Hlavackova. Según informó ayer The New York Times, las casas Betfair y Pinnacle Sports confirmaron que dicho juego tuvo apuestas inusuales para un tipo de partido así.
En promedio, un partido de esas características genera unos 1.900 euros de apuestas. El encuentro bajo la lupa movió desde antes de comenzar cantidades que superaban los 25.000 euros, por lo que las empresas decidieron cancelar la posibilidad de sumar apostadores a ese partido. La Unidad de Integridad del Tenis (TIU), que es la que se encarga de investigar sí hay elementos sospechosos que den alguna pista de un hipotético arreglo de un partido, ya se contacto con los protagonistas del encuentro para abrir una investigación.
“Estamos sorprendidos, nunca tuvimos tanto público después de un partido de dobles”, declaró Kubot al finalizar el match. “Ganamos dando el ciento por ciento y también nuestros rivales. ¿Si vimos algo sospechoso? No, yo estaba enfocado en mi juego. No sé si un rival estaba lesionado o no, estábamos centrados en nosotros”, señaló el doblista polaco.
Los oficiales del tenis han enfatizado que patrones aislados de apuestas inusuales no son suficiente evidencia de partidos arreglados. Es posible, dijeron, que alguien cercano a los jugadores puedan pasar información como aquella respecto a lesionesa apostadores profesionales, quienes harán apuestas con base en ello.
Por su parte, la portavoz para la Federación Internacional, órgano gobernante para los cuatro Grand Slam, dijo que la organización no fue notificada de ninguna actividad sospechosa. Esa publicación del Times llegó una semana después de que la BBC y BuzzFeed aseguraran que 16 tenistas integrantes del Top 50 en la última década, algunos de ellos campeones de Grand Slam, están bajo sospecha de haber arreglado partidos, aunque descartaron dar nombres por temas legales.