A 48 horas del hallazgo del cuerpo sin vida del ex fiscal Alberto Nisman, la investigación judicial del caso tuvo ayer mucho movimiento, pero hasta ahora -según los investigadores- ninguna pericia revirtió los datos de la autopsia que apuntan a que se trató de un presunto suicidio.
“Todas las pruebas que se llevaron a cabo no revirtieron los datos de la autopsia, que apuntan a que en el deceso no hubo intervención de terceras personas”, dijo la fiscal del caso Viviana Fein, en una de sus numerosas declaraciones periodísticas de la víspera, por lo que la causa sigue caratulada “muerte dudosa”.
La fiscal y la nueva jueza de la causa Fernanda Palmaghini, quien ayer se hizo cargo del juzgado que subrogaba Manuel de Campos, dispusieron más peritajes para determinar si había rastros de pólvora en la mano derecha de Nisman, después que un primer análisis arrojó negativo.
Pero la fiscal relativizó ese resultado: “Los expertos ya habían advertido que podía ser así porque el calibre del arma (una pistola 22) es tan pequeño que no permite que el barrido dé positivo”. Ese peritaje lo hizo la policía bonaerense que es la única que dispone de un Microscopio Electrónico de Barrido (MEC) que permite detectar los componentes de la pólvora (plomo, bario y antimonio).
Por lo tanto la fiscal ordenó también cotejos de ADN sobre el material presente en la pistola y en el lugar para determinar “si toda esa sangre pertenece al doctor Nisman” o a otra persona.
Además dispuso, con acuerdo de la jueza, otro peritaje consistente en que el arma sea accionada nuevamente, para someter a un idéntico barrido a quien la accione, de modo de determinar si el arma tiene alguna característica particular por la que la deflagración no deja restos en la mano de quien la acciona.
La fiscal, por otra parte, recibió a la ex esposa de Nisman, la jueza federal Sandra Arroyo Salgado, quien llegó ayer de un viaje al exterior y se acercó para interiorizarse de la investigación y presentarse como querellante en representación de las dos hijas de ambos. “Dejemos que actúe la justicia”, dijo a periodistas, después de descartar: “Creo que no ha sido un suicidio”.
En simultáneo, la jueza Palmaghini encabezó desde el mediodía un allanamiento de alrededor de cinco horas a las oficinas de la Unidad Fiscal Especial AMIA que encabezaba Nisman, en el séptimo piso de un edificio frente a la Plaza de Mayo.
Con la colaboración de la Prefectura y de la Policía Metropolitana, la jueza secuestró allí documentación y elementos que ella misma seleccionó, dijeron fuentes judiciales. Después se trasladó hasta el edificio del barrio Puerto Madero, donde hizo una inspección ocular al departamento del piso 13 en el que Nisman fue encontrado muerto pasada la medianoche del domingo.
Los investigadores también comenzaron a tomar declaración a algunos de los diez agentes de la Policía Federal custodios de Nisman y prevén hacerlo con la empleada doméstica del fallecido fiscal, sobre todo después de la aparición de una nota del mismo en la que le dejaba instrucciones para realizar compras el lunes.
También entre las medidas en marcha están la desgrabación de las comunicaciones telefónicas y mensajes de texto de Nisman durante los cinco días previos a su muerte. Es decir, desde el miércoles pasado, cuando presentó la denuncia en la que acusó a la Presidenta y al canciller, entre otros, de encubrir a Irán en el atentado a la AMIA
Ayer se presentó ante el juzgado el empleado de la unidad AMIA que fue quien a su pedido le suministró la pistola con la que el fiscal se habría suicidado.