Una empresaria denunció que su ex marido, en complicidad con su psiquiatra, la quiso volver loca para quedarse con su patrimonio. Pero ahora, para la Fiscalía de Violencia de Género, se trataría de un intento de asesinato: el cóctel de medicamentos suministrado habría puesto en riesgo la vida de la denunciante.
La causa judicial se inició en 2015, cuando la empresaria porteña Corina Kobylanski (41) denunció al que en ese momento era su marido, el ingeniero y constructor Fernando Kainer, y al psiquiatra mendocino Juan Florencio Reboredo, que la atendía.
Corina y Kainer llegaron a Mendoza en 2012 para iniciar un importante proyecto gastronómico-turístico en Lavalle. Lo llamaron Las Marujitas.
Fue en ese apacible lugar donde Corina tuvo su segundo hijo con Kainer. Pero la relación empezó a declinar y la crisis se tiñó de violencia de género.
En 2012 ella fue internada en el hospital Italiano por un problema óseo y allí empezó a tratarla Reboredo.
Un “chaleco químico”
El médico se hizo amigo de la familia, incluso iba a los cumpleaños de la mujer, al tiempo que le habría suministrado una batería de remedios para trastornos mentales graves, de efectos hipnóticos, antidepresivos, antipsicóticos y antiepilépticos.
En el expediente consta que el cóctel actuó como "un chaleco químico" que perturbó por largo tiempo su psiquismo y disminuyó sus facultades mentales al punto de tornarla vulnerable a cualquier situación de la vida cotidiana.
El caso, a Homicidios
Hace pocos días, el fiscal de Violencia de Género Daniel Carniello remitió el expediente a la Fiscalía de Homicidios al considerar que se trató de un intento de asesinato, que habría sido orquestado por el ex marido de la denunciante y también por el psiquiatra. El médico la trató y le habría suministrado un cóctel de medicamentos que habrían puesto en peligro la vida de la paciente.
Carniello comenzó a investigar el caso, llamó a testigos y a peritos y llegó a la conclusión de que se trataría de un femicidio en grado de tentativa, que tendría como autores a Kainer y al psiquiatra Reboredo. Por eso remitió el expediente al fiscal de Homicidios Horacio Cadile.
La empresaria declaró que el médico le había dado una batería de medicamentos. El cóctel fue ratificado por un informe de la obra social OSDE, a pedido del fiscal.
Gotitas “sin que se diera cuenta”
Una testigo fundamental -la empleada del matrimonio- aportó un dato importante: declaró que Kainer le había pedido que le suministrara unas gotas a la mujer, sin que ésta se diera cuenta.
Quien también aportó información fundamental para la investigación fue el psiquiatra Rubén Contreras, quien trató a la mujer luego de Reboredo. El médico indicó que Corina no tenía ni tiene ninguna perturbación mental sino una personalidad normal, caracterizada por la necesidad afectiva.
En cuanto a la medicación que habría sido recetada por Reboredo, afirmó que las altas dosis de ansiolíticos disminuyeron las funciones psíquicas de la paciente, poniéndola en una situación de "altísima vulnerabilidad e influenciabilidad" que puso en riesgo su vida.
Para Contreras, la mujer no tenía síntomas de un trastorno afectivo o bipolaridad, ni ningún cuadro psiquiátrico severo que ameritara la medicación prescripta por el profesional ya que, luego de dejarlas y durante los tres años siguientes, la mujer no presentó ninguna sintomatología.